La gente cuando muere no va al cielo realmente

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Chesna se encontraba inquieta, había pescado un resfriado y toda la noche pasó inquieta a pesar de que ya le había dado su medicina fue difícil que durmiera, Leo por otra parte durmió con su padre en otra habitación ese par se había vuelto inseparable los últimos días y me alegraba ver como se desarrollaba esa relación de padre e hijo.

Pero a pesar de las malas noches ese día me levanté viendo que el espacio vacío de mi marido en la cama, no era común en él que se levantara a las seis y menos un fin de semana. Cuando fui a buscarlo lo encontré en el balcón que daba la vista al mar, la brisa no era del todo cálida, pero se sentía bien al tacto con mi piel.

— No pensé encontrarte aquí tan temprano — Dije llamando su atención.

— Pues me levanté más temprano de lo normal, la vista es hermosa.

— Sé que quieres volver, sé que es parte de ti sentir esa adrenalina del trabajo y cuando quieras podemos hacerlo.

Blake suspiró y me miró.

— No voy a exponer a lo que más amo por un capricho propio, iré por café.

Él fue hacia la cocina y yo quedé analizando todo lo que habíamos pasado juntos este tiempo, nunca seríamos una familia normal pero era nuestra familia y entendía bien él por qué estaba molesto conmigo.

Atacar a Meredith fue algo estúpido de mi parte y puse en riesgo a todos, sólo por atacar a una mujer que dañó a Christopher.

Fui de nuevo a la casa para revisar a los niños, ambos estaban tan dormidos que los dejé descansar más, cuando llegué a la cocina encontré a Blake escribiendo algo que rápidamente escondió de mi.

— ¿Al menos puedo saber que es? — Pregunté.

— Nada importante, te dejé café.

— Gracias.

Odiaba que se comportara cortante conmigo odiaba todo lo que sabía que podía estar sintiendo ahora y cuando me serví el café él se levantó.

— ¿Por qué simplemente no me lo dices? — Dije con cansancio.

— ¿Que?

— Que todo es mi culpa, puedes desahogarte porque sé que soy una estúpida y me lo merezco.

— ¿Crees que te lo mereces? ¿En que siglo vives? — Dijo con desinterés.

— Blake, al menos puedes hablar de lo que sientes conmigo, ¿No se supone que es así? En las buenas y en las malas.

Él estaba a punto de irse otra vez, pero se detuvo y me miró fríamente, tanto que me sentí asustada.

— Sabes que, tienes razón, es tu culpa que estemos internados aquí y si no hubiese sido por tus estúpidas ganas de matar a esa mujer nada de esto habría pasado, pero parece que no puedes superar los traumas de Christopher, los traes encima como si fueran tuyos y eso me deja dudando Morgan porque en realidad no sé si lo sigues amando o no.

Sentía ganas de golpearlo allí mismo.
Le pedí que se desahogara no que me echara en cara sus estúpidos celos.

— ¿Crees que puedo seguir amándolo después de todo lo que me hizo pasar? Me conoces Blake, sabes que si lo amara hubiese mandado todo al diablo hace tiempo.

— Pues yendo a matar a golpes a su mamá me demuestras que mandaste todo al carajo, pusiste en riesgo tú familia Morgan, te importa más quedarle bien a ese imbécil antes que a tu propia gente.

— Eso no es así y lo sabes, ¿Quedar bien en que Blake? Si fui a por Meredith era porque lo merecía porque me cegó la maldita ira de no poder encontrar a Tom, por dejar a un hijo sin padre y...

¡Morgan es un cliché!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora