Oya o Yasna

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Se sincretiza con Santa Teresa de Jesús

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Se sincretiza con Santa Teresa de Jesús.
Oyá es el viento malo, el remolino, el ciclón, el vendavaly la centella.
Es madre del fuego.
Vive en las cuevas y tumbas, trabaja con los muertos, maneja los gusanos. Lanza las
centellas en las tinieblas.
Posee plumeros de colas de caballos negros (Iruke). No tiene niños ni le gustan. Fue mujer
del dios de los metales: Oggún, y lo abandonó por Shangó. Va a la guerra. Es concubina
oficial de Shangó. Es diosa fuerte y valiente, pero teme a las lagartijas. Se viste enroscándose
el cuerpo al arcoiris con sus sietes colores de mujer.
Su collar: usa cuentas carmelitas carmelitas rayadas en blanco.
Su vestido: saya larga de nueve colores y coronas.
Sus frutas: fruta bomba, caimito, caimitillo, ciruelas.
Plantas: bejucos, alcanfor, el cabo de hacha, la maravilla, gambutera cimarrona, la picuala,
aguacate morado, berenjena, baria, chirimoya y granada.
Comidas: gallinas, palomas, y chivas pintas o negras.
Su metal: el bronce y el cobre.
Adimú: Natilla de chocolate, 9 berenjenas salcochadas.
Se llama tocando el suelo con los dedos y iciendo:
Jekua, Yeri, Yansá, jekua Jey.
Borra con sus faldas los caminos de la vida.
En prenda es Centella, Centellita, Viento Malo, Remolino y Noche Oscura.
De ella se dice que así sufre, anda triste y con su cara pintada de blanco y sus labios de
morados.
Sus adornos preferidos son los caracoles.
Ella rechaza los tambores y los sexos, es diosa de la tristeza y de la angustia. Se asienta.
Se viste con enaguas de 9 colores.
En la Regla de Ocha se le conoce también por estos nombres: Oyá Bi, Oyá Funké, Oyá
Dumí, Oyá Mimú, Oyá Obinidodo, Oyá Ayawá, Oyá Odó-Oyá Yansa Orirí, Oyá de Tapa.
Oyá Yansá parió a Eshú, después lo abandonó encadenándole pies y manos y lo dejó en la
manigua del monte. Ahí lo encontró Oggún y desde entonces andan juntos haciendo
maldades y derramando sangre a chorros. Ella lo encontró ya grande y cuando se lo dijo él la
rechazó como madre y le echó en cara su abandono. Ella era muy caminadora del mundo y no
le gustaban los niños ni la responsabilidad de una casa.

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