33. Amor imposible

3.8K 174 511
                                    

La mirada de Charly se iluminó al escuchar sus palabras. Asintió, fue hacia su bolsa a por unas tijeras y cortó la brida. Hasta a ella le sorprendió que lo hiciera sin más, sin pedirle que le prometiera que no se iba a marchar o a delatarle. Sintió una punzada de remordimientos: ella jamás podría creer cien por ciento en él, en cambio él confiaba ciegamente en ella.

Yeimy se masajeó la muñeca, y Charly se mordió el labio al ver una línea roja sobre su piel.

—¿Te duele?

—No, es solo de la presión.

Charly tomó su mano entre las suyas y besó con delicadeza la marca. No entendía cómo un hombre podía ser tan peligroso y tierno a la vez.

—No debí traerte hasta este punto, no pensé, solo... Fue un mal impulso.

—Entonces deberías hacer que valga la pena para mí estar aquí —respondió ella con una mirada traviesa.

—Yeimy, sé lo que me dijiste, pero no te sintás presion... —ella interrumpió sus palabras inclinándose hacia él para devorar sus labios como si no hubiera mañana, algo que en cierto modo sabía que era verdad.

Cuando se separó con la respiración entrecortada le miró fijamente a los ojos.

—Solo tengo una condición.

Charly la observó inmóvil durante unos segundos, antes de sonreír con tristeza y desviar la vista hacia el suelo.

—Sabía que no podía ser tan perfecto.

—Charly...

—Me voy a ir aunque me lo pidás y lo sabés.

—No es eso, ¿me querés escuchar por una vez?

Él alzó la mirada con la decepción reflejada en sus pupilas, como si no tuviera ninguna esperanza.

—Quiero que sea sin mentiras. Quiero que estemos juntos sin engaños por primera vez en nuestra vida. Solo vos y yo.

Charly la miró sorprendido durante unos instantes antes de empezar a hablar espontáneamente:

—Respecto a lo de antes... Sí cociné yo. Solo quería que te sintieras bien, a pesar de la... Bueno, situación de mierda en la que te metí.

—Eso ya lo sabía, Charly —dijo ella entre risas—. Estaba delicioso todo.

—¿En serio? —preguntó él, sus ojos brillando de nuevo como si fuera un niño chiquito—. Fui a comprar comida en cuanto llegamos, estuve dos horas en la cocina.

—Deberías habérmelo dicho, podría haber ayudado.

—¿Te aburriste mucho?

—Solo un poco. Estuve leyendo El principito.

Charly sonrió de aquella manera traviesa y seductora.

—¿Es un libro sobre mí?

—Se llamaba El principito, no El princeso idiota.

—¿Te costaría tanto decirme cosas lindas en vez de insultarme? —dijo él entre risas, inclinándose hacia Yeimy.

—Yo también tengo algo que decirte —añadió ella, dejando un suave beso sobre los labios de Charly.

—¿El qué?

—No estoy saliendo con Juancho.

—¿Lo dejaron? —preguntó él, sonriendo con ilusión.

—En realidad nunca volvimos. Fue una pésima idea de él para que me dejaras en paz.

Charly arrugó la nariz.

Será mi perdición (Charleimy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora