REENCUENTRO

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AUDEN

No puedo evitar asombrarme por el departamento que compró Liam, sin duda tiene buenos gustos, la sala y la cocina están unidas en una, divididas por un mesón, sin duda tiene buenos gustos.

 – Luego me podrás contar tu triste historia –, decía eso de atrás mío mientras cerraba la puerta –, primero toma un baño y come algo supongo que tampoco debiste de haber comido desde que llegaste.

 – ¿En serio huelo mal? –pregunto.

– Apestas Auden –no puedo evitar alzar el brazo para olerme y lo peor es que Liam tiene razón.

–No puede ser, esto es un desastre, ¿dónde está el baño? – la tranquilidad con la que se mueve Liam por la sala hacia el sofá es desesperante.

 – No seas dramático, está al final del pasillo –dice esto, mientras señala un pasillo.

– Lo tengo –recojo mi maleta para sacar ropa limpia y me dirijo al baño.

 –Míralo por el lado positivo, no te acercaste a nadie porque si lo hubieras echo de seguro no te vuelven a hablar en esta vida –en ese momento me detengo en medio del pasillo y recuerdo que con la persona que más he hablado fue con esa chica, eso explicaría porque se mantuvo alejada a una distancia considerable.

– ¿Qué pasa?, ¿viste un fantasma? –escuché decir a Liam mientras me dirigía al baño.

– No, no es nada.

– Pues date prisa quiero dormir, a diferencia de otros yo tengo una vida llena de responsabilidades.

El agua está en su punto, puedo sentir como relaja todo mi cuerpo podría estar aquí todo el día parado bajo el agua. Al buscar entre mi ropa solo encuentro camisas y pantalones, no quiero usar eso porque de seguro terminaré sudando otra vez, me pregunto si Liam tendrá ropa más cómoda que me pueda prestar, espero que no le moleste que use este pijama.

Al salir del baño mientras me seco el cabello no puedo ver a Liam por ningún lado, supongo que debe de estar en su habitación, este lugar es increíble incluso tiene un pequeño balcón con vista a toda la ciudad, no pensaba que en este país hubiera este tipo de departamentos con este tipo de lujos.

 – No puedo creerlo, no llevas aquí ni una hora y ya estás usando mi ropa –escuchó decir a Liam a mis espaldas –, esto es increíble, me dijiste que no me darías problemas.

– Lo siento, pero no tenía ropa más cómoda, si te molesta tanto me la quitaré enseguida – Tomó la camiseta con  mis manos en señal de que me la quitaría.

 – Déjalo, ya no importa, es más puedes quedártelo –dijo con una cara de resignación.

– ¡En serio!.

– Sí, pero no vuelvas a usar nada más que sea mío.

 – Te lo prometo y muchas gracias te lo devolveré después o mejor te compraré uno nuevo.

– Ahórrate las gracias y trae tu maleta, te enseñaré tu habitación.
Tras pasar por la sala en un pequeño pasillo había dos puertas supongo que la primera es de Liam y al dirigirnos a la segunda puerta este se detiene.

– Esta será tu habitación, no hagas destrozos cuida todo desde los libros hasta el armario y si los dañas tendrás que pagarlos, ¿entendido?.

– No te preocupes. 

– Ya me preocupé.

– ¡Qué!, pero si acabo de decir que no lo hicieras – Levantó las manos  en modo de indignación.

La maldición de la familia  ArmstrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora