Capítulo 14: Parte 3

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Condiciéndole un deseo a un Shlekîr

◆ ˚Año del bisonte de luz˚◆

Desde ese día, la señora Yarai me acobijó junto con su esposo, el señor Hensen, como su hija. Y conforme pasaron los días, el enrojecimiento de la herida en mi brazo se disipó y sólo dejó las cicatrices rosadas y circulares en mi epidermis. Llegó el 7 de enero y con ello mi 15 aniversario. Ese día no vi a Keynar y supongo porque fue. La separación era demasiado reciente. Para olvidarme momentáneamente de la cruel tristeza que me había embargado trabajaba diariamente en la panadería y los fines de semana convivía con Hîan, a petición de él. Para él no era mentira que estaba viviendo una época de melancolía; por eso trataba por todos los medios en hacerme reír, cosa que estaba consiguiendo. Él se había convertido en una parte fundamental en mi recuperación sentimental y la verdad es que ya lo estaba empezando a querer.

8 meses después. Viernes por la tarde en la panadería:

—¡Eyalín! —gritó mi nombre la señora Yarai desde el mostrador—. ¡Hîan te busca!

—¡Voy! —alcé la voz desde mi lugar de trabajo.

Me limpié las manos, me quité el mandil y lo dejé recargado en la mesa. Me sacudí el vestido para quitar el exceso de harina sobre la tela y luego lo alisé y salí a la parte frontal de la panadería para encontrarme con Hîan.

—Hîan, ¿qué haces aquí? —le pregunté, intrigada.

Hîan llevaba puesto un largo abrigo de piel de color oscuro, pantalón de color negro y botas también negras. Su cabello estaba levemente despeinado por el aire y había hecho uso de una nueva loción con notas de bergamota. Lucia realmente apuesto.

—La verdad es que no solamente vengo especialmente a verte a ti —me respondió. Sus labios mostraban una tremenda sonrisa que me ponía nerviosa. Sus bellos ojos estaban dilatados.

—¿Ah, no? ¿Entonces? —alcé una ceja.

Se dirigió a la señora Yarai, quien lo miró con incertidumbre.

Hîan inhaló hondo.

—Señora Madss...

—¿Qué ocurre, Hîan? —inquirió mi patrona.

—¿Podría hablarle al señor Madss, por favor? —le pidió con amabilidad.

—Claro.

Rápidamente la señora Yarai fue en busca de su esposo, quien enseguida se unió a nosotros.

—Hîan, ¿qué pasa? —ahora fue el señor Hensen quien preguntó. Y es que la verdad estaba muy sacado de onda, igual o más que yo.

—Buenas tardes, señor Madss —lo saludó con educación.

—Buenas tardes, Hîan.

—Aguarden un momento, por favor —espetó mi amigo.

En ese momento la puerta de la panadería se abrió y la campanita les dio la bienvenida a los padres de Hîan. No sabía lo que estaba ocurriendo, pero sabía que Hîan estaba tramando algo. Sus padres saludaron cortésmente y se colocaron detrás de su único hijo varón.

—Eyalín, no es un secreto que te amo. Todo el pueblo lo sabe incluso más que tú. Mi tiempo te lo he dedicado a ti, y desde hace días me di cuenta que quiero compartir el resto de mis días contigo.—desvió la mirada de mí y la dirigió a mis patrones—Señor y señora Madss, vengo con mis padres para pedirles la mano de Eyalín. Sé que ella es como una hija para ustedes así que estoy aquí con mi familia para que vean que soy sincero. Que estoy completamente seguro de querer formalizar con Eyalín.

Amarga Aurora © [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora