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17 de enero

Con una rosa en la mano, Joseph besaba a lo lejos alguien más.
Parecía ser rubio, igual que yo.

Ésto es raro, no sé exactamente qué está pasando, todo parece muy confuso.
Una capa de niebla ciega mi vista, pero al parecer, la niebla sólo puedo verla yo.
¿A quién estará besando? Y, ¿Por que no soy yo?

Veo, a lo lejos y con dificultad, como  mi amor me mira con una sonrisa pícara de oreja a oreja.
¿Se está burlando de mi?
Llegué incluso a cuestionarme que eras tú, amor querido.

¿Por qué te estoy tratando así? ¿Con mimos y cariños?

Siento como si me estuviera ahogando, pero, por más que toque el agua, ésta no moja.
La puedo sentir, eso sí, es cálida...

El agua no es más que mis lágrimas cayendo al suelo, siento ira, decepción.

Logro visualizar a quién estaba besando, pero... ¿Soy yo?
Joseph me estaba besando todo éste tiempo, pero entonces, ¿Quién soy yo?

Miré al charco de lágrimas que había creado, y al ver el reflejo, todo cobró sentido.

Sentía furia por mi mismo, cayendo brazos de un hombre como un marica, no puedo evitar lo que me espera.
El charco de lágrimas se convierte en un pozo de decepción.

En el reflejo, podía ver a mi padre, decepcionado y furioso.

—Lo siento, padre...— dijo a lo lejos aquel chico.

Despierto agitado, fue un sueño extraño.
Toco mi cara, húmeda debido a mis lágrimas.
Veo a mi lado, libros y comics tirados en el suelo, posillos y vasos desordenados encima de mi escritorio.

Pude recordar a Joseph, pude sentir sus labios una vez más.

Aquella pregunta que me había hecho resonaba en mi cabeza una y otra vez.
El miedo de besarnos, mimarnos, aunque sea en privado, no es simplemente por seguridad.

Sé de dónde proviene aquel miedo, eso creo.
Mi padre, siempre ha sido un hombre católico conservador.
Casi toda mi vida he querido que se enorgullezca de mí, incluso en aquellos momentos donde juraba odiarlo.

Su opinión acerca de las parejas homosexuales no era positiva.
Recuerdo sus comentarios en la mesa, insultandolos, denigrandolos, tratándolos cómo mounstros.

Por más que trate, no puedo quitarme aquellos pensamiento, en serio amo a Joseph, es divertido, lindo y a veces cariñoso.
Pero la mirada de mi padre sobre mi no puedo sacarla.

Puedo recordad aquella vez que golpeó en un bar a un chico por acercarse a otro.
Ese día tuvimos que acompañarlo para no quedarnos sólos en casa.
La cara del chico estaba ensangrentada, con notorios moretones e hinchada.

Obviamente temo que algo así nos pasé, y también por eso no quiero hacer nuestra relación pública.
Tengo miedo de decepcionar a mi padre, otra vez.
Lo extraño demasiado, pero mis sentimientos con él son confusos.

¿Es él el malo o acaso lo soy yo?

Es raro, ya que él está muerto, sin embargo, puedo sentir su presencia, puedo sentir su decepción atormentandome.

Miré el reloj, apuntando a las 5 de la mañana.
En 2 horas tendré que despertarme nuevamente, no sé cuál es el sentido de dormir ahora.
Me sentiré cansado y abrumado igualmente.
Perdí el sueño completamente, pero ésto no es buena señal.

Larvas En El EstómagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora