1,2,3 juguemos al escondite inglés

16 1 3
                                    

La mudanza había sido algo tediosa, pero al fin teníamos nuestra casa ya con todos los muebles y decoraciones, habíamos reforzado la seguridad y también contratamos guarda espaldas para mi madre y mis hermanos, Chesna es una bebé demasiado quieta y pacífica, nunca había cambiado tantos pañales en mi vida como con mi bebé, tenía una licencia de maternidad por varios meses, pero cuando se trata del FBI no tienes descanso.

Blake no estaba en casa ya que Christian dijo que lo necesitaba para unos asuntos de Tom, yo por mi parte, varios días después seguía con la intriga de saber acerca de la madre de Christopher, no sabía por qué pero el tema desde aquel día en la clínica me había dejado desconcertada había algo en toda la historia que no me calzaba y sentía que algo de por medio no dejaba que el panorama se aclarara o tal vez era yo con unas corazonadas estúpidas. Así que si no hacia algo por mi cuenta iba a morir de culpa sabiendo que pude haber hecho más por él.

Con mis métodos e investigación logré dar con los datos de la señora, su nombre es Meredith, y tiene los ojos azules de Christopher, su estatus económico y social es realmente bueno, cosa que me dejó en desconcierto total, tal vez el pequeño Chris era producto de una aventura de una noche y eso podía afectar su imagen, pero ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo dejó a un niño pequeño que necesitaba de ella? Eran demasiadas preguntas rondando en mi cabeza. Estaba a punto de buscar su número de teléfono cuando Leo vino caminando hacia mi con una pieza de lego en su mano y balbuceando cosas que a veces lograba entender.

— ¿Qué pasa Leo? — Dije tomando el lego en mis manos.

Noté que cada vez venía con más legos y yo sólo debía acumularlos en mi escritorio para que él fuera feliz, me levanté una vez más para ver a Chesna que aun dormía en su cuna, y fui distraída rápidamente por el sonido de mi celular, era Blake llamándome.

— Hola.

 Sé que no soy Blake pero quería saludarte — Escuché la voz de Lydia tras el teléfono — Necesitaba saber si quieres ayuda con los niños, sé que debe ser difícil tenerlos y...

Si Blake te está enviando para acompañarme dile que estoy bien y que no se preocupe.

En realidad tomé el teléfono de tu marido sin permiso, yo de verdad quiero ayudarte a cuidarlos.

Lydia había estado sensible últimamente, el susto del embarazo la había dejado inestable emocionalmente, y creo que lograba entenderla, cuando mi madre quedó embarazada de Tristan fue todo un caos era más el miedo que sentía que la alegría, el peligro nos rodeaba por todo lado y ese era su mayor temor, perder lo que más amaba nuevamente.

— Claro, ven a casa ¿Puedes hacerlo en la tarde?

Si, nos vemos luego que Blake y Christian están regresando.

Me despedí de ella y miré a Leo que estaba recogiendo de vuelta los legos que yo tenía puestos en la mesa, él se entretenía mucho con sus juguetes y era lindo verlo, por otra parte Chesna seguía durmiendo, creo que es su actividad favorita.

Yo desvié mi mirada al computador, no tardé mucho tiempo en encontrar el número de Meredith, suspiré y marqué con un teléfono desechable el número de la mujer.

Residencia Slayder, buenos días.

En ese momento mis manos temblaron y yo quise gritar.

¿Por qué Slayder? ¿Será que sólo yo lo noté? Es uno de los apellidos de Finn, esto se estaba poniendo interesante, pero el corazón se me iba a salir del pecho, tal vez esto era sólo una coincidencia y sólo era mi imaginación haciendo de las suyas.

— Habla Tina Marshall de migración y extranjería, estoy buscando a la señora Meredith Slayer.

Espere un momento mientras le transferimos la llamada.

¡Morgan es un cliché!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora