MÁS CERCANOS

5 4 0
                                    


ALLISON

Puedo sentir como mi pecho pesa demasiado, como si no pudiera respirar. Trato de mover un peso muerto que tengo sobre mi y no puedo y al abrir los ojos lo primero que veo es una cabellera abundante que está reposada sobre mi pecho.

« Qué mierda »  ─ pensé.

Luego recordé todo lo que pasó la noche anterior, ver a Auden tan vulnerable me hizo pensar que lo estaba tratando mal y que lo juzgue demasiado rápido, además no me puedo imaginar todo lo que debió de haber pasado cuando se enteró de su pequeño problema. Esto me causó aún más curiosidad, saber cómo funciona esta maldición, pero se que no puedo preguntar eso ahora ni nunca.

Al tratar de mover a Auden él comienza a mover su cabeza en círculos acurrucandose sobre una de mis tetas, pude sentir una gran ola de calor sobre mi cara y me quedé paralizada. Fue ahí cuando lo recordé metiendo su lengua en mi boca, no pude evitarlo lo empuje y salte del sillón en ese instante él se estaba empezando a despertar.

─ Mmmm ─ consiguió decir mientras alzaba la cabeza para poder ver que pasaba.

─ No es nada, sólo iré al baño ─,consigo decir mientras le doy la espalda.

Al darme vuelta lo veo completamente dormido o eso parece. Voy en dirección al baño para poder ducharme.

Al salir del baño mucho más relajada regresó a ver a Auden en el sillón y está en una posición diferente, ahora está mirando hacia el espaldar del mueble. No le doy importancia y voy por unas bananas y leche para poder hacer un batido.

Al regresar donde está él, lo comienzo a llamar por su nombre para poderle ofrecer la bebida.

─ ¿Pasó algo? ─dice mientras se sienta.

─ ¿Ya estabas despierto? ─preguntó mientras toma con sus manos el batido.

─ Sí.

Un momento incómodo se torna a nuestra alrededor mientras damos un largo sorbo, él está mirando el suelo y yo lo miro a él, sé que no está bien y se que algo va a suceder y no estoy preparada para ello.

─ Tu, no ─,dice mientras que sus ojos se encuentran con los míos, como si fuera una daga me atraviesa sin ningún problema ─, ¿no me tienes miedo?.

Me quedo viéndolo sin entender lo que está tratando de decir.

─ No entiendo a qué te refieres ─no sé qué decir.

─ Me refiero a que cómo es posible que un hombre pueda procrear, ya sabes, un monstruo o una abominación, algo que no debió de nacer o existir ─al decir esto pasa una de sus manos por su cabello.

─ Cállate ─ahora soy yo la que me mira fijamente a los ojos ─, no tienes por qué estar diciendo esas cosas sobre ti.

─ Pero es verdad, hace unos años me despreciaron y ahora tú lo harás porque es eso que se hace con las personas que no son normales.

Asiento el vaso sobre la mesa y lo tomó por los hombros a Auden mientras que lo obligó a que me mirara a los ojos.

─ Tu no eres un monstruo ─,consigo decir mientras observo cómo sus ojos se llenan de lágrimas ─, tu eres una persona maravillosa, no tienes idea de cuan especial eres.

─ Mentira, solo lo dices por que me tienes lastima ─dice mientras se pasa la mano por la nariz ─. Hay días en los que pienso que no debí de nacer, que fui un error que no debió de existir.

Miró horrorizada cómo se comportaba de una forma, tan tonta, tan yo.

─ No debí de nacer Allison no quería, no quería esto, quiero morirme ─habla con un pánico que no puedo controlar.

La maldición de la familia  ArmstrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora