∆CAPÍTULO 10: REVELACIONES

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Juntos decidieron ver una película de fantasía, pronto estaban sentados en el sofá, con el televisor encendido y preparadas unas bebidas con pizza que habían pedido.

A medida que la película avanzaba, Izuku no podía evitar sentir la presencia del rubio a su lado. Sus nervios aumentaban, tanto por la cercanía física como por los recuerdos borrosos de la noche en el hotel. Cada vez que Katsuki movía su brazo o se inclinaba hacia él para alcanzar su bebida o comer pizza, su corazón latía cada vez más rápido. Sin embargo, intentaba concentrarse en la película, en el leve brillo de la pantalla y en las voces que llenaban la habitación, aunque su mente no dejaba de divagar.

Finalmente, después de una media hora, Midoriya se levantó bruscamente del sofá, disculpándose con una voz temblorosa.

-Voy al baño-, dijo, y sin esperar una respuesta, se dirigió al pasillo, dejandolo solo en la sala.

Cuando regresó, su nerviosismo no había disminuido. Se sentó nuevamente junto al rubio, pero esta vez, este lo miró detenidamente, su expresión cambió a una mezcla de curiosidad y algo más profundo, algo que hizo que el estómago del peliverde se contrajera. Fue entonces cuando Bakugou lo notó: el chupetón en el cuello del omega, apenas visible bajo la camiseta, una marca que él mismo había dejado junto con otras en esa noche.

Sin pensarlo, Katsuki levantó una mano y, con una suavidad que no era común en él, acarició la marca con la punta de los dedos. El contacto hizo que Izuku se tensara, su mirada clavada en el rubio, esperando que dijera algo, cualquier cosa.

-¿Recuerdas algo de esa noche?- preguntó el alfa, su voz baja y seria, con los ojos aún fijos en la marca.

Este se mordió el labio, todo lo que le venía a la mente eran fragmentos borrosos, imágenes mezcladas con sensaciones confusas de calor, deseo y su fuerte olor a feromonas de alfa. Finalmente, sacudió la cabeza, sintiendo un nudo de ansiedad formarse en su pecho.

-No… no mucho. Todo está borroso debido al alcohol y mi celo- admitió con voz temblorosa, mirando hacia abajo, incapaz de enfrentar la mirada intensa del rubio.

Katsuki bajó la mano, apartando la mirada mientras se recostaba en el sofá, su expresión volviéndose pensativa.

-Yo tampoco recuerdo mucho- confesó después de un largo silencio. -Normalmente tomo supresores cuando me viene el rut, porque no puedo controlar lo que pasa… Pero esa noche, no sé qué pasó. Simplemente no lo hice.-

Las palabras flotaron en el aire entre ellos, creando un silencio denso. Midoriya no sabía cómo responder. Por un lado, estaba aliviado de que el rubio tampoco recordara claramente, pero por otro, había un profundo malestar al no saber exactamente qué había sucedido entre ellos. El omega sabía que el alcohol y su celo habían jugado un papel importante, pero eso no hacía que la situación fuera menos complicada.

Katsuki, al notar la tensión en Izuku, se inclinó hacia él, tomando suavemente su barbilla para que lo mirara. Sus ojos se encontraron, y por un momento, ambos quedaron atrapados en esa mirada, con todo lo no dicho entre ellos colgando como una barrera invisible.

-No sé qué pasó exactamente, Deku,- murmuró el rubio, su voz suave pero firme, -pero quiero que sepas que no me arrepiento de estar aquí contigo ahora.-

Midoriya sintió que su corazón se aceleraba, y sin poder evitarlo, una tímida sonrisa se formó en sus labios. Había algo en la sinceridad del agente que lo hacía sentir seguro, a pesar de la confusión que aún los envolvía. Quizás no podían recordar todo lo que pasó esa noche, pero sabían que el estar juntos en ese momento era lo que importaba.

La película continuaba en el fondo, ignorada por ambos mientras Katsuki se recostaba en el sofá, esta vez más cerca de Izuku. No necesitaban hablar más por esa noche. El simple hecho de estar juntos, compartiendo un espacio, era suficiente para ambos. Sin embargo, ambos sabían que en algún momento, tendrían que enfrentar la realidad de lo que había ocurrido entre ellos. Pero por ahora, estaban dispuestos a dejar que el tiempo resolviera las cosas, disfrutando del momento de calma que habían encontrado en medio de la tormenta.

Y así, se quedaron allí, en silencio, con la luz tenue del televisor iluminando sus rostros, mientras el peluche blanco que habían ganado en el parque descansaba a su lado, como un testimonio de todo lo que aún no se habían dicho, pero que sabían que algún día, tendrían que enfrentar.

La película terminó, pero Bakugou apenas lo notó. Sus pensamientos giraban en torno a lo que había pasado entre él e Izuku en los últimos días. Desde aquella mañana en el hotel, todo se había vuelto más complicado. Sabía que las cosas no podían seguir igual, pero tampoco estaba seguro de cómo debían cambiar.

No podía dejar de pensar en cómo había cambiado la percepción del peliverde ante él, y viceversa. Bakugou siempre había visto a Midoriya como alguien débil, necesitado de protección, pero ahora se daba cuenta de que había algo más. Algo que no había querido ver o que simplemente no había estado preparado para reconocer.

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Izuku se había quedado dormido. Solo cuando un suave murmullo lo sacó de su ensimismamiento, volvió a la realidad y vio al omega acurrucado en el sofá, respirando suavemente con el peluche blanco aún abrazado.

El peliverde parecía tan vulnerable en ese momento, su rostro relajado en un sueño profundo. Bakugou sintió un nudo en el estómago, una mezcla de culpa y ternura que no sabía cómo manejar. Por un lado, se sentía responsable de lo que había pasado entre ellos. Pero por otro, no podía negar que, de alguna manera, esto lo había acercado más a él de lo que jamás había imaginado.

Con cuidado, se inclinó sobre él y lo tomó en sus brazos. El cuerpo del omega era liviano, y mientras lo levantaba, el peliverde murmuró algo incomprensible, pero no se despertó del todo. El rubio lo llevó hacia la habitación, moviéndose con una suavidad que no solía mostrar. Al entrar, se dirigió directamente a la cama y lo recostó con cuidado sobre las sábanas, asegurándose de que estuviera cómodo.

Cuando estaba a punto de levantarse y salir de la habitación, sintió que algo lo retenía. Miró hacia abajo y vio la mano de Izuku aferrada a la manga de su camisa. El peliverde abrió los ojos apenas, todavía adormilado, y lo miró con una expresión que hizo que el corazón del rubio diera un vuelco.

-Kacchan... no te vayas- murmuró, su voz suave y llena de sueño. Los ojos verdes lo miraban con una mezcla de vulnerabilidad y confianza que le era imposible ignorar. -Quédate... duerme conmigo...-

Bakugou se quedó congelado por un momento, sintiendo cómo su corazón se aceleraba. Había algo en la forma en que Izuku lo miraba, algo tan sincero y puro, que hacía que fuera imposible decir que no. No podía dejarlo solo, no después de todo lo que habían pasado juntos.

Sin decir una palabra, se dejó llevar por el impulso y se quitó los zapatos antes de deslizarse en la cama junto a él. Se acomodó a su lado, intentando mantener un poco de distancia, pero el peliverde inmediatamente se acurrucó contra su pecho, buscando su calor. Katsuki sintió cómo los pequeños temblores del cuerpo del omega comenzaban a desaparecer mientras se relajaba en sus brazos.

El rubio levantó una mano y, sin pensarlo mucho, comenzó a acariciar el cabello de Midoriya, notando lo suave que era al tacto. No estaba acostumbrado a ser tan íntimo con nadie, y mucho menos con él, pero en ese momento, todo parecía encajar de alguna manera. Sintió cómo su propia respiración comenzaba a sincronizarse con la de Izuku, lenta y profunda, mientras una extraña paz lo envolvía.

-Gracias... Kacchan- murmuró este, su voz apenas un susurro mientras volvía a quedarse dormido.

Bakugou no respondió, pero su mano continuó acariciando el cabello del peliverde, hasta que finalmente, él también cerró los ojos. Por primera vez en mucho tiempo, no se sentía a la defensiva, ni ansioso, ni preocupado. Solo había una calma inesperada que lo envolvía, una sensación de que, quizás, solo quizás, todo estaba bien en ese momento.

Mientras el sueño lo vencía, el alfa supo que no importaba lo que ocurriera después. Mañana ya lo gestionaría.

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Ya tenemos el siguiente capítulo, ¿que les parece? Ambos están cambiando, tanto su actitud hacia el otro como sus acciones.
¿Que creen que va a pasar?

Policía x florista | Bakugo x MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora