Naruto venía alegre de comer en Ichiraku ramen, para el chico no había mejor placer que comer un delicioso platillo de allí. Feliz se dirigió a su departamento, cuando llegó abrió su buzón creyendo que no encontraría nada, pero para su sorpresa había una caja de color naranja atada con una cinta blanca, dándole el aspecto de un regalo, cosa que lo extrañó más, aún no era su cumpleaños.
Miró a los lados creyendo que alguien se había equivocado, pero al no ver a nadie con algo dudas y curiosidad decidió entrar con el paquete.
Lo miró con sumo cuidado, pero no ponía nada, ni de quien era ni a quien iba dirigido, pero la curiosidad pudo más por lo que acabó abriendo. Al hacerlo lo primero que vio fue un pequeño muñeco de él hecho a mano. Lo miró con detenimiento y sonrió, parecí que al final sí que era para él.
No sabía quién lo había dejado allí, pero estaba muy bien hecho, tenía sus bigotes, una gran sonrisa, incluso tenía unos kunais que colgaban de su túnica ninja. Siguió inspeccionando el paquete hasta encontrar una carta que estaba dirigida para él.
Con mucha curiosidad la abrió y comenzó a leerla, a media que sus ojos devoraban cada una de las palabras extrañas sensaciones se arremolinaban en su pecho, junto a recuerdos olvidados de una pelea de hace mucho tiempo y una confesión que no había llegado a entender.
"Hinata" fue lo único que pudo articular al terminar de leerla.
En la habitación de la primogénita de los Hyuga, una chica de pelo azulado enterraba con vergüenza su rostro en su almohada, recordaba a la perfección las palabras que había intercambiado la noche anterior con Sasuke, el cómo prácticamente le había pedido que se quedara en la aldea.
"Me lo pensaré", sonrió al recordar esas palabras.
Después de su encuentro el Uchiha se había marchado de nuevo, no sin antes decirle que le enviaría a Garuda para decidir su próxima salida.
A su mente volvió la primera noche que lo había visto hace seis meses, el como aquel encuentro lo había cambiado todo. Por extraño que pareciera ambos se había abierto de una manera casi antinatural, habían compartido secretos que nunca creyeron que pudieran exteriorizar con tanta facilidad. Pero que se había sentido tan correcto, como si eso era lo que debía pasar.
Miró el reloj, ya casi eran las doce del mediodía y no había hecho nada, así que salió a dar un paseo. Mientras caminaba por las calles de Konoha escuchó la voz de alguien.
—Hinata—la llamó Naruto haciendo que ella volteara.
—Buenos días ¿Ocurre algo Naruto-kun? —dijo al ver que el chico estaba extraño, lo notaba nervioso, sus mejillas estaban sonrojadas y parecía muy avergonzado. —¿Estás bien? —preguntó preocupada al ver como el chico se ponía cada vez más rojo.
Naruto no podía articular palabra, era como si mirase a Hinata por primera vez. Notando que sus ojos no eran grises sino de un sutil lila perla que parecía brillar por sí mismo, en lo delicada y tercia que se veía su piel, casi dándole ganas de tocarla, en lo hermoso y brillante que era su cabello, en el suave y sutil rosa de sus labios que los volvían bastante apetecibles
—¿Naruto-kun? —pregunto Hinata al ver que se había quedado callado de golpe.
La mente del chico iba a cien, ¿Para qué había venido? ¿Qué iba a decirle? Ni siquiera él se aclaraba con sus sentimientos, no sabía que era lo que sentía por Hinata. Siempre la había visto como una amiga y compañera muy importante, pero jamás la había visualizado o imaginado como otra cosa, por lo que ahora todo era demasiado confuso, ni él mismo se entendía.
Hanabi que estaba algo más alejada de ellos miraba con desespero como Naruto se había quedado helado, con lo parlanchín que siempre era no entendía como justo en los momentos más importantes se quedaba en blanco. Le acababa de dar una oportunidad inigualable, pero parecía que el rubio no lo sabía apreciar.
—¿Hanabi, que estás mirando? —dijo Konohamaru sorprendiendo a la menor, que no sabía que responderle a su novio sin exponer a su hermana.
—Si es Naruto-nii-chan—dijo entusiasmado. —¡Naruto-nii-chan! —dijo más alto consiguiendo la atención de los otros dos logrando que Hanabi maldijera. Quería mucho a Konohamaru pero parecía que el chico siempre se encargaba de molestar en los momentos más importantes.
oOoOoOo
Sasuke no dejaba de darle vueltas a la última petición de la Hyuga. No entendía porque la opinión de la chica le resultaba tan importante, solo había pasado un poco más de medio año de conocerla y aún era un misterio la manera en que se había abierto con ella.
Pero por extraño que pareciera lo sentía correcto, cuando se encontraba a su lado una cálida sensación inundaba du pecho, como si su lugar siempre hubiera allí, a su lado.
Él lo había entendido después de su pelea con Naruto, tal vez en ese momento no lo había querido aceptar, pero ya no tenía derecho a regresar, no había lugar en Konoha para él, por lo que no entendía porque Hinata lo hacía sentir como si mereciera luchar por un final diferente. Cuando estaba con ella ansiaba más y más seguir a su lado, cada vez que la veía sus despedidas de alguna manera se volvían más duras y después de lo que ella le había dicho casi había tenido que tener una voluntad de hierro para marcharse.
—Que me estás haciendo Hyuga—dijo algo cabreado ya que sus ganas de volver a verla no hacían más que aumentar.
Sin demasiadas ganas invocó a Garuda, el halcón sí que Sasuke dijera nada extendió su pata, sabía que era lo que su amo iba a pedirle. Logrando que por un momento se sintiera todavía más tonto, si hasta un pájaro lo entendía mejor que él mismo.
—Ve a Konoha—fue todo lo que dijo para que el ave comenzara a volar.
Notas de la autora: Holis, he vuelto. La verdad es que no tengo mucho que decir solo espero que les guste y disfruten. Ya nos leemos.
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La carta
RomanceHinata hace un tiempo escribió una carta para Naruto que nunca le llegó a dar, pero acaba en manos del chico por Hanabi. Ella creía que le estaba haciendo un favor a su hermana, pero solo había complicado las cosas y ahora Hinata se verá en una enc...