Pastel de Navidad 🎂

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Iba de prisa caminando por la acera, el tiempo se me había ido volando en compañía de mi padre por lo que salí tarde de su casa, después en la pastelería me hicieron esperar más de 35 minutos por la enorme cantidad de pedidos que tenían, saqué mi celular para ver la hora, 8:27 pm ¡Imperdonable! Antes de guardarlo, abrí una vez más Google maps para asegurarme de que iba por el camino correcto, no quería retrasarme más por una pequeñez como esa, al parecer solo tenía que dar vuelta en la esquina y estaría a unas cuantas casas de mi destino, justo cuando llegué a la esquina sentí un fuerte golpe, mi celular se me escapó de entre las manos al igual que el pastel de navidad que sostenía con la izquierda, una señorita soltó un pequeño quejido, ella había caído. Levanté mi celular y le ofrecí una mano para ayudarle a levantar —Lo siento mucho, no me fijé mientras caminaba— dije, ella no tomó mi mano, al principio pensé que estaba molesta pero antes de que pudiera decir algo más, ella comenzó a llorar, asumí que se había lastimado —¿Te duele algo? ¿Cómo puedo ayudarte?— pregunté preocupado pero ella simplemente seguía en el suelo sollozando, la tomé de los hombros para lograr conectar nuestras miradas, tuve miedo de que pensara que era un aprovechado, pero sorprendentemente se acomodó sobre mi pecho quedando en un tipo de abrazo.

Solo pasaron escasos segundos antes de que ella se diera cuenta de la situación y se alejara —Disculpa— se apartó muy apenada.
—Descuida, ¿Te encuentras bien?— fue ahí cuando levantó su mirada y pude ver sus ojos, sus hermosos ojos verdes como el jade, quedé hipnotizado con su mirada, pero de inmediato apartó la vista.
—Tu pastel— dijo con tristeza tapando su boca, este se había salido de la caja dejando ver las fresas y la crema batida con claridad, estaba arruinado, me molesté por mi torpeza, debí prestar atención al camino, ahora gracias a mi descuido había una señorita lastimada, un pastel de navidad deshecho y una familia sin postre —Compraré otro— dije para tranquilizarla, definitivamente no haría fila otra media hora más por un simple pastel.
—Si me permites, puedo enseñarte dónde comprar otro, conozco una pastelería cerca de aquí donde los hacen muy ricos.
—No quisiera molestarte— más que molestarla era no molestarme a mí perdiendo más tiempo.
—No es ninguna molestia, es lo menos que puedo hacer por haber arruinado tu postre.
—De acuerdo— solo acepté por cortesía y siendo un poco más honesto conmigo mismo quería saber su nombre y conseguir su número de teléfono, era una chica sumamente hermosa ¿qué tonto desperdiciaría una oportunidad así?

Caminamos a un buen ritmo, al parecer no se había lastimado al caer como creí, ella era muy callada pero no importaba, me conformaba con verla de reojo, recorrimos al rededor de 3 cuadras hasta encontrar un local, de hecho ni siquiera parecía un local más que por un pequeño letrero con la imagen de un pastel, al entrar sonó una campanilla anunciando nuestra llegada, tenían un aparador con pocos pasteles, algunos sencillos y otros de navidad, en escasos segundos salió una joven de cabello castaño —Buenas noches— hizo reverencia.
—Hola Rika— saludó la ojiverde.
—¿En qué puedo servirles?
—Quiero un pastel de Navidad— me apresuré a decir.
—Claro, ¿Para cuánta gente?
—Mmmm...— comencé a contarlas en mi cabeza —Aproximadamente 8 personas.
—Claro, en seguida se lo traeré— antes de marcharse la joven, nos extendió a los dos un capacillo rojo con una muestra gratis de sus pasteles, una vez que los tomamos, se retiró al interior para ir por el encargo.

Acerqué mi mano para probar aquella degustación, era apetecible desde la vista pero al probarlo fue mejor, la crema batida no era tan dulce para empalagar pero sí lo suficiente para querer seguir comiendo más, las fresas se sentían frescas y eran tan rojas que hacían una combinación perfecta.
—Son realmente buenos los pasteles de Rika, ¿No crees?
—Sí— contesté aún con el bocado, qué vergüenza.
—Todos los pasteles que ves aquí— señaló el aparador —Es muy posible que hoy mismo los venda.
—¿Todos?
—Sí, su familia acostumbra a no tenerlos refrigerados mucho tiempo, estos deben hacer sido por encargos, el que tú le pediste lo está decorando.
—Vaya, ¿Cómo sabes tanto?
—Desde que era pequeña, venía aquí con mi madre, me encantan estos pasteles— sonrió, me quedé embelesado en esa hermosa sonrisa, ella no se percató desde el principio pero al cabo de unos segundos volteó su mirada hacia mí, al notar que la observaba, sus orejas comenzaron a tornarse completamente rojas seguido por sus mejillas, regresó su mirada al pedazo de pastel y continuó comiendo, yo aparté mi vista para no incomodarla de nuevo.

Strawberry ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora