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6 de enero

Eras aproximadamente las 9 de la noche, había sido un día bastante simple.
Era un día cómo los demás, Joseph había entrenado junto a Caesar, habían descansos de por medio para mantener a todos estables para cuando llegue el momento de pelear.

El castaño se encontraba nuevamente en su escritorio.
Más de una vez se le había pasado por la cabeza hacerle poemas a Caesar para demostrar su amor y hacerse pasar por una chica, sin embargo, su letra se podía reconocer a kilómetros de distancia.

Intentaba concentrar todo su ser para describir lo que sentía por él, pero nunca lograba nada.
A veces hubiera deseado ser una chica, su amor no estaría prohibido y tendría más acceso a estar junto a su amado.
Si tan sólo pudiera besar sus labios, acariciar sus cabellos y pasar una linda tarde juntos...

Su mano escribía inconscientemente lo que sentía, palabra por palabra.
No tuvo que procesar demasiado para lograrlo, pensó que sería más difícil poder escribir un poema.

No era experto en ese tema, pero secretamente le gustaba ése tipo de cosas.
Lo único que tenía que hacer era concentrase en lo que quería tener, hacer y experimentar.
Sus mejillas tornaban un color carmesí tan sólo imaginarse escenarios con su querido compañero.
Ése sentimiento... Era algo que anhelaba, deseaba con todo su corazón.
Joseph rogaba a Dios, por favor, que si hay alguna oportunidad de que él pudiera tener una chance de estar con él sin ser juzgado...
Intentaba consolarse a si mismo, imaginandose escenarios juntos, besándose, acariciandose, peinandose....
Pero cuando volvía a la realidad -una cruel realidad- perdía todas sus esperanzas.

El cuerpo del castaño resaltó al oír la puerta abrirse, miró curioso para ver quién era.

Hola Joseph...-Caesar tenía la mala costumbre de abrir la puerta sin si quiera avisar, lo cuál le trajo bastantes problemas .

Oh, Hola Caesar -Joseph estaba nervioso, desde un principio sabía que ésto podría ocurrir, pero simplemente se le olvidó -Por favor... Toca la puerta la siguiente vez.

Ah, perdona, siempre se me olvida - El rubio se disculpó mientras se acercaba inocentemente a su compañero.

Joseph estaba nervioso, no quería que viera lo que hacía, pero no pudo hacer nada, ya que traería sospechas.
Quería reaccionar, pero había una extraña sensación, simplemente no podía decir nada.

Oh, Haha, ya veo porque querías que tocara...- Caesar leyó la carta, lo que de cierta manera incomodó a Joseph.

Mientras se apoyaba en el hombro de su compañero, le señaló con su otra mano el poema que estaba creando.

-Tal vez podrías cambiar tu letra a manuscrito, se vería más romántico, soy un experto en éstos temas, así que si tienes una duda simplemente hablame.

Caesar le guiñó el ojo a Joseph, lo cual hizo que se sonrojara de cierta manera.

Gracias por el consejo, intentaré practicar mi letra haha..- Miró hacia abajo, avergonzado de que Caesar hubiera leído su poema.

No te preocupes por eso, sómos amigos, así que podemos hablar de ésto - el rubio le despeinó los cabellos para dirigise a la puerta, mientras lo miraba, dijo - Buenas noches, tienes que descansar si quieres seguir con tus romances, tortolito.

-Buenas noches, Caesar...

"Dios... ¿Qué estaba pensando?"

Estaba avergonzado, muy sonrojado.

"Tortolito" ¿Realmente se sonrojó solamente por esa palabra?
Le había gustado cómo lo había tratado, lo admitía.

Su cálida mano pasando por su espalda, jugando con sus cabellos..
La manera en que lo miraba... Sus ojos...
Su personalidad, su sonrisa, su manera de hablar...

Agarró la hoja de papel y la arrugó para luego tirarla en el cesto de basura.
Se acostó en su cama, acurrucandose en las cálidas mantas.
Estaba cansado, así que no demoró mucho en quesarse dormido.

En la arrugada hoja, se podía apreciar el siguiente poema ;

“ Sus labios anhelo tocar
  Y sus rubios cabellos deseo peinar
Su tranquila voz canta al hablar y no hay nada más que me enamore más.

Oh Dios, ¿Por qué nuestro amor prohibido estará?
Si tan sólo le pudiera abrazar.

Mis ojos llenos de lagrimas están
Mi corazón anhela tu alma y tu ser
Tan profundo mi amor es que sin ti no puedo permanecer.

Tú eres la persona con la que quiero estár, eres la persona la cual quiero besar, eres la persona con la cual me quiero quedar.”

Larvas En El EstómagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora