Pasaron dos semanas des de el incidente con Dabi y Bakugo.
Midoriya pensó en ello como un suceso desafortunado que no volvería a pasar. Aunque tenía la sensación que alguien le estaba maldiciendo.
Estaba como siempre en su floristería Sunflower. Era un pequeño local, que había comprado hace tiempo cuando terminó la preparatoria. No había visto futuro en estudiar una carrera universitaria porqué después de todo, muy pocos omegas terminaban trabajando en lugares adecuados a sus estudios.
Así que, se arriesgó a hacer su propio negocio con la ayuda de su difunta madre y logró con mucho esfuerzo conseguir su mayor sueño y era hacer feliz a las personas con las flores.
Clinc Clinc
La pequeña campanilla ubicada arriba de la puerta, le indicó al peli verde la presencia de alguien en su local. Alzó su vista y le dió una pequeña sonrisa al ver quién era.
- Buenos días, jefe - le saludo su trabajadora de medio tiempo al entrar por la puerta.
- Eri, creo de haberte dicho que no me llamaras así- le dijo mientras le revolvía su cabello blanco- sino voy a pensar que estoy arrugado.
Ella le miró incómoda mientras se ponía su delantal beige con estampado de rosas blancas.
- Es la costumbre, si le llamo por su nombre pienso que le estaré faltando el respeto - él le dió una mirada y ella tragó saliva- lo intentaré.
- Eso se llama ser una exagerada.
Midoriya sonrió y dejó su delantal, para coger sus cosas y un ramo de flores.
- Voy a llevarle las flores a All Might antes que empiece su clase.
Él se despidió, dejando a la joven Beta a cargo del local. El peliverde agradecía tener una trabajadora responsable y leal como ella.
Eri era una chica que se había independizado a temprana edad de su familia tóxica y había estado trabajando en lugares puntuales, hasta encontrar su destino en la floristería Sunflower, un lugar tan cálido como su propietario.
Un poco lejos de allí, se encontraba en la comisaría, un rubio en su despacho, escribiendo informes.
Llevaba dos semanas, des del caso de las drogas con Dabi y Midoriya, con la penalización de redactar informes y atender llamadas, sin salir a patrullar o interrogar a nadie, durante medio mes.
Eso fue su peor infierno, cada día había maldecido al peliverde, por crear esa escena. Pero ya le faltaba poco y simplemente se había tranquilizado. Eso era porque se había planteado devolverle el golpe, haciéndole sufrir de una forma muy lenta y dolorosa.
Se rió macabramente, pensando en las mil y unas formas de hacerle pagar.
- Creo que perdió un tornillo- comentó asustado Aoyama a su compañero.
Por otra parte nuestro peliverde había cogido el coche para ir a su antigua academia y llevarle flores a su querido profesor. Era una costumbre que había empezado para pagarle por el apoyo que le había brindado en su época escolar siendo un omega y también, después de la muerte de su madre, había sido una figura importante para él.
Sonrió al verlo fuera de la entrada de la academia, su aspecto seguía siendo el mismo. No cambiaba nunca este hombre.
-Joven Midoriya- dijo mientras le daba un cálido abrazo- como te encuentras? Estás comiendo? Cómo va la tienda?
Le bombardeó de preguntas que el peliverde no evitó echarse a reír, siempre era lo mismo.
- Todo bien, sigue todo igual que el mes pasado.
Las visitas eran mensualmente, aunque All Might siempre le visitaba por las tardes en su floristería. Ahora se encontraba en épocas de exámenes y no podía estar allí.
- Cuándo terminen los parciales, voy a venir a verte. Pero tienes que comer, que estás delgado. -Dijo preocupado.
El peliverde suspiró y le ofreció las flores.
- Supongo que eso va dirigido también para tí. No te descuides y alimentate bien. No quiero verte en las noticias.
Ambos rieron y se despidieron.
Midoriya se puso bien la bufanda y caminó en dirección a su coche. No pudo evitar suspirar melancólico al ver las caras sonrientes de las familias que pasaban a su lado. All Might era la última persona que le quedaba, si él también desaparecía, ya no le quedaría nada.
Su pequeña debilidad era que le abandonen o que le dejen solo. Aunque demostraba tener actitud, realmente era débil por dentro.
Inconscientemente se mordió nervioso su labio inferior para olvidar lo que acababa de pensar.
- Vamos a ser positivos- dijo fuerte mientras alzaba su brazo- Hoy tendré la mejor suerte del mundo.
Entró por un callejón estrecho para llegar más rápido a su coche. La poca iluminación le daba un toque terrorífico y pudo escuchar voces que no logró entender. Eso le dió un poco de mala espina. Tuvo la tentación de dar media vuelta y ir por el camino más largo.
Pero jadeó al ver un grupo de cinco personas con algunas bolsas deportivas mientras hacían cosas sospechosas.
¿No estarán haciendo lo que estoy pensando? Estaba perplejo sin entender cómo estas personas estaban traficando en plena luz, en un callejón que podía pasar cualquiera.
No se lo pensó dos veces y dió marcha atrás, pero alguien se dió cuenta de su presencia.
- ¡Hay alguien allí!- gritó una voz masculina.
-¡Nos han descubierto!- gritó otro.
Midoriya ni siquiera pudo dar más pasos, cuando una pistola le apuntó. Parpadeó confundido.
- ¡Somos la policía, estáis arrestados por el tráfico de drogas!- gritó una mujer que estaba arrinconando al peliverde junto a otros policías- ¡Todos manos arriba!
- N- no es lo que parece- intentó vocalizar- Y-yo pasaba por aquí y me los he encontrado. S-soy un transeúnte. - dijo inocentemente él.
La mujer, que era una pelirroja de aproximadamente su altura, frunció el ceño.
-Eso se sabrá en la comisaría.
Fue inútil, el peliverde alzó las manos y fue llevado, no sólo él sino los otros cinco al coche.
Esos cinco, que eran unos jóvenes entre los 20/21 años, le dieron miradas amenazantes.
-¡Porque llamaste la policía bastardo!- intentó intimidarle uno de ellos.
-Exacto, imbécil. ¡Como se te ocurre hacerlo!- gritó otro empujándolo.
El peliverde izo una mueca, había anunciado muy rápido al mundo que tendría hoy mucha suerte.
-¡No he llamado la policía!- gritó molesto- sólo pasaba por allí y es más, ¿porque demonios estabais allí a plena luz del día? ¿O no os han enseñado las cosas básicas?
Uno de los chicos miró irritado a uno de sus compañeros.
-Todos fue tu culpa, si no hubieras dado el lugar no estaría pasando est...
Ni tuvo tiempo de terminar, cuando ese chico se abalanzó a sobre de él para golpearlo. Lo peor es que los otros se pusieron a golpearse entre ellos y Midoriya recibió un que otro golpe. El trayecto fue un infierno.
Llegaron y fueron llevados a la celda.
Para el peliverde ver la comisaría y la celda le generaban muchos recuerdos, era un Deja Vu. Sólo faltaba cierta persona para completar el recuerdo.
- ¿Otra vez por aquí?- la gruesa voz familiar le estremeció su cuerpo.
Midoriya se mordió su labio inferior mientras alzaba su vista.
-Mierda..- susurró al ver al rubio que quería evitar.
Continuará
Espero que la historia os guste, cuídense y nos vemos la próxima semana😘😘😘
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Policía x florista | Bakugo x Midoriya
Romance-Si sigues actuando así de arrogante, haré que veas las estrellas- dijo Bakugo acorralando a Midoriya contra la pared- y no precisamente las del cielo- le susurró en su oído. Un reencuentro bochornoso entre Midoriya Izuku, un omega de 25 años que tr...