UN MAL DÍA

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ALLISON

Logré despertarme temprano y pude alcanzar el bus de las siete a.m, por que no podía llegar tarde una vez más a clases, además si lo hago de seguro repruebo.

«Estoy exhausta, quiero regresar a mi cama» es en lo único que logro pensar al bajar del bus.

─ Hola nena, cuánto tiempo ─escuchó decir a una voz que estaba detrás de mí.
No presto atención y sigo con mi camino.

Sé a quién pertenece esa voz y no quiero arruinar mi mañana al tener que hablar con él,  ya es suficientemente malo tener que despertarme temprano y lo será aún más si hablamos.

─ ¡Ey!, por qué tan fría ─pregunta Eric al ponerse de golpe al frente de mí.

Trato de esquivarlo pero se mueve a la dirección en la que quiero caminar.

─ ¿No me piensas hablar? ─dice mientras acomoda su portafolio.

─ Si sabes la respuesta por que preguntas ─le digo mientras lo esquivo.

─ No lo puedo creer ─, dice Eric mientras se pone aún costado de mí, mientras me rodea con uno de sus brazos ─, ¿aún sigues molesta por lo que sucedió hace ya más de 2 años?.

Lo aparto, me doy media vuelta y mientras lo miro a los ojos  le digo: 

─ Pudrete Eric ─veo como hace una mueca estúpida y lo dejó atrás.

Antes de entrar al salón de clases decido pasar primero por el baño, necesito relajarme y mojar mi rostro, estoy tan molesta que puedo decir que lo que corre por mis venas no es sangre, sino más bien lava hirviendo y todo por culpa de ese invesil.

Al salir del baño chocó con una chica.

─ ¡Aargh…! ─ Escuchó decir a la chica mientras se le cae su teléfono celular al suelo.

─ Perdón no te vi ─, le digo mientras me inclinó para recoger su teléfono celular ─, ¿estas bien?.

Me quita el celular de las manos y lo revisa de un lado al otro.

Me quedo viéndola mientras que no se quita del pasillo, es de tez morena, cabello largo y rizado, uñas largas de seguro falsas y pintadas con un terrible esmalte verde y apuesto a que no se lavo los dientes  por que no para de pasar su chicle de un lado al otro en su boca.

«Es asqueroso» pensé.

 Hasta que señala la pantalla para mostrarme que está rota.

«Maldita sea» pensé en ese instante mientras veía la pantalla rota.

─ Yo estoy bien, pero mi celular no ─dice mientras que no para dar topes con su dedo sobre la pantalla.

─ Debiste tener más cuidado por donde andas ─le digo  mientras me dirijo hacia la salida.

─ ¡Oh no! ─, escuchó decir a la lunática detrás de mí ─, tú no te vas hasta que me pagues.

─ No tengo dinero ahora, si quieres puedo pasar por aquí después de clases y te lo pagaré ─ mentí. 

─ No princesa, tú no te largas hasta que me pagues ─alzó la voz.

Y mientras que hacía su espectáculo por la mañana, veía como más chicas nos miraban.

─ Está bien, te pagaré, pero ya cállate ─le digo mientras busco en mi bolso dinero para poder pagar su estúpida pantalla.

─ ¿Qué acabas de decir zorra?, ¿Qué me calle? ─regreso a verla para tratar de escuchar mejor lo que acababa de decir.

─ ¿Qué sucede? ─, preguntó mientras caminaba de un lado al otro sin parar de ver mi bolso ─, no tienes con qué pagarme. 

─ No, no tengo con qué pagarte ─, me cruzo de brazos ─, y si lo tuviera no te lo daría.

En ese momento intentó arrebatarme el bolso, pero fui más rápida y no se lo permití.

─ Escúchame muy bien perra lunática ─, le digo mientras la fulmino con la mirada ─, he tenido una mañana del orto y lo último que quiero es descargar toda mi ira sobre tí.

─ Yo también he tenido una mañana de mierda ─, intervino ─, por ejemplo, me choque con una gata muerta de hambre que no puede pagar un  protector de pantalla.

Justo cuando estaba lista para abalanzarme sobre ella una profesora pasó entre la multitud.

─ Señoritas que es toda esta conmoción ─, dijo mientras señalaba el baño repleto no solo de chicas sino también de chicos ─, y el uso de ese lenguaje tan inapropiado que no es digno de esta universidad, ¿Cuál es el motivo?.

─ Ella ─, intervino ─, ella chocó conmigo y rompió la pantalla de mi celular y ahora se niega a pagarme.

─ ¿Eso es verdad? ─ pregunta mientras voltea a verme.

─ Sí ─, contesté ─, y justo cuando estaba por pagarle, ella me dijo zorra.

─ Uuuuuuuu ─comenzaron a decir los chicos presentes en ese momento.

─ ¡Silencio! ─gritó la profesora y volteo a ver a la víctima.

─ Y cómo quería que reaccionará, dejarla ir sin que me pague.

─ Estoy segura que existen otros métodos para llegar aún acuerdo sin la necesidad de utilizar un vocabulario como tal. ¿De cuánto es el daño ? ─preguntó.

─ Cincuenta dólares ─respondió.

─ Me quieres ver la cara, es un protector ─intervine ─ eso no cuesta más de veinte dólares.

─ Tu que sabes de celulares  ─ dijo ─, apuesto a que el que usas es robado.

─ Uuuuuuuu ─comenzaron a decir el público presente.

─ ¡Silencio! ─intervino una vez más la profesora ─. Tú ─, señaló a uno de los presentes ─, ¿qué precio tiene un protector de pantalla?.

El chico dudo por un segundo para averiguar si es a él a quien se dirige.

─ Ehh ─comenzó a decir ─, es verdad lo que dice, un protector no cuesta más de veinte dólares  ─lo dijo mientras me veía.

─ ¡Callate!, a lo mejor eres amigo de ella y por eso te pones de su lado.

─ Aquí hay un claro ejemplo de estafa por daños y perjuicios ─,intervino la profesora y regresó a verme ─, y tú, pagale y todos ustedes, regresen a clases ahora mismo.

Mientras la masa de personas comenzó a disiparse busqué en mi bolso una vez más, y saqué un billete de veinte dólares y me acerque a ella.

 ─ Toma ─le dije.

Y cuando extendió la mano para tomarlos, los dejé caer.

─ Espero que te alcance para tu protector, princesa ─le dije mientras me daba media vuelta para salir de ese lugar.

─ Eres una zorra ─ le escuchó decir a regaña dientes.
Me detengo en la puerta y volteo para verla.

─ Y soy la mejor ─le digo mientras salgo de su vista.

La maldición de la familia  ArmstrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora