Temática: Guardianes Mágicos 🪄

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Había planeado todo para poder confesarle mis sentimientos el día de hoy, pero hace pocos días decidí que no lo haré. No es como si ya me hubiera arrepentido o como si el plan se hubiera estropeado, más bien decidí reprogramarlo para hacerlo aún más especial. Hoy era un buen día porque ambos iremos a un pequeño evento en el cuál había una temática muy peculiar: Guardianes Mágicos.

Últimamente las calles de todo Japón se han visto inundadas por mercancía y anuncios sobre aquella temática y platicando más a fondo con Sakura es un tema que realmente le encanta aunque le da un poco de pena admitir, así que después de una larga charla logré convencerla de ir a ver los cerezos cerca del monte Fuji dónde harían un masivo picnic con la temática antes mencionada.

No es un requisito ni tampoco es indispensable venir con cosplay pero venir disfrazado le da un toque especial y te adentra una más en el papel, Sakura y yo decidimos vestirnos como los protagonistas de una serie llamada "Card Captors" específicamente en su última película llamada "La Carta Sellada" la cual estaba siendo muy popular estos días debido a que estrenaron una nueva temporada hace poco más de 1 año.

Al principio, me dió mucha pena ir caminando por las calles de Yokohama vestido con el traje verde, la gente me miraba extraña porque a simple vista era algo muy llamativo pero todo fue pareciendo más normal en el tren ya que aunque no eran muchos, sí habían algunas personas disfrazadas también, supongo que se dirigen al mismo evento. Una vez que llegué a la estación de Tomoeda, una hermosa joven de ojos verdes y un vestuario similar al mío pero en tonos rosados, estaba esperándome.
—¡Hola!— me sonrió apenada, obviamente se trataba de Sakura, con anterioridad habíamos acordado encontrarnos en la estación a las 11:11 bajo el reloj para ir a Tokyo.
—¡Hola!— le respondí el saludo y de inmediato le ayudé a cargar la bolsa del almuerzo para que ella solamente se preocupara por cargar su báculo que tenía forma de estrella, estaba muy lindo y realmente muy bien hecho.

Cuando llegó el tren y lo abordamos buscamos un lugar dónde sentarnos juntos, noté que estaba cabizbaja por lo que no dudé en preguntarle si se encontraba bien.
—Las personas me miraban raro en la calle— dijo.
—Tal vez era envidia, porque realmente te ves muy bonita— traté de reconfortarla —Además no estabas en el lugar correcto, una vez que hayamos llegado verás que te sentirás normal.
—Gracias, eso me anima un poco— respondió con una leve sonrisa, aunque sus mejillas estaban aún un poco sonrojadas.

El trayecto hasta la estación de Tokyo fue tranquilo. Hablamos un poco de la serie, de los personajes, las cartas, las situaciones en las que vivían los personajes y de la magia que casi siempre podía resolver cualquier obstáculo, este era un tema que hacía que la cara de Sakura se iluminara y, aunque intentaba ocultarlo, se notaba su entusiasmo. Mientras tanto, yo no dejaba de pensar que definitivamente este podía ser el momento adecuado para confesarle mis sentimientos.

Al llegar a la estación, la marea de personas disfrazadas nos hizo sentir inmediatamente en casa. El ambiente era festivo y las calles estaban decoradas con banderines y carteles de chicas mágicas de muchas series. Sakura parecía más relajada y emocionada, y pronto nos unimos al flujo de personas que se dirigían al lugar del evento.

El parque donde se realizaría el picnic estaba bellamente adornado con flores de cerezo y había zonas temáticas donde se recreaban escenas de diferentes animes, en especial las de batallas. No tuvimos que buscar mucho tiempo para encontrar un buen lugar bajo un árbol y extendimos nuestra manta. Sakura que había preparado la comida comenzó a sacarla de la bolsa que yo cargaba y comimos mientras la conversación fluía fácilmente.
—¿Sabes?— dije en un momento, mirándola a los ojos —Estoy muy contento de que hayamos venido hoy, este es uno de esos momentos que recordaré siempre.
—Yo también— respondió suavemente —Es un día muy especial.

Estuve realmente tentado en decirle mis sentimientos, el lugar era agradable, las flores de cerezo cayendo hacían que la vista fuera espectacular, incluso pude percatarme de que había música de fondo, ¿Habría sido buena idea posponer mi confesión? "Sakura, yo quiero... Quiero decirte... Quiero decirte que tú me gustas mucho" eran las palabras que usaría, replicaría mi confesión como los personajes de Card Captors, o tal vez con un "Tú me gustas mucho Sakura, siempre serás la persona más valiosa para mí".

En medio de todo el caos en mi cabeza, un grupo de cosplayers vestidos como otros personajes de "Card Captors" se acercó a nosotros para pedirnos una foto juntos. Era una interrupción bienvenida pero también frustrante, ya que me recordó que había muchas oportunidades para que el momento perfecto se escapara.
—Claro— respondió Sakura la petición, nos levantamos y posamos para algunas fotos, riendo y compartiendo anécdotas con los otros fans pero, en el fondo de mi mente, el peso de mis sentimientos seguía allí buscando una salida.

Comimos, tomamos una foto tras otra, caminamos por todo el lugar para explorar todas las actividades, además de las representaciones escénicas también habían juegos de mesa, karaoke, competencias atléticas y de hecho fue divertido participar en algunas de ellas, como por ejemplo en la carrera de relevos y de obstáculos fueron uno de mis fuertes aunque para Sakura el rapel y la gimnasia fue donde más se destacó.

Todo iba perfectamente hasta que decidí intentar esgrima, estaba compitiendo contra un chico que denotaba talento para esto, nada iba bien desde el principio y todo empeoró cuando perdí la concentración gracias a un chico que se había acercado a Sakura seguramente para pedirle una foto, pero el principal problema fue cuando se tomó confianza de más y posó su brazo por encima de ella, eso me molestó pero lo dejé pasar, para después ver cómo intentó abrazarla a la fuerza, solté el florete a medio combate y me dirigí hacia el lugar, mi enojo había llegado al punto máximo, ¿Cómo se atrevía a ponerle un dedo encima a mi preciada Sakura? No se lo iba a perdonar nunca. Justo cuando spentía la adrenalina correr pensando en golpearlo, vi cómo Sakura lo empujó fuertemente y gritó un fuerte ¡NO!

Ella al verme tan cerca, fue hacia mí y me abrazó con mucha fuerza, eso bastó para que mi coraje se esfumara, acaricié su cabeza y le susurré suavemente que todo estaría bien, yo la iba a proteger de todo y de todos. El tipo no tuvo más opción que huir ya que él sabía que ella no estaba sola.

La tarde continuó avanzando, el cielo comenzaba a teñirse de colores cálidos, y supe que debía aprovechar el atardecer para crear un momento inolvidable.
—Sakura— llamé su atención mientras caminábamos hacia una colina desde donde se veía el monte Fuji en toda su majestuosidad —Quiero agradecerte por todos los momentos que hemos pasado juntos— ella se giró suavemente su rostro hacia mí y sonrió con esa calidez que siempre me hacía sentir seguro.
—Yo también estoy muy agradecida, siempre haces que cada día sea único.

El agradecimiento era recíproco, compartíamos muchas cosas en común, ¿Podría ser posible que también compartiéramos los mismos sentimientos?Nos sentamos en el césped a disfrutar del suave vaivén del viento y del esplendor del atardecer que pintaba el cielo de tonos naranjas y rosas. El momento se sentía perfecto, como si el universo nos hubiera preparado un escenario solo para nosotros.

—Sakura, hay algo que quiero decirte desde hace mucho tiempo— mi corazón latía con fuerza mientras tomaba su mano —Desde que te conocí, todo ha sido más divertido, todo de ti me ha hecho admirarte cada vez más, hoy, aquí, bajo este hermoso cielo, quiero decirte que eres una persona muy valiosa para mí...— quise decir un "te quiero" pero tuve miedo de su respuesta, sus ojos verdes estaban brillando intensamente, ¿Quería que dijera algo más? El silencio que siguió fue eterno, los cerezos alrededor parecían susurrar en el viento, y el sol poniente bañaba todo con una luz dorada, ella dio un paso hacia mí y sin esperármelo me dio un cálido abrazo —Te quiero— susurró.
—Yo también te quiero— susurré de vuelta, cómo si al decirlo en voz alta se fuera a romper la burbuja donde solo existíamos ella y yo.

Permanecimos en ese abrazo durante algunos minutos, envueltos en la tranquilidad del momento y el susurro de los cerezos. La luz del atardecer se desvanecía lentamente, dejando un cielo estrellado que comenzaba a emerger. La luna, ahora alta en el cielo, iluminaba suavemente nuestros rostros indicando que era el momento de volver a casa pero no estaba triste, porque sabía que algo importante había cambiado.

Capítulo cortesía de un lector

Strawberry ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora