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Damián Fox

No era indecisión, pero sabía que la posesión había predominado, y entonces me ataron de manos.

▪︎▪︎▪︎ 🐇 ▪︎▪︎▪︎

Caminar hasta casa nunca fue tan agotador y desgastante, aún así no me queje. Quería llegar lo antes posible.

La cabeza se me abarrotaba en mil pensamientos para nada buenos.

Era como ataques que yo provocaba y en ese momento no quería detenerlos.

Pensé así, de alguna manera me mantenía alerta, a la defensiva, entonces lo hice.

Simplemente lo hice.

No le dí más vueltas.

La casa de mi vecina estaba sola. No era tan tarde pero sabía que la mamá de Padme había salido a trabajar y no regresaría hasta después.

Con toda la calma entre a la casa.

La puerta cedió ante la llave que guardaba para ocasiones como estas.

El interior lucía vacío, cálido pero a la vez frío. Supongo que era una buena combinación, un lugar que te permitía descansar.

Camine con toda la tranquilidad por la sala. En uno de los muebles, a forma de decoración se encontraban unos cuantos retratos.

La señora Carmindy, el Señor Sebastian y Padme adornaban las fotografías.

Me permití observar con atención todo aquello que a mi me falto, pero sin duda que nunca anhele.

El tiempo transcurría y con el mis ansias. Subí las escaleras que me conducían a su habitación por fin. Apenas entre y su aroma me embriago, fue como un golpe inesperado, que dejaba desorbitado.

Me tome un momento para meditarlo.

¿Y si ella se había olvidado de todo lo que eramos?

Los momentos llegaron a mi como una lluvia de ideas.

Entonces recordé...

Las veces que cruce esa ventana por las noches solo para estar con ella.

Cuando me pidió que me quedara, que la abrazara a mi pecho mientras buscaba dormir.

De cómo mis dedos se enredaban en su cabello a forma de caricias deseosas.

También recordé cuando... cuando pronunciaba que era mía y que lo sería por siempre.

De las caricias indebidas y las debidas.

De sus jadeos cuando mi cuerpo se encontraba sobre el de ella.

¿Será que se olvidó de todo aquello por alguien que no era yo?

Volví a la realidad y me senté en su cama, acariciando la tela de sus sabanas limpias.

Sabía que algo andaba mal. Podía presentirlo.

Y como respuesta obtuve el sonido de sus llaves abriendo la puerta. Me puse en pie y la espere. Sus pasos calmados se escucharon por las escaleras hasta que finalmente abrió la puerta y entró recargando su espalda en la puerta al cerrarla.

La habitación estaba a oscuras pero podía ver claramente si rostro contraído ante la sorpresa.

Padme.

Mi Padme, quizá ya no me pertenecía del todo.

Algo en mi permanecía ante la esperanza de equivocarme como pocas veces lo hacía. 

—¿Finalmente paso? —fue lo que dije para romper el silencio.

La escuche suspirar.

De nada le servia mentir. Casi que podía leer sus pensamientos. La conocía tan bien que esa era su debilidad.

—¿Paso qué? —el temblor en su voz lo dijo todo.

—Finalmente caíste ante los encantos de mi mejor amigo.

La culpa se instalo en su rostro.

Oh Padme.

La esperanza fue sustituida por el impulso de correr y tratar de arreglarlo a mi manera.

—Te estás equivocando, Damián, por primera vez, no sabes de lo que hablas.

Camine hacia ella con la intensión de que viera lo que estaba sucediendo dentro de mi, ella también era buena leyéndome.

—A ti te gusta desatar guerras —dije —. Primero fue por tu insistencia en conocerme y entrar a este mundo al que no perteneces, y ahora estando en medio de dos buenos amigos. Lo cual me deja pensando, ¿qué tan buenos amigos somos —dió un paso más hacia ella  —. Pero eso no importa si mi novia accedió.

La escuche pasar un trago. Estaba nerviosa.

—¿Tu novia? —nego —. Tu y yo solo pertenecemos a la misma manada.

—Estabamos juntos, Padme y Poe lo sabía, pero, no lo culparé solo a él porque... —tire de mi cabello con enojo —¡Joder tu así lo quisiste!

—Está relación es muy confusa para mi. —contesto desesperada. 

—No te preocupes, ya no lo será más. 

No le dí tiempo a más.

Quería irme, quizá en un intento de huir.

No me importaba.

Por primera vez estaba experimentando lo que quizá en su mundo normal era la decepción, la traición y un corazón roto.

No iba a llorar como se pretende en estas ocasiones, mi manera de sobrellevar las cosas es muy distinta.

Aunque casi siempre se trataba de mancharme las manos para obtener lo que quería.

Satisfacción, venganza y algo más.

Algo desconocido.

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:) Hola.
Hace tiempo no escribía aquí.
¿Me extrañaron?
Yo si a ustedes.

¿Es gusto en cap?
Ya nos vamos a adentrar más a la historia en 7u7

Gracias por leerme.
Nos vemos tan pronto como pueda.

Dioses de la DISCORDIA | Damián & Eris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora