Capítulo 22 "Bienvenido a Calistoga"

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¡Hola a todos!
Vengo a dar mis más sinceras disculpas por no haber actualizado durante un tiempo, tuve problemas para encontrar inspiración, pero quiero agradecerte por haber esperado atentamente y no haber abandonado esta lectura.

Los quiere N.A


La brisa que entraba por la ventana del auto estaba haciendo contacto con mi rostro, mantenía mi mentón apoyado en mi mano mirando el mar que se extendía debajo del puente Golden Gate, una vista muy hermosa para cualquiera que la vea.

El cielo tenía un tono gris que te hacía sentir en una película melancólica donde todo termina con un final triste y lecciones aprendidas; a mi lado estaba Liam conduciendo atentamente manteniendo una sonrisa de medio lado.

Su cabello castaño oscuro se movía lentamente por el roce de viento que entraba por las ventanas, su piel pálida se veía similar al de un muñeco de porcelana dándole un semblante muy atractivo que de tan solo verla daba la ansiedad de querer pasar tus manos por la misma y acariciarlo.

Me quede contemplándolo sin miedo a que me lanzara alguna de sus preguntas como: "¿te gusta lo que ves Olivia?" O "sé que me estas mirando".

Ya estaba teniendo claro que me gustaba Liam, que si estaba sintiendo cosas por él, solo tenía que tomar tiempo para desarrollar aun más este sentimiento, necesitaba ver si todo seguiría teniendo un buen rumbo; no podía creer lo bueno y cuidadoso que era Liam, como se desenvolvía conmigo y dejaba de ser reservado, como había previsto el castaño hablo al sentir como no dejaba de verlo.

-¿Emocionada? – pregunto con su sonrisa todavía en su rostro mientras me miraba rápidamente, yo trague y respondí.

-Emocionada es poco – respondí dejando una risa.

-Extrañas mucho a tu familia –

-¿se nota? – pregunte con inocencia.

Liam no respondió, solo dejo una risa ronca como respuesta.

Después de eso los dos nos mantuvimos callados mirando la carretera, un recorrido de una hora y calculando llegaríamos a las dos y media de la tarde; mí estomago tenía esa sensación de mariposas en el estomago y no sabía si era por Liam –el cual usualmente me hacía sentir así– o por lo emocionada que estaba.

Quien sabe...

Puede que sea las dos cosas.

Al cabo de unos veinte minutos de carretera escuchando música desde el reproductor del auto tome la iniciativa de conversar.

-Oye Liam – lo llame con un poco de nervios por el tema que iba a tocar.

-¿si? – respondió el frunciendo un poco el ceño.

Ese chico de San FranciscoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora