Peligro

106 12 1
                                    

Tomo un trago de la botella de whisky de papá, él y yo empezamos a tomar de ese licor pocos días antes de morir, dejé en la mierda los modales, me dispuse a tomar directo de la botella, su sabor era bueno y dejaba sensación excelente en la garganta. Miré el fuego de la chimenea abrazar por completo la madera, era realmente interesante mirar la reacción de como las llamas consumían los troncos.

Me dirijo a la cocina por un vaso cuando golpeo con mi rodilla la mesa y armó un escándalo cuando se cae el pequeño jarrón de vidrio, que estaba de centro de mesa.

— Carajo.

Cuando me agacho para recoger los pedazos llega un pequeño mareo, y me cortó un poco la mano, otro mareo repentino llega cuando alguien enciende la luz.

— Morgan ¿Qué haces?

— Pues recojo lo que rompí.

— Son las once de la noche y armas un desastre me asustaste.

Christopher se acerca a mí y me ayuda a recoger los pedazos hasta que sus dedos se manchan de mi sangre, y nota el pequeño corte en mi mano que sangra un poco.

— Debes tener cuidado.

— Sí — Digo mirando sus ojos.

La expresión en él cambia y me mira molesto.

— ¿Estas bebiendo Morgan?

— Claro que no, sólo fue una copa de vino antes de dormir.

— Hasta mi abuela de ochenta es más convincente cuando miente.

Bien me descubrió, pero no debería de importarle, lo que yo hacía era de mi incumbencia.

Christopher se encargó del desastre y yo fui por una pequeña venda para mi herida, a la luz vi que la herida era algo profunda.

— Deberías dormir — Su voz de regaño me tenía harta.

— Ya deja de ser tan molesto y ven siéntate conmigo, amargado.

— Estas ebria Morgan.

— No aún señor Turner, esta botella de whisky la abrimos mi padre y yo antes de que falleciera, es mi deber terminarla.

— Bueno felicidades, ya la llevas casi a la mitad.

— Puedes tomar también — Le ofrecí con una sonrisa.

— No suelo beber en estas condiciones y menos sabiendo que tenemos una cita con mi padre mañana.

— Yo tampoco bebo, pero qué más da, ya mañana es otro día.

Christopher tomó un gran trago de la botella y no hizo gesto alguno luego se limpió con su mano la boca, cosa que me dejó impactada.

— No sabía que eres buen bebedor.

— Hay cosas que no sabes de mí.

Levanté mis hombros y me tomé otro trago, nos fuimos alternando sin decir nada más en menos de diez minutos la botella estaba vacía.

El fuego de la chimenea poco a poco se extinguió.

— ¿Quieres saber algo interesante de mí? Nunca me he enamorado — Solté sin filtro.

Christopher dio una sonrisa irónicamente fijando su vista en el suelo.

— No es motivo para burlarse Christopher — Dije arrastrando palabras y enfatizando su nombre.

— No me burlo, es sólo... ¿Qué pasaría si yo cambio eso?

— Oh vamos usted es un tipo que acabo de conocer, además bastante ordenado y casi perfecto, yo soy un desastre y con una familia al borde de la mierda no arrastraría a nadie a un mundo así, Nate no ha pisado mi casa porque yo no se lo he permitido.

¡Morgan es un cliché!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora