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4 de enero de 1939

Al siguiente día de lo ocurrido, Joseph notó cambios notorios en el entrenamiento.
Estába más despierto, atento y los ejercicios no le parecían tan complicados.
Lisa Lisa y Caesar también notaron cambios en el entrenamiento.
Caesar estaba algo celoso, pero se alegraba de todas formas, Jojo parecía haber tenido una buena noche.

Al momento de terminar el entrenamiento, quedaron los dos bastantes cansados.
Había sido un entrenamiento duro, Lisa Lisa los felicitó por el esfuerzo, habían hecho un buen trabajo.

Jojo, ¿No te gustaría ir por unas cervezas hoy? Hicimos un buen trabajo, merecemos un descanso — Dijo Caesar mientras los dos se refrescaban la cara.

Yo...— Joseph estaba a punto de decir que sí, pero el miedo a declararse si es que se pasa de copas le obligó a decir que no. — Lo siento Caesar, hoy no puedo.

Al momento de decir eso, se arrepintió instantáneamente.
Fue una respuesta que no procesó, cómo si su cuerpo supiera que pasaría si hubiera dicho que si.
Tenía la posibilidad de poder pasar tiempo con su mejor amigo, pero la desechó por el miedo al fracaso.

Oh... Ya veo, si es que cambias de opinión, estaré en el bar que está cerca de acá. — A decir verdad, Caesar estaba algo decepcionado, quería conocer más profundo a su amigo, pero no podía obligarlo a ir.

Joseph se sentía completamente arrepentido, pero sabía que no podía ceder.

Caesar estaba en el bar, bebiendo cerveza.
Eran aproximadamente las 21:30, un día miércoles.
Sabía que no podia quedarse hasta más de las 23:00 por el entrenamiento.
Llevaba esperando 1 hora a Joseph, tenía la esperanza de que apareciera.
Por cada sorbo que tomaba, más iba perdiendo conciencia de lo que hacía, decía, etc.

Por otro lado, Joseph estaba en la silla de su dormitorio, pensando en si acompañarlo o no.
Si no lo hacía, se sentiría mal por él, al dejarlo sólo.
No quería dejar a su amigo sólo, pero si es que iba seguramente se pasaría de las copas y le confiese su amor.

Finalmente, decidió ir a la dirección que le dió, pero con la condición de no tomar nada que contenga alcohol, ni siquiera un poco.

Joseph caminaba por las solitarias calles de Venecia.
Miraba sus pies con desilusión y tristeza.
Pensaba en Caesar, Oh ¿Que pasaría si se le declaraba? No podría ni imaginarse el dolor del rechazo.
Las miradas, las burlas, los golpes.
Si tan sólo pudiera tocar sus labios, acariciar su pelo...

Joseph estaba completamente alejado de la realidad, aunque poco tardó en darse cuenta que ya había pasado el bar.
Fue corriendo, el tiempo había pasado muy rápido y quería pasar tiempo con Caeasar.

Al entrar al bar lo vio.
Joseph apenas lo vio, sonrojó de inmediato.
Caesar se veía hermoso para él, a pesar de estar borracho.
Sus mejillas estaban coloradas y sus ojos estaban cristalizados.

Caesar...perdón por no venir.. ¿Estás bien? —Joseph estaba algo preocupado, en esos minutos que no estuvo ahí pudo haber pasado cualquier cosa.

Jojo.. No te preocupes, está bien...— Caesar no entendía nada de lo que estaba ocurriendo, perdió la cuenta de cuánto había tomado.

El ambiente estaba tenso, no habían palabras, ni miradas que se cruzaban. Jojo se sentó al lado de Caesar, no le dijo nada, simplemente lo miraba atentamente.
Admiraba su belleza, sus labios, su pelo, sus pómulos, su cabello.

Caesar parecía cansado, los ojos le pesaban y le costaba mantenerlos abiertos.
Joseph no tardó en percatarse de esto.

—Caesar, ¿Quieres ir a Casa? Te ves cansado.

—Está bien... Tengo demasiado sueño...

Joseph le ayudó a caminar, de cierta manera se sentía apenado, no logró pasar mucho tiempo con Caesar, y el tiempo que pasaron con suerte se miraron a los ojos.

Finalmente llegaron a casa, Joseph ayudó a Caesar a subir a su cuarto y acurrucarlo.
Se iba a marchar pero su amigo lo detuvo.

Jojo... Quédate conmigo.. Quiero hablar un poco...— Al parecer, estaba en la etapa sentimental de un borracho.

Uhm, claro ¿Pasa algo? — Joseph estaba confundido, pero pensó que sería por la borrachera.

Enseguida Caesar lo abrazó y empezó a llorar.
Fue algo muy rápido, Joseph apenas alcanzó a procesarlo.
No sabía que hacer, así que colocó su mano en su cabeza y la empezó a acariciar.

—Jojo... Extraño a mi padre... Cuándo pasabamos juntos con mis hermanos..

En ese momento jojo supo que iba en serio.
Joseph era pésimo para éstas cosas, no sabía que hacer en éste tipo de ocasiones.
No quería hechar a perder todo, así que estuvo un tiempo abrazandolo mientras pensaba en palabras alentadoras o en cómo ayudarlo.

Tranquilo... A veces tenemos que dejar ir las cosas— Por cada palabra que decía, más se arrepentía.
Apestaba para éste tipo de ocasiones, así que se limitó a acariciarle la nuca.

—¿Por qué tuve que ser tan idiota..? Si tan sólo hubiera sabido no hubiera hecho tantas cosas... Mi padre me amaba.. ¿Que pensaría de mi si supiera lo que hice?

—Él te entendería... Caesar, no te preocupes por esas cosas, es algo difícil de superar, pero si no lo dejas ir te hará más daño.

—Por favor Jojo...no me dejes, no quiero estár solo otra vez...

Caesar apretaba las prendas del Joestar, acurrucandose en su pecho.
Jojo sentía pena por él, pero no podía hacer nada más que apoyarlo.

A los minutos, Caesar cayó dormido.
Joseph lo acomodó en la cama, por un momento pensó en dejarle un beso, pero se negó a hacerlo.

Miró su camiseta, estaba empapada de una rara mezcla de lágrimas y mocos.
Tuvo que cambiarsela y ponerla a lavar.
Finalmente se iba del cuarto, pero no podía dejar de pensar en él y en el momento que finalmente podría tomarle la mano sin ser juzgado.

Larvas En El EstómagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora