Dudas

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<<¡Demonios!>> pensó buscando en todo el lugar. <<Rayos, Ben está muerto y era alguien real. ¿Qué haré? No puedo permitir que me descubran>> Miguel se encontraba agitado y fervientemente buscaba sin econtrar nada, hasta que decidió llamar a su asistente. Ella acudió a los cinco minutos y encontró a un Miguel inexpresivo que la miraba fijamente a los ojos.

-Mena. Siéntate, por favor- e hizo un gesto con la mano para que se sentara al lado de él.

Mena se tornó nerviosa y preocupada y se sentó a su lado con desconfianza. Era su primer día de trabajo y lo único que conocía de su empleador era lo que salía en las noticias.

-Apaga tu glut-ordenó él.

Mena vaciló nerviosa y temerosa antes de apagarlo.

-Bien. Antes de la reunión con mi representante, tenía algo aquí en la habitación y ahora no está. Eres la única persona que tiene acceso a este sitio además de mí... ¿te das cuenta hacia donde voy?- dijo él enojado. 

-Señor Xibath, yo estuve en la reunión con usted, ¿no lo recuerda?- se defendió ella sin poder ocultar su temor.

-Oye... tranquila- se puso de pie frente a ella.-somos un equipo, Mena. ¿tú estás de mi lado verdad?-habló cambiando su tono de voz para suavizar los nervios de Mena.

-¡Claro, señor!-

-Mena...dime Miguel-

-Disculpe, Miguel. Claro que estamos en el mismo equipo, sólo dígame que fue lo que perdió y yo le ayudo a buscarlo. Por favor, deme la oportunidad de ayudarlo, le demostraré que puedo aprender y que no soy una torpe-

-¡Cierto! Oye, lamento haber dicho eso, Mena, al ver a mi representante, olvidé por completo que estabas ahí-

-No se preocupe, señor. Eh... Miguel, dígame en qué puedo ayudarlo, ¿qué se le perdió?-

Miguel sonrió sarcásticamente. -Mena, Mena, vamos... tú sabes. Repito, eres la única que tiene acceso a esta habitación, y si tú estabas conmigo en la reunión, entonces le diste la clave de acceso a alguien más para sacar eso que se me perdió- hablaba entonando con más fuerza cada palabra que decía casi entre dientes.

 -Le juro que no sé nada... por favor, tiene que creerme-insistía.

-¡Rayos!-exclamó furioso.

-Miguel, en diez minutos debe bajar para que lo lleven a la sesión de fotos-

-Lo había olvidado... claro, claro. También vendrás conmigo- 

-Por supuesto señor...Miguel-

Fueron a la sesión de fotos en una camioneta acompañados de Cristal y Peny. 

Al finalizar, Miguel se refrescaba en su camerino y sintió que tocaron la puerta. Abrió... era Mena.

Miguel la invitó a pasar y cerró la puerta. 

-Bien, señor, en cinco minutos tiene el almuerzo con la señora Madame La Rouch-

Ese nombre sonó cómo eco en su mente y un frío recorrió su cuerpo hasta paralizarlo por completo.

-Miguel, ¿está bien?- preguntó preocupada al ver como su expresión facial cambiaba y luchaba por recobrar el aliento.

-Puedes, repetir ese nombre, creo que no te escuché bien, ¿dijiste Madame La Rouch?-

-Sí, Miguel-

-Dime señor- dijo con los ojos llenos de rabia.

-Disculpe, señor-

-Dime el motivo de ese almuerzo-resopló.

-Su agenda lo tiene enlistado como "confidencial"-

 -Déjame solo un momento, por favor-solicitó y Mena salió.

<<¡Qué voy a hacer! ¿Por qué Miguel de Califax tendría un almuerzo con Madame La Rouch?>> pensaba.

<<Siempre estoy contigo>>habló en su cabeza la mismísima Madame La Rouch.



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