Osos de Felpa 🧸

46 8 0
                                    

Me encontraba caminando tranquilamente por las calles de la ciudad de Tomoeda, todavía era un poco temprano por lo que cargaba conmigo un par de guantes y una bufanda, realmente no sabía si mi cuerpo tiritaba debido al frío o debido al nerviosismo que estaba sintiendo, desde muy temprano mi despertador sonó para alistarme y salir, tenía planeado visitar de nuevo la tienda de osos de felpa que había visto el día anterior en compañía de Shaoran, en esta había visto un anuncio bastante peculiar que había llamado mi atención, era colorido y mostraba distintos diseños de los osos que vendían: "Solicitamos Cuidadora de Osos de Felpa"

Al llegar ahí, la tienda se encontraba todavía cerrada, miré la hora y apenas iban a dar las 10 de la mañana, me asomé a través de los ventanales para revisar si se veía a alguien adentro pero estaba completamente vacía. Recargué mi espalda en la pared y miré hacia el cielo, pronto me invadió un recuerdo de la noche anterior, justo cuando Shaoran me había acompañado a tomar el taxi para ir a mi casa, estaba sumamente feliz por tan maravillosa.... ¿cita? Llegando a mi casa mi padre estaba cenando en el comedor junto con mi hermano, estaba segura de que si Touya veía el muñeco de felpa iba a comenzar a molestarme así que lo oculté lo mejor que pude y subí a mi habitación, me tiré en la cama abrazando al pequeño oso y no podía dejar de sonreír, a los pocos segundos llamaron a mi puerta, escondí el oso pensando que se trataba de mi hermano intentando molestar.
—Adelante— mencioné tratando de disipar mis pensamientos, la perilla giró y la puerta se abrió, en ese instante me di cuenta de que se trataba de mi padre —Buenas noches pequeña Sakura.
—Hola papá, ¿qué sucede?
—Solo quería saber cómo estabas, si te habías divertido y si te había gustado la película.
—Me la pasé increíble— sonreí, él lentamente se adentraba a mi habitación cerrando la puerta tras de sí para luego sentarse en la orilla de la cama —Aunque la película me hizo llorar un poco, me recordó a mamá y a mí misma, en lo solitaria que me sentía cuando partió de este mundo— mi padre acarició mi mejilla y me regaló una sonrisa, una de esas que no transmiten felicidad sino tristeza, me di cuenta de que poco a poco me costaba menos trabajo abrirme ante él, dentro de lo que cabe, me sentía cómoda hablando de este tipo de cosas ya que sabía que él también comprendía este dolor —Pero...— continué —Siempre habrá personas que estén cerca de ti y que se preocuparán por tu bienestar, entonces no hay que ver lo que ya no está, sino lo que hay por venir.
—Me alegra que te haya gustado, suena fantástica y me gustaría verla contigo alguna vez.
—Cuando tú quieras... Por cierto, hay otra cosa que me gustaría contarte.
—Claro, te escucho.
—Quiero un empleo...
—¿Un empleo de qué?

Comencé a contarle sobre la tienda de osos de felpa, desde hacía tiempo la idea de buscar un trabajo estaba muy presente en mi cabeza y al parecer esta era una oportunidad perfecta, aunque no me gustaba mucho tratar con la gente, lo que sí me gustaba eran los osos de felpa, tal vez una cosa compensaría a la otra, por fortuna a él también le gustó la idea y me dijo sin dudar que sí, y que si era necesario firmar algún permiso para conseguir el trabajo no dudara en pedírselo, también me comentó algunos puntos que consideraba importantes, por ejemplo me hizo prometerle que siempre que llegara a salir tarde, debía llamarle a él o a Touya para que fueran por mí, tampoco debía preocuparme por aportar de ese dinero para el hogar y el que consideró muy importante por encima de los demás era que, aunque me aceptaran en el trabajo, si llegaba a necesitar dinero para mis gastos personales debía seguir pidiéndoselo a él. Acepté todas sus condiciones y procedí a recostarme para dormir, había sido un día muy divertido pero al mismo tiempo cansado, mi padre se quedó unos momentos más acariciando mi cabeza y después se marchó —Descansa— alcancé a escuchar y seguido de esto la puerta se cerró.

—Buenos días— una voz me trajo de vuelta al presente —¿Puedo ayudarte en algo?— era una mujer unos centímetros más alta que yo, me miraba curiosa, vestía un hermoso vestido color café de manga larga junto con un delantal blanco, también cargaba un bolso negro y traía unas llaves en la mano.
—Buenos días— respondí el saludo —Estaba interesada en el cartel— señalé a la ventana.
—Ah, ya veo...— se apresuró a abrir —Por favor pasa.
—Claro— me adentré en el establecimiento y se podía sentir una enorme tranquilidad, tal vez fue por lo temprano que era o porque no había gente aún.
—Ahora sí, dime ¿Cómo te llamas jovencita?

Sakura, Sakura Kinomoto.
—¿Cuántos años tienes?
—En abril cumpliré 18...
—Supongo que estás estudiando.
—Así es.
—¿Y tus padres están de acuerdo con que tengas un empleo?
—Sí, de hecho me dijo que si era necesaria la firma de algún permiso, se lo hiciera saber.
—Muy bien señorita Kinomoto, mi nombre es Maki Matsumoto y soy la dueña de esta tienda, te comento que necesito a alguien que me ayude a atender a los clientes principalmente por las tardes, ya que últimamente ha estado creciendo mucho la demanda de osos de felpa, quizás sea porque de acerca el 14 de febrero... En fin, el trabajo a realizar como tal, además de atender a los clientes es, mantener el orden ya que muchas personas después de ver los osos los dejan desacomodados, tenemos que hacer que la tienda se vea presentable en todo momento y de vez en cuando, reacomodar toda la mercancía para que luzca todo diferente, ¿Qué opinas?
—Me parece bien— sonreí amablemente.
—De cualquier manera, siempre puedes preguntarme si tienes dudas y sobre tus horarios, si aceptas el trabajo, podríamos ponernos de acuerdo para establecerlo sin que interfiera con tu escuela, ¿Qué te parece? ¿Te gustaría trabajar aquí?
—Por supuesto que sí.
—¡Muy bien!— caminó hacia su mostrador y debajo de este, sacó un sobre de color beige que me entregó en las manos —Aquí está el permiso que necesito que firmen tus padres, también está mi número telefónico, en cuanto tengas la firma avísame por favor para agendar tu primer día como cuidadora de ositos de felpa.
—¡Claro! Muchas gracias— me despedí haciendo una pronunciada reverencia.
—Cuídate, espero verte pronto— agitó suavemente su mano.
—Sí— salí del lugar con mucha emoción, saqué mi celular y procedí a contarle lo feliz que me sentía a Shaoran.

Strawberry ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora