16. Furia

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Yeimy estaba en Excelsior cuando recibió una llamada de Juancho. No había hablado con él desde el día de su ruptura definitiva por teléfono.

—¿Juan?

—No puedo creer que sigás viéndote con ese hampón.

—¿Con Charly? —estaba confundida, sin saber de dónde había obtenido la información o hasta qué punto sabía.

—No te hagás la tonta. Necesito hablar con vos en persona, ¿estás en tu apartamento?

No quería verle. Se sentía culpable por haberle dado la razón después de todas las veces que había sospechado que tenía algo con Charly.

—No, no quiero que vengás. Además ni siquiera estoy ahí, estoy trabajando.

Juancho cortó la llamada sin decir nada. Estaba desconcertada y tenía miedo de que llegara a su casa en plena noche, o que le esperara abajo en el portal para obligarla a hablar con él.

Pero fue peor aún, porque Juancho apareció en la oficina a la media hora. Yeimy no sabía que hacer. No quería conversar con él ni que Charly confundiera las cosas viéndola con su ex.

Le arrastró a una de las salas de reuniones para hablar en privado.

—Te estás acostando con él, ¿verdad?

—¿De qué estás hablando?

—Erik me contó lo de su comidita de cumpleaños. ¿Qué hacías ahí?

—Eso no significa que me acueste con él —tragó saliva para prepararse ante la siguiente frase—. ¿Y si lo hiciera, qué problema tendrías vos?

—¿Cómo podés preguntarme eso, Yeimy? —su voz era casi un grito.

—Porque estás siendo injusto conmigo, y me cansé, Juancho. No hice nada malo con Charly, y vos y yo no tenemos ningún compromiso.

—Me prometiste que me esperarías.

—Me ofendiste, dejaste de llamarme, ¿y en tu mente seguíamos en una relación?

—Vos tampoco me llamaste. Te estuve esperando a que al menos te disculparas.

—¿Perdón? No hice nada aquella noche de lo que tuviera que avergonzarme. Fuiste vos el que creyó en otra persona antes que en mí. Además, me acusaste de lo mismo aquel día, ¿por qué te sorprendés ahora?

—Porque una parte de mí aún pensaba que tendrías un poco de decencia.

—Hey, ¿qué está pasando aquí? —Charly había aparecido en la puerta, probablemente después de haberlos visto a través del cristal de la pared.

—No te metás, Charly, esto es entre Yeimy y yo.

—Si metés a Yeimy me metés a mí.

—No seás imbécil, vos no sos nada de Yeimy.

—Ella y yo tenemos una relación, gran pendejo.

—¿Es eso cierto? —se giró a mirar a Yeimy y ella no tuvo otra que asentir, porque aunque no supiera definirlo, sí que había algo entre ellos.

—Bueno —Juancho se rio—. Disfrutá a tu zorra.

—¿Qué dijiste, maricón?

Charly se lanzó hacia él y le golpeó con fuerza en la cara. Juancho trató de defenderse, pero Charly estaba tan furioso que Yeimy por un momento pensó que lo iba a matar. Se interpuso rápidamente frente a él para que parara.

—Yeimy, no interfirás, ¿sí? —dijo él mientras intentaba seguir pegando a Juancho, pero ella le empujó para separarle y le puso las manos a ambos lados de la cara, mirándole fijamente.

Será mi perdición (Charleimy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora