Escarlata

341 50 21
                                    

Los parpados me pesan al intentar abrirlos, a mi alrededor todo está oscuro salvo por un haz de luz que entra por una maltrecha ventana. La cabeza me martillea y al intentar subir mis brazos una cuerda entre ellos me lo impide.

Detallo la silenciosa habitación hermética, el sonido pausado de una gota de agua llena el silencio de la misma.

Recuerdo lo sucedido antes de estar aquí, recuerdo su voz y seguidamente el golpe en mi cabeza, solo eso.

Debo estar soñando, tengo que estar soñando, esto solo pasa en las películas, estoy soñando.

Tacones repiquetean en el suelo de cemento, cada vez más sonoros a medida que se acercan.

No estoy soñando, ella está aquí.

— Al fin despiertas querida mía. — su tono es aparentemente amable, como el de una amiga que se preocupa por ti.

— ¿Qué estás haciendo? — La emisión de palabras me raspa la garganta.

— Ya te lo dije antes. — sonríe falsamente llevando sus manos a las rodillas como si hablara con una niña pequeña. — Te voy a matar.

— Es una broma ¿No?

— ¿Te parece una broma la situación en la que estás Parker?

— No, lo que me parece una broma es que estés tan loca y enferma. — bufo con asco. — Te daba un poco más de crédito.

— Una ingenuidad por tu parte, en mi opinión.

— ¿Por qué lo haces? — pregunto ignorando sus palabras. — ¿Por Caleb?

Felice camina alrededor de mi con lentitud sin abandonar su sonrisa maniática.

— Si y no. — concluye luego de un tiempo. — Si, porque Caleb en realidad es el núcleo de esta situación pero es mucho más ¿Te explico?

— No, tengo cosas que hacer. — ruedo los ojos con ironía.

— ¡Me robaste mi vida, me lo robaste todo! — grita de la nada volviendo a ignorar mis comentarios. — Hace dos días me tenía que haber casado, yo era la que debía estar en sus brazos. ¡Yo!

— ¡Acepta que no te ama!

— ¡Si me amaba! — llora gritando. — Todo iba bien hasta que tu apareciste.

— ¿Te das cuenta de que conozco tu historia? — susurro con dolor de cabeza. — No mientas.

— Estuve todo el día con el vestido de novia puesto en caso de que volviera a mi arrepentido.

— Lo siento, en ese momento estaba follando conmigo. — las palabras salen de mi boca antes de pensarlo bien, su mano impacta mi mejilla con fuerza, tanta que una gota de sangre rueda por la comisura izquierda de mi labios.

— Mide tus palabras pequeña puta. — murmura entre dientes. — No estás en posición de hacerte la graciosa.

— ¡¿Te sientes muy valiente golpeando a alguien que está amarrada en una silla?! — le grito sin temor.

— ¿Valiente? No sé, poderosa si.

Razonar con esta mujer es inutil lo que me lleva a preguntarle algo que llevo pensando desde que me desperté.

— ¿Por qué no me has matado todavía?

— Buena pregunta. — aplaude saltando. — Verás, primero pensé en matarte rápidamente pero después me dije ¿Es así como quieres que esto acabe Felice?

— Estas loca.

— La respuesta es no ¿Sabes por qué?

— Iluminame.

Caleb (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora