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Me encontraba en una fría habitación junto a Lisa lisa. Era todo muy incómodo y tenso.
Lisa Lisa dió el primer paso para detener aquel incómodo silencio.

Bueno Jojo, ¿Qué es lo que debías decirme?—

—Nada muy importante maestra, sólo...— Tragé saliva, armándome de valor para soltar mis palabras — Quería que supiera que yo y Caesar estamos en una relación, lo habíamos hablado antes y esto no nos dificultará en el entrenamiento.

Lisa me miró y soltó una dulce risa, tranqulizandome un poco

—Realmente se aman mucho ¿No?—

Asentí con mi cabeza.

—No importa, sé que están nerviosos por lo que piensen los demás y es una estupidez enojarse por que alguien ama a otro, sé que son buenos muchachos y no causarán problemas—

Apreté mis puños, rasgando la silla y ocultando mis lágrimas.
La maestra Lisa me abrazó. Pude sentir aquella calidez que sentía cuando mi abuela me abrazaba.
Pude sentir una calidez maternal.


(Cambio de narrador, Caesar)

Eran las 7 de la tarde, el sol alumbraba nuestros ojos y chocaba con mi piel.
Dibujaba trazos imaginarios en el dorso desnudo de Jojo.
Estábamos ambos cansados de nuestro entrenamiento.

Me siento  sumamente feliz, ahora nos consideramos novios. Eso si, eso de caricias y besos a escondidas, aún existe riesgo de algún ataque.

—Oye Caesar...— llamó mi atención con su voz ronca .

—Dime —

—¿Sabías que en la mitología Griega, cuando se creó al humano se le creó con 4 piernas, 4 brazos y 2 cabezas?—

—¿En serio?—

—Sí, lo dice acá — me apuntó con su dedo índice su libro— Pero Zeus, atemorizado por el poder que podríamos llegar a tener, lo dividió en 2. Y ahora Cada uno busca su otra mitad.—

— Tal vez yo encontré la mía— Le dije mirándolo a los ojos con una sonrisa coqueta, haciendolo sonrojar.

—Eso explica el porqué de los abrazos, es una manera de que los cuerpos se junten y “mezclen” por decirlo así, al igual que los besos y... Ya sabes... El sexo—

—Wow, No sabía que eras tan intelectual Joseph... — tuve una breve pausa para conectar nuestros labios— Por cierto... ¿no quieres...“intentar juntar nuestros cuerpos”?

Pude sentir su cuerpo resaltar, inquieto y ansioso

— Y decías que yo era el pervertido...—

—Pff...—

Se dió vuelta y se subió encima mío, apoyando sus manos en mi pecho y sentándose encima de mi regazo.

—Oye... Si es que llegamos a hacerlo... ¿Quien será el de abajo?— me preguntó

—Tú, yo tengo más experiencia—

—¿¡Qué!? ¡Claro que no! Yo seré quien te la ponga. —

—¡Ni lo sueñes!—

—¡Mierda!...— Se dió por vencido muy rápido— tal vez podríamos cambiar de vez en cuando...

Lo miré de arriba hacia abajo

—Sí, podríamos...—




Se hizo de noche y ambos seguíamos en la habitación.
Lo miré de reojo, estaba acostado leyendo un libro.

Lo tomé de la cintura y empecé a acariciarla, produciendo espasmos en él.
Besé su cuello y lo mordía suavemente, todo esto, las caricias, besos y mordidas incrementaban su intensidad con el tiempo, hasta que empecé a escuchar jadeos por su parte.

—Caesar... Mhh...¿Lo vamos a hacer?—

Me miró tímido, así que dejé de acariciarlo.

—¿Quieres?—

Asintió con la cabeza, así que eso me deja avanzar y dar el siguiente paso.




(Advertencia +18)




La habitación estaba rodeada de una clase de niebla, cegando nuestras miradas.
Nuestros cuerpos desnudos necesitados del afecto del otro.
En aquellos lapsos donde nuestras miradas conectaban , podía apreciarlo todo.

Ambas almas desnudas, sin filtros ni mentiras.
Sólo una simple escena honesta.

Sus manos acariciaban mi cuerpo y el tiempo sólo se estiraba y me olvidaba de todo cuando sentía su pesado cuerpo sobre el mío.
Todo parecía desvanecerse cuando nuestras miradas perdidas se esfumaban en aquella nuve de sentimientos.

Puedo sentir como intenta satisfacerme tímidamente, preocupado por cada movimiento que hacía.

Ésto es muy vergonzoso para ambos, no tengo ni idea de como Jojo resiste esta presión.

Con delicadeza, Jojo depositaba aquellos besos que me susurraban al oído “Te amo”.

El distante placer de nuestra mirada frente a otra se esfumaba cuando el tiempo se estiraba, alargando así el después.

Ninguno de los dos podía más, así que decidimos dejarlo ahí.





—Eres muy lindo— puedo escuchar mientras me visto

—Tú también lo eres, Jojo.

Jojo me dejó un beso infantil en la mejilla, de esos que hacen un sonido.



Después de tomarnos una ducha y vestirnos caímos dormidos en la cama.
Al momento de abrazarnos, pude sentie su corazón latir a la par mía.


Nuestros cuerpo se comunicaban entre sí para hacernos saber cuánto nos queremos.
Nuestras manos se entrelazan tímidamente, casi temblando.
Nuestras miradas conectan y se abrazan entre sí, cada parte de mi cuerpo conecta con la suya.


Ya no es necesario decir “Te amo” cuando ambos lo sabemos.

Larvas En El EstómagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora