𝖠𝗍𝗋𝖺𝗉𝖺𝖽𝖺 𝖾𝗇 𝖧𝗎𝖿𝖿𝗅𝖾𝗉𝗎𝖿𝖿 || Cedric Diggory

C͜͡a͜͡p͜͡í͜͡t͜͡u͜͡l͜͡o͜͡ T͜͡r͜͡e͜͡s͜͡: D͜͡i͜͡g͜͡g͜͡o͜͡r͜͡y͜͡

—¿Disculpa? —dijo notablemente molesto. Draco apretó sus labios en una línea delgada, estaba disfrutando del drama familiar.

—¿Qué tal si el hechizo te lo lanzo a ti? —miró desafiante al hombre frente a ella.

—Que no se te ocurra, jovencita. —la señaló con el dedo—

Jane- Colloshoo —susurró apuntando a su padre.

—Niña del demonio —dijo entre dientes.

—Ohh, esa varita es perfecta para usted, señorita Malfoy. Y ha estado llamándola desde unos meses antes de que naciera —aclaró—. Cuídala mucho, y no dejes que nadie te la quite —ella asintió y miró a su hermano.

—Vámonos antes de que el la maldición de parálisis se revierta —tomó a su hermano del brazo y salieron de la tienda.

—¡Vuelvan aquí, jovencitos! —dijo entre dientes tratando de seguirlos—. ¡Quítame éste conjuro! —ordenó molesto al tendero.

—Lo lamento, señor Malfoy, pero solo quien hizo el conjuro puede revertirlo —rió para sus adentros y fue al fondo de su tienda, dejando a Lucius solo.

Por otra parte, los mellizos.

Narra Jane Malfoy

—Bien. Dime, albino, ¿dónde puedo comprar mi lechuza? —pregunté mientras me agarraba del brazo de mi hermano.

—Por aquí —me guió hasta una tienda llamada "Emporio de la Lechuza"—. Emporio de la Lechuza. Entra y elige la que quieras —me abrió la puerta. Yo pasé y detrás entró Draco.

—¡¿Malfoys?! —dijo asustado—. ¡No tengo nada que ofrecerle a su padre!

—¿Por qué mi padre en su sano juicio querría una lechuza? —pregunté extrañada.

—¿Buscan una lechuza? —ambos asentimos—. Bien... ¿Quién de los dos se la llevará?

—Ella —me señaló—. Jane, dile cual es la que te gustó.

Me acerqué de forma cautelosa a una lechuza negra de ojos amarillos que estaba posada en un tronco.

Parecía ser un animal calmado, quizás por eso la tenían fuera de la jaula.

—Quiero a esta linda criatura —dije estirando mi brazo para que la lechuza se parara en éste.

—Oh... es bastante costosa —dijo el hombre—. Le pertenecía a...

Justo cuando iba a decir el nombre del anterior dueño de la que sería mi lechuza, mi padre entró a la tienda, abriendo la puerta de golpe.

—No importa si es costosa o si le pertenecía a alguien más, ahora es propiedad de Jane Narcissa Malfoy —dijo mi padre dándole el dinero suficiente al tendero para comprar mi lechuza.

—Es macho —dije cuando se sentó sobre mi hombro—. Dicen que las hembras se suelen sentar en tu hombro izquierdo, así que es un macho. Mmm... —miré a mi lechuza—. Narciso. Ese es tu nombre desde ahora.

¿Por qué Narciso? Muy sencillo: son mis flores favoritas y, además, amo a mi madre y debía rendirle tributo de alguna forma u otra.

Narra Draco Malfoy