14 de febrero ☯️ (1ra parte)

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—No sé qué es más triste— lanzó un largo suspiro mi madre, eso llamó mi atención y volteé hacia donde se encontraba para escuchar lo que estaba por decir —Que el restaurante esté completamente vacío en pleno 14 de febrero o... Que mi querido y, atractivo hijo no tenga una cita el día de hoy— ignoré lo que acababa de decir y desvié la mirada hacia la nada, me sentí un poco ofendido ya que en efecto, no tenía con quién salir el día de hoy, empezando por el hecho de que a la única persona que me hubiera gustado invitar está trabajando en una tienda de osos de felpa que estoy seguro, tendrá más clientes que este restaurante desierto, sumándole que regularmente son parejas las que salen a divertirse y ella y yo solo somos amigos, obviamente me encantaría cambiar ese estatus pero, ¿Cómo lo haría? ¿Y si no me acepta? ¿Seré su tipo? Hemos hablado de miles de cosas pero nunca de nuestros sentimientos ni de posibles relaciones a futuro, y si fuera a confesarme lo haría cualquier otro día menos el 14 de febrero, creo que eso es demasiado cliché para mí.

—Shaoran ya dime cuándo vas a presentarme a una linda jovencita, estoy empezando a creer que eres asexual.
—Ya te dije que no tengo novia por el momento pero puedes estar tranquila, estoy cien por ciento seguro de que me gustan las chicas— respondí rogando al cielo que la plática terminara ahí.
—¿No tienes ni amigas?— preguntó de nuevo, era raro que estuviera indagando tanto en mi vida —¿Qué hay de la chica con la que saliste al cine?
—Bueno, sí, está ella, pero también trabaja.
—¿Y entonces qué estás haciendo aquí? Corre ve e invítale un helado, una crepa o una vida a tu lado, yo qué sé...
—Cómo ya te dije— fruncí un poco el seño y masajeé el puente de mi nariz, podría decir que mi relación con mi madre era bastante buena pero, cuando se ponía en un plan necio no había quien la aguantara —Está trabajando y por si no lo habías notado, yo también estoy en horario laboral.
—¿Y eso qué? Sorpréndela en su trabajo y llévale chocolates, sé romántico o al menos creativo.
—¿Y qué hay de mi trabajo? Mi turno termina...
—¡¿Acaso no lo notaste?! No hay ni un alma en el restaurante. Tomate la tarde libre, pero por lo que más quieras, ¡Ten una cita hoy!

Miré el reloj que se encontraba en mi muñeca izquierda, marcaban las 4:26 pm, el camino hacia Tomoeda era de aproximadamente una hora, si volvía a mi casa a cambiarme de ropa tomaría otros cuarenta minutos más y ya sería demasiado tarde por lo que solo me quedaban dos opciones: irme con el uniforme de la escuela o irme con mi ropa de mesero. Me quedé en silencio pensando detalladamente cada una de ellas, cuando sentí que unas manos se posaron en mis hombros, se trataba de mi madre que lentamente me empujaba hacia afuera del establecimiento.
—Espera, me cambiaré de ropa— dije con un poco de pánico en mi voz.
—Con esa te ves bien— contestó con simpleza.
—¿Y qué hay de ti?
—No entiendo la pregunta.
—Tanto me insistes en que tenga una cita pero tú estás aquí, ¿No saldrás con el señor Fujitaka?— quería cambiar el tema a mi favor.
—Saldremos más tarde, tenemos una reservación para las 8 de la noche, aunque si lo prefieres puedo presentarte a su hija, es más o menos de tu edad— se quedó pensando por un segundo, solamente así dejó de empujarme hacia afuera.
—No digas disparates.
—Entonces volvemos al plan inicial— reanudó su empuje.
—Déjame ir por mi cartera por lo menos.
—Si te dejo que lo sobre pienses no harás nada— sacó de la bolsa de su pantalón su cartera la cuál me lo puso en las manos —Solo necesitas tu celular para avisarle que vas en camino y ese ya lo traes.
—Pero...
—Nos vemos más tarde, yo me encargaré de llevarme tus cosas a la casa y de poner tu uniforme escolar a lavar, tú no te preocupes de nada que no sea hacer pasar un increíble San Valentín a esa chica.

Y sin más me encontraba en la acera, siendo sincero me encantaba la idea de ir a verla de sorpresa ya que hacía más de un mes que la había visto, pero me sentía inseguro sobre cómo lo tomaría ella.
—Hola, ¿Cómo estás?— le escribí, mientras caminaba aparentemente sin rumbo mientras intentaba pensar y acomodar mis ideas.

Strawberry ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora