¿Es una cita? 🍿

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¿Tienes libre el día martes? Tengo boletos para ir al cine y me preguntaba si te gustaría ir conmigo?

De un momento a otro me convertí en la persona más feliz del mundo ¡Y solo con un mensaje! Obviamente no iba a rechazar tal oportunidad que el destino me estaba ofreciendo, de hecho justo ahora estaba en camino a su encuentro, hoy me tocaba trabajar pero usé el día de descanso que mi madre me había prometido a cambio de trabajar para ella la noche de fin de año en el restaurante, ese día había estado bastante tranquilo el ambiente e incluso conseguí un nuevo amigo: Touya.

Él es hijo del señor con el que mi madre está saliendo y a pesar de que ya lo conocía por la cena de navidad, no fue hasta el 31 de diciembre que pudimos socializar un poco más. Trabajamos juntos y logramos sacar adelante el festejo con aproximadamente 25 personas. Él es dos años mayor que yo, toma empleos de medio tiempo para ayudar a su padre con sus propios gastos y a veces con los de su hermana pequeña con la cuál al parecer no se lleva tan bien como a él le gustaría y por lo poco que quiso contarme, ella no está de acuerdo en que nuestros padres estén saliendo pero se ve que él realmente la aprecia mucho. A veces me pregunto, ¿Qué se sentirá tener hermanos? ¿Acaso será una maldición o una bendición? Lo más cercano que tuve a eso fue en China, cuando era pequeño y vivíamos en casa de mi abuela pues ahí mismo vivía mi prima Meiling con sus padres, todos los días eran divertidos aunque también eran un dolor de cabeza.

Cuando cumplí 10 años nos mudamos a Japón a causa del trabajo de mi padre. Él era contador en una empresa de distribución de alimentos, pero al cabo de unos años, la empresa para la que trabajaba quebró y utilizó el dinero de su liquidación para abrir sus propios negocios, no todos fueron exitosos pero con error y práctica pudo finalmente salir adelante con 3; el restaurante donde trabajo con mi madre, una escuela donde enseña chino e inglés y finalmente, un despacho donde ofrece servicios de asesoría contable y fiscal. Mis padres comenzaron a tener problemas cuatro años después de que llegamos a Yokohama, mi padre tomaba turnos tan extensos que, apenas mi madre y yo lo veíamos, ella quería más hijos y mi padre sentía que no podría sacarnos adelante. Aunque decidí quedarme con mi madre, suelo visitar a mi padre seguido y me la paso bastante bien con él.

Sentí el momento en que el tren iba disminuyendo su velocidad, estábamos llegando a la estación de la Torre de Tokyo, solo una estación más y estaría llegando a Tomoeda. Me encontraba nervioso, incluso sentía como mis manos sudaban frío, el estómago lo tenía un poco revuelto y estoy seguro de que no era por el viaje de casi una hora en tren, era más bien porque por fin podríamos platicar frente a frente, esto era como una cita, ¿No? "Si dos personas acuerdan verse en un lugar y una hora específica, es una cita" o algo así recuerdo dijo mi madre una vez.
¡Diablos! Porqué tuve que pensar en eso, ahora será imposible arrancar esa idea de mi cabeza.

Finalmente el tren llegó a la estación, podía oír los latidos de mi corazón en mi cabeza, escuchaba el eco de mis pasos y el mundo se hacía pequeño ante mis ojos, bajé del tren y miré la hora en mi celular, 1:40 pm, a pesar de que aún faltaba llegar a la plaza ya estaba muy cerca, incluso caminando podría llegar con bastante tiempo de sobra. Caminé con el celular en la mano reiterando por enésima vez la hora acordada. Llegué a mi destino con ayuda del maps, busqué un buen lugar con sombra para esperar los 14 minutos restantes, recargado en un árbol comencé a admirar el lugar, el sol estaba demasiado brillante en un cielo sumamente azul, aún así las pequeñas brisas te recordaban que todavía nos encontrábamos en invierno, el sonido de las aves sobresalía de entre las copas de los árboles.

—¡Shaoraaan!— escuché, enfoqué mi mirada y vi a Sakura venir corriendo hacia mí, lucía tan linda que casi podía asegurar que esto era como un sueño.
—¡Hola! ¿Cómo estás?— pregunté ocultando mi nerviosismo guardando una mano en la bolsa de mi chaqueta mientras que con la otra le hago una señal de saludo.
—Bien— tomó aire, cómo si hubiera llegado corriendo —¿Tienes mucho tiempo esperando?
—No realmente— saqué mi teléfono para ver la hora, aún faltaban 2 minutos para que dieran las 2 de la tarde.
—¡Qué alivio!— sonrió.
—Vamos.
—Sí— caminamos juntos uno al lado del otro, realmente no sé qué tan concurrida sea esta plaza pero había demasiada gente para ser martes, por lo que constantemente tenía que voltear hacia mi derecha para asegurarme de que no nos hubiéramos separado.

Strawberry ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora