Toxic

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Digamos que hoy me he despertado de buen humor. No me he quejado cuando sonó la alarma y eso ya es un avance.

Decidí ponerle un poco más de empeño a mi look, solté mi cabello castaño en ondas que me llegan a los hombros, algo inusual en mi que suelo tenerlo todo el tiempo recojido.

Parezco tonta riendole al espejo mientras aplico brillo labial, aún más tonta porque el motivo de mi risa son un par de ojos grises y una boca de infarto.

Me llamarán loca pero solo unos segundos las mariposas dormidas de mi estómago mutaron a abejas que despiertan de solo pensar en él.

Caleb... Caleb Hamilton-Grozdan. Joder solo su nombre me dan ganas de secuestrarlo en una pequeña cabaña y darle de comer lasaña todo el día.

<<<Un momento>>>
Samantha bajale dos, esto es muy loco incluso para ti.
Necesitas medicación.

Tomo mi cartera, el móvil y los audífonos preparándome para salir de la puerta cuando la voz de mi madre me sorprende.

— Un vestido, el cabello suelto, Colonia... — entre cierra los ojos. — algo esta pasando.

— Siempre me echo Colonia. — me defiendo.

— Igual, esto es muy raro.

— ¿Por qué querida madre de mi Alma? Sonríe a la vida, los pájaros cantan y el sol calienta esta fría ciudad. — le beso la mejilla para continuar mi camino. — Es un día perfecto.

— Ok, ahora si estoy confundida.

Bajo las escaleras riendo.

— Papi poderoso, estúpido hermano. — saludo sentandome en la mesa.

— No le digas estúpido, el no quiere ser así. — bromea revolviendo el cabello de Jon.

— Un día de esto cojo mis maletas y me voy. — se queja el enano.

— Quiero ver donde llegas con quince años. — lo regaña mamá.

— ¿Por qué te ves como una chica?— pregunta Jon.

— ¡Soy una chica! — resoplo — Cualquiera los oye y piensa otra cosa.

— Tiene la regla. — susurra el enano.

Papá le da una colleja.

— Respeta a tu hermana.

Tomo una tostada y le termino el jugo levantandome de la mesa.

— Me voy.

— Cuidado al manejar, mira a los dos lados y no Andes con la música elevada en el auto Samantha.

— Si mamá.

Al fin salgo de la casa en dirección al instituto, recobro la energía de esta mañana poniendo música y cantando en el carro Toxic de Britney Spears.

En menos de lo pensado estoy en la escuela y sigo cantando ahora con otra canción diferente cuando unos toques me sacan de la atmósfera artística que yo misma había creado.

— Hay entradas para el concierto. — grita Austin.

Bajo la ventanilla algo ruborisada.

— Están agotadas. — contesto.

Bajo del auto, para correr a abrazarlo.

— ¡Dios! — exclama observandome confundido.

— ¿Qué?

— Dios mío que sol hay. — contesta sonriendo nervioso.

— No hay sol Austin. — miro al cielo.

Caleb (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora