EL ZODIACO

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Allison

Al llegar al instituto todo aparenta ser normal, al seguir caminando por los pasillos nadie sabe de mi existencia, es como si se hubieran olvidado de lo que sucedió ayer y eso asusta de algún modo, no cabe duda que alcanzas la fama solo por cortos periodos.

« Ja!, yo quería ser famosa pero no de esta manera » pensé.

Hoy el día va muy bien debo de admitir, las clases siguieron con regularidad, el profesor aun no me nombra para que participe en las actividades del día y eso es gracioso, no me molesta que no lo haga.

─ Hoy te ves muy bien ─dice Victor.

─ No lo sé ─digo mientras guardo unos libros en mi bolso ─. Siento como si esta fuera la calma antes de la tormenta.

─ Y ahí vas de nuevo ─, mientras dice eso regresa a verme ─, debes de relajarte ya nadie se acuerda de lo que hiciste ayer.

En ese momento dejé escapar un suspiro, uno de esos suspiros en donde te das cuenta que lo mejor que puedes hacer es olvidar y continuar.

─ A lo mejor tienes razón ─digo mientras me dirijo a la salida.

Caminamos un buen rato hasta llegar a la biblioteca porque debíamos leer un libro del cual deberíamos de hacer un ensayo de más de quinientas palabras y después leerlo frente a toda la clase. Odio hacer este tipo de trabajos, eso de leer frente a todos no es lo mio, no cuando mi pronunciación es terrible.

─ Tú ve apartar una mesa y de preferencia una que esté apartada de todas las demás ─dice Víctor mientras se dirige donde la bibliotecaria en busca de dichoso libro.

Al caminar entre las mesas, veo como muchos están con sus miradas pegadas en computadoras y libros, escuchando música con audífonos, resolviendo problemas de matemáticas y ¿viendo porno?.

« Que mierda, este tipo debe de estar loco », mientras pienso esto me alejo lo más lejos posible de este enfermo.

Al llegar a una mesa que está libre, me siento y miro a mi alrededor en busca de Victor y no hay señales de él.

Comienzo a sacar mis apuntes para poder revisar los puntos importantes de esta investigación y tener todo en orden hasta que llegue Víctor.

─ Hola, ¿por qué estás sola? ─, pregunta un tipo a un costado mío y regresó a verlo con una expresión de indiferencia ─, perdón no vengo con esas intenciones, es que te vi sola y pensé que tal vez necesitabas ayuda.

Mientras dice eso, analizo a este hombre tan generoso.

Pantalones azules marinos, zapatos deportivos blancos, con una camisa celeste abierta que deja ver una camiseta blanca que lleva por dentro, debo de admitir que hace juego con esos ojos y cabello de color negro, aunque deberia dejar que la brisa peine su cabello y no él.

─ No estoy sola ─contesté.

─ ¿Enserio?, ¿viniste con tus amigos de estudio? ─pregunto.

─ Con mi amigo que no debe de tardar en llegar.

En ese momento se creó una atmósfera de incomodidad, él quería seguir con la conversación y no sabía como, podía ver como comenzaba a ponerse nervioso.

─ ¿Cómo te llamas? ─pregunté finalmente.

Vi cómo su rostro se iluminaba y con una gran emoción contestó.

─ Nain, me llamo Nain ─dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

─ Allison ─nos dimos las manos y luego Nain se sentó en una de las sillas que estaban a un lado de mi.

La maldición de la familia  ArmstrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora