CAPITULO 22

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La esperanza es para todo aquel que desee tomarla.


Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Inhalo, exhalo. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Inhalo, exhalo. Uno, dos ¡Crack! Tres, cuatro, cinco. Inhalo, exhalo. Un grito adormecedor. Uno, ¡Crack! Dos, tres, cuatro, un fuerte disparo que retumba mis oídos –Fue una escopeta–. pienso mientras mis piernas siguen corriendo a cualquier dirección, mi brújula está quebrada, ya no funciona. ¡Crack! El sonido de las olas chocando contra las rocas se escucha a lo lejos –No pares de contar–. Me recuerdo a mí misma. Uno, dos, tres, cuatro, otro disparo. Tapo mis oídos con las palmas de las manos y me hago bolita en el piso detrás de un árbol tirado. Miro con desesperación hacia todo mi alrededor.

Mi cuerpo está lleno de nieve y cubierto de sangre. Tengo una gran herida en mi pantorrilla que me provoca un dolor y ardor insoportable. Calmo mi respiración –vuelve a contar–. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Inhalo, exhalo.

Suelto un suspiro, mi pecho sube y baja un poco acelerado, pero lucho internamente con lograr calmarme para poder recuperar mi conciencia. Me incorporo, miro hacia la dirección que he dejado atrás y no veo a nadie cerca, las lágrimas caen al suelo, y aunque sé qué debo hacerme la fuerte, no lo soy. Para nada.

Mi pasado. (un flashback)

–Buenas noches señoritas –es el segundo día que nos tienen encerradas aquí, el hombre barbón nos mira y analiza, hoy viene un poco más sobrio de lo normal, recarga su gordo cuerpo sobre una pequeña mesa de madera que hay en la habitación para vernos más cómodamente–. ¿Cómo están hoy mis tres chicas?

Mi madre nos sostiene con fuerza mientras intenta evitar que lo veamos a la cara, lo que no sabe es que yo giro mi cabeza un poco hacia su dirección para lograr mirarlo, aunque solo logro mirar parte de él y no completamente y claro estar atenta a sus movimientos. Tenemos hambre y sed, Delilah pide gritos uno de sus jugos preferidos y mamá se lo niega de la manera más amablemente posible.

*Advertencia, escenas para +21*

–¿Quieren divertirse el día de hoy? –"Romano" tal y como escuche que su otro compañero lo llamo cuando nos trajeron a este hoyo se acerca a nosotros–, he traído un juego de mesa.

–¿Juegos? –pregunta Delilah con bastante emoción, intenta girarse, pero mamá se lo impide sosteniendo su cabeza y obligándola a no mirarlo.

–¡Oh! –exclama Romano–, creo que alguien aquí quiere jugar conmigo.

–¡No la toques! –le grita mi madre logrando que esta reciba una buena cachetada del hombre.

–¡A mi ninguna perra golfa me alza la voz! ¡Yo soy tu dios! ¡Yo soy tu dueño y hombre! y no quieres desafiarme, porque tú debes estar completa y sana –guarda silencio durante un largo momento–. Cuidas a dos niñas, y yo tengo todas las cartas a mi favor.

–No las toques –le pide mi madre nuevamente con un tono más sumiso–, por favor –el hombre la tomó del brazo y obliga a levantarse, dejándonos caer al piso a mi hermana pequeña y a mí, rápidamente me muevo hacía con ella y la agarro para acercarla a mí, ella mira asustada la escena.

–Vamos a jugar –ordena–, y si te niegas, será peor –mi madre lo mira con coraje, como si tuviera a la persona más mala de todo el mundo, les niega la salida a sus lágrimas–. ¿Estás de acuerdo? –asiente lentamente con la cabeza–, bien. ¡Leda! Ven aquí.

Dejo a Delilah sola y camino hasta su lado, él me agarra de la mano y se sienta en las escaleras conmigo al lado, saca de su bolsillo un memorama sobre frutas y vegetales, coloca todas las cartas en el piso.

"Entre la vida y la muerte" +21 || COMPLETA, CORRIGIENDO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora