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Seungmin frenó y miró a la mujer que tenía en frente, era hermosa y delicada como una flor, pero sabía que por dentro era fuerte, tan fuerte como la sonrisa que cargaba en ese momento.

—Hey—el calor le invadió, todavía le extrañaba que otra persona le hiciera sentir de tal manera que le relajaba hasta el mismísimo corazón en pocos segundos—Tranquila, pulguita

Hyunjin le besó el cuello y le dió un breve empujón para que avanzara, su madre, su hermosa madre salida de un cuento de hadas estaba allí, a metros y luciendo orgullosa. ¿Lo estará de mí? Pensó a medida que avanzaba, olía su aroma, la escencia a flores y a duelo, a heridas. Le tembló el labio, se sentía como un niño, ese niño al que le quitaron todo, sus dos padres arrebatados de su lado cuando más lo necesitaba.

—Te convertiste en todo un hombre—eso era lo único que quería escuchar.

Se abalanzó encima y la abrazó llorando, ella lo recibió como siempre lo hacía: cálida, pensativa y amigable.

—Mamá—pronunció sabiendo que ella lo escucharía, y esta vez no a través de una llamada telefónica—Mamá.

—Sí, ya estás aquí—Seungmin no quería irse de sus brazos, y aunque ahora fuese mucho más grande que ella, era de la altura justa para protegerla—Shh—cerró los ojos fundiéndose en los mimos en su cabello, había extrañado a su familia—Qué hermoso estás, te pareces a mí.

Seungmin no podía estar más feliz de oírlo, ella era deslumbrante.

—¿No es cierto, muchacho?—se apresuró a secarse las lágrimas y a girarse a Hyunjin, su madre sonreía hacia el más alto.

—Yo...—Hyunjin se rascó el cuello nervioso, su cuerpo gritaba tensión al verlo llorar. Seungmin intentó sonreír, sentía el pensamiento constante de Hyunjin golpeando en su cabeza "necesito abrazarte, y cuidarte, y no llores, no puedes sufrir, no estés triste, yo quitaré eso" y murmuros poco conscientes—Sí, se parece mucho a usted.

—Ah, me refería a que si mi hijo es hermoso o no—se adelantó a decir sosteniéndolo de los hombres, Seungmin se sentía pequeño bajo la estudiosa figura de su madre observando a un muy avergonzado Hyunjin.

Era como tener diecisiete otra vez llevando a un novio a conocer a la familia, solo que la diferencia es que tenía casi veinticuatro años y el novio no era nada menos que el amor de su vida.

—Sí—Hyunjin le miró, era menta y le picaba la comisura por besarlo allí mismo—Su hijo es hermoso, demasiado precioso—se apretó contra los brazos de su madre, quería ocultarse allí y salir hasta que las orejas le terminaran de quemar.

Él piensa que soy hermoso.

Seungmin sabía que lo era, físicamente era imposible que alguien no le viera lo atractivo. La diferencia era que Hyunjin no lo veía como lo hacía el resto, él lo veía con sus más grandes defectos, y aún así seguía encontrándolo alguien digno en el que posar sus bonitos ojos. Eso era jodidamente mejor que cualquier halago, porque parecer hermoso para Hyunjin era un sueño cumplido. Seungmin quería ser siempre ese hermoso para Hyunjin, quería darle un futuro hermoso.

—Mi nombre es Jisoo, un gusto Hwang Hyunjin—su madre lo hizo a un lado para acercarse al más alto, por detrás Minho se escondía en un arbusto—Ven aquí, no seas tímido querido. Ya eres parte de la familia.

Familia.

Seungmin quería eso con Hyunjin.

Su madre lo abrazó, y juró que era la imagen más pura que había visto. Durante ese instante se llevó la mano al vientre y pensó en qué pasaría si formara una familia con Hyunjin, no necesariamente involucraba a más integrantes, podían ser solo Hyunjin y él contra el mundo, podían serlo todo. Seungmin no iba a mentirse a sí mismo, aunque negara en voz alta a los demás el no querer casarse o tener hijos, con sinceridad se podía decir que deseaba ser así de feliz, tener a una pareja que lo quiera y respete, vivir juntos, y si ocurría...tener un hijo. La condición de ese sueño era que debía ser con la persona correcta, esa que no olvidaría jamás, esa que le haría sentir que valdría la pena.

𝐛𝐢𝐭𝐞/ʰʸᵘⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora