¡Morgan es un cliché!

Si tan sólo...

Me encontraba sentada en la sala, con la última botella de licor de mi padre a mi derecha, la chimenea me ilumina y siento como mis ansias de tener a mi familia a mi lado me invaden.

Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando un cansado Christopher se sienta a mi lado.

- ¿Vas a abrirla?

- Haz los honores tú.

Él abrió la botella y con ello llegó a mi un recuerdo de mi padre bebiendo de su whisky favorito.

Christopher venía preparado con dos vasos para beber, y una vez que los sirvió me dio uno, él se limito a mirarme y supe que necesitaba decirme algo.

- Morgan, lamento en serio que estés pasando por esto, voy a ayudarte en lo que pueda, yo bloquee muchos recuerdos de pequeño porque no quería aceptar que mi madre es un monstruo y ahora sé que tienes proteger a tu familia porque no te lo advertí antes, conozco lo impulsiva que eres, mi padre también y no pensamos en detenerte.

- No es tu culpa, quien la secuestró y torturó fui yo, tal vez nunca nadie había tenido el valor para hacerle sufrir a ella, aunque fuera físicamente, sé que tu madre es una psicópata y no debe ser agradable saberlo, ya cargas suficiente con tu pasado como para que tengas que encargarte de esto también.

- ¿Qué tratas de decir? - Dijo algo desconcertado.

- Huye Christopher, nadie te juzgará por eso, huye porque podría hacerse tarde, tu madre nunca tuvo el instinto de protegerte y podría hacerte daño.

- No trates de convencerme de lo contrario, no estaré bien si los veo luchar y yo de brazos cruzados.

- Estoy protegiendo tu vida, es lo que hemos hecho mutuamente durante años, esta vez es mi culpa y si acabo con tu madre o ella conmigo no quiero que seas partícipe de un acontecimiento así, no te lo mereces.

- Eso no está al alcance de tus manos, no sabes que pasará.

Sonreí y a mi mente llegaron muchos escenarios posibles, aunque trataba de mantenerme muy positiva, el panorama se notaba oscuro.

- Es cuestión de tiempo para que soltemos a Finn y se desate el caos, este será el final de una etapa horrorosa de nuestras vidas, déjame decirte que no sé si saldremos con vida, Finn perdonará las nuestras, pero la de tu madre no, va a ser una carnicería total.

- Deja de pensar que moriremos, esas actitudes son las que hacen que piensen que es el fin y que no hay nada más - Comentó Christopher.

- Es que es el fin, no tengo nada aquí ni mi familia lo tiene, quiero rehacer mi vida por tercera vez y esperar que todo mejore, pero mientras más se acerca la hora la ansiedad es más grande y esta sensación de que todo saldrá mal me invade una y otra vez hasta que hace que me asfixie día y noche.

- Morgan no quiero jugar a quien no soy, pero tu tampoco deberías hacerlo, eres valiente, pero en este momento estás tan vulnerable porque nadie te escucha o te entiende, y de ahí vienen tus malos pensamientos de muerte, se te acaba el optimismo, pero déjame decirte que no estás sola y que puedes decirme si te sientes mal.

Lo miré y sentí que estaba segura, como siempre lo había estado a su lado, yo misma llegué a preguntarme por qué no volví hacia Christopher hace años. La respuesta era simple, no podía hacerlo, no podía dejar que su vida se volviera más inestable y loca de lo que ya era. Cuando él no quiso contactar más conmigo y desapareció quise culparme, pero Blake no dejó que mi vida se hundiera y me sacó del hoyo de depresión al que había entrado.

Lo que más me dolía era que nunca apareció para decirme que no era mi culpa, y ahora que todo esto pasa por mis malas acciones se empeñan a no hacerme sentir mal, y no tiene sentido tratar de quitarme un peso en mis hombros que solo me pertenece a mi.