¿Rosa o azul?

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Detesto los estereotipos.

Las personas siguen clasificando el género por colores u objetos, sin embargo lo que sabía era que siete meses después mi barriga ya era grande, y cargar a alguien más dentro era realmente extraño, pero me sentía emocionada.

Hoy nos revelarían el género del bebé en una clase de fiesta que se les hace a las embarazadas, la situación con la desaparición de Tom era cada vez más confusa pero tratamos de llevarlo de la mejor manera, me encontraba probando varios vestidos pero ninguno de los que tenía me quedaba bien.

— Estoy jodidamente gorda — Dije sacando el último vestido.

Quedé en ropa interior y con calor de los mil demonios, de verdad me sentía más cansada que antes.

Blake sacó del ropero mi vestido color coral y lo miré con desanimo la última prenda.

— ¿Te gusta? Olvídalo, se ve que lo odias.

— En serio parezco ballena metida en vestido, pero no te preocupes, me pondré una blusa holgada y mis licras.

— No lo creo, te quiero ver más hermosa, buscaré un vestido para ti.

Fuimos interrumpidos cuando alguien tocó la puerta, de inmediato me envolví en la bata y Blake abrió la puerta y tras ella apareció Gela, Lydia y mi madre con un vestido rojo cobrizo en sus manos, creo que mis ojos se iluminaron de inmediato.

— Sabemos que tu guarda ropa anda escaso, por eso te hemos traído esto, por algún motivo te está gustando el rojo y hoy decidimos compensarlo — Dijo Lydia entregándome el vestido.

— Mi madre les dijo que mi color favorito es el rojo, ¿No es así?

Ellas se miraron y asintieron con grandes sonrisas.

— Señoras yo me retiro para que puedan hacer sus cosas, las veo más tarde — Dijo Blake plantando un beso en mis labios.

Al irse, yo me puse el vestido en el baño y a mi parecer se veía bien

— Tu barriga no se compara a la mía, pero te queda hermoso — Opinó Gela.

Al verme al espejo noté lo mucho que anhelaba ver a mi bebé, admito que estaba exhausta pero odiaba rendirme así que seguía adelante, elegí unas zapatillas color café que combinaban con el vestido, mi madre me ayudó a buscar unos pendientes y un collar de perlas finas, me veía realmente bien, mi bebé estaba muy activo o activa y sentía punzadas de emoción en mi estómago.

— ¿Cómo te sientes? ¿Estas emocionada? — Preguntó Lydia.

— Estoy muy nerviosa, no quiero salir mal en las fotos.

Todas rieron ante mi comentario, me encontraba buscando un abrigo cuando alguien tocó la puerta y mi madre abrió dejándome ver a un Christian con mi bebé, ambos vestían de manera elegante y lucían realmente bien.

— Mamá — Dijo Leo estirando sus bracitos para que yo lo alzara.

— Ven aquí pequeño.

Lo alcé pero rápidamente tomé asiento, me sentía cansada y mi madre lo notó, entonces tomó a Leo en brazos ella.

— Deberíamos ir a la fiesta para que no te canses demasiado, debes descansar.

Todos salieron de la habitación y Lydia pidió un momento a solas conmigo, me sentía algo mal por ella, sabía que esto le recordaba a su bebé que perdió, debía ser la peor sensación del mundo perder lo que más amas y esperas con ansias.

— Estoy feliz por ti y quiero que abras el regalo que le tengo a tu bebé, quiero que sea el primero que veas.

Ella me dio una pequeña bolsita de regalo y yo con una sonrisa en los labios saqué un body para bebé de color blanco, con sus mediecitas y un pequeño sombrero, eran prendas para un recién nacido, saqué otra pequeña cajita y en ella había una pulsera de oro.

¡Morgan es un cliché!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora