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Hyunjin despertó soñando, porque simplemente la felicidad que sentía no podía ser real.

Lo vio tres veces para asegurarse que estaba allí; acostado debajo suyo, respirando con calma, los rojizos labios entreabiertos decorando su carita. Todo su cuerpo gritaba que tenía el derecho de tocarlo, de verlo y sentirlo a su gusto. Hyunjin se sintió estúpido, Seungmin no era suyo, no tenía el derecho. Sin embargo...ahí estaba, danzando el pulgar por su mejilla para comprobar que sí era igual de suave que su cuello, región que en la noche besó y mordió sin control. Ya no estaba la necesidad constante de liberar sus feromonas por el departamento, olía a Seungmin en cada lugar, y eso estaba completamente bien porque Seungmin ahora era suyo.

¿Por qué tendría que marcar un territorio que le pertenecía?

Seungmin se removió en su pecho, fregando la mejilla en su palma. A Hyunjin se le fue el aire, quería despertarlo, ver sus ojos con destellos dorados de frente, volver a morderlo y provocar que jadeara consciente, como anoche. Al parecer le transmitió a Seungmin sus pensamientos, porque en respuesta a la indirecta el castaño despejó el cuello y levantó las manos a su nuca para aproximarlo.

Había despertado.

—Estás agitado—Lo estaba. El susurro ronco de Seungmin le animó, no se oía enojado. Quiso reír, ni siquiera tenía que adivinar los sentimientos de Seungmin, porque podía saberlos de forma natural.

Quiero quedarme así todo el día.

Hyunjin no pudo estar más de acuerdo antes de esconder su cabeza en la glándula olfativa de Seungmin, habían restos de sangre, característica que hizo a Hyunjin pedir perdón a través de su lazo de unión. Había hecho todo lo posible para no herirlo, pero fue inevitable no dejarse llevar por la lujuria cuando el castaño estaba siendo tan dócil y dulce, Hyunjin verdaderamente estaba ansioso de que sucediera.

—¿Estás bien?—le preguntó cuando tuvo suficiente de su nuevo aroma, olía a suyo, se veía suyo, y se sentía suyo. Hyunjin enloqueció, su parte racional le decía que no esperaba la hora para que los efectos del primer día terminaran, estaba actuando como un tonto, un niño tonto que descubría para que servían sus hormonas.

—Lo estoy, nada más tengo sed—por inercia subió la mirada los labios de Seungmin, que se humedecían para respaldar lo dicho—¿Crees que nos podamos separar para ir a la cocina? Muero de hambre.

—Lo más probable—Hyunjin le ayudó a levantarse, asegurándose que se podía el propio peso—Sé sincero, yo...¿lo hice bien?—La mano de Seungmin se aferró con violencia a la suya, para luego juntar sus cabezas. Respiró su aroma medio borracho, si hace unos días le daban espasmos en la columna por dejar en Seungmin una pequeña parte de sí mismo, ahora miles de corrientes eléctricas sacudían sus nervios, contagiando a su lado alfa para acercarse al lobo del castaño a través del vínculo, rodearlo por cortejo y acostarse a su lado a descansar.

—Hiciste que me desmayara...

—Eso no me hace sentir mejor

—de placer—terminó sonriendo. Hyunjin quería borrar esa sonrisa, con su boca.

—¿No tienes vergüenza?—el toque posesivo en su mano le confirmó que no—Yo tampoco tengo, eso me pone incómodo.

—¿Te han dicho que piensas mucho las cosas?

—Unas veces

—Deja de pensar, Hyunjin—rogó, dando unos pasos a la puerta. El más alto lo siguió como si fuese un imán, si se separaba más de un metro de Seungmin iba a rugir, estaba necesitado de atención—¿Tienes ham...?

𝐛𝐢𝐭𝐞/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora