—Entonces, ¿qué hacías en ese callejón oscuro y solitario? —dijo Katsuki Bakugo, mientras se inclinaba sobre la mesa con los brazos cruzados. Su tono sarcástico apenas disfrazaba la molestia que sentía—. ¿Pretendías simpatizar con los delincuentes? ¿O aprender de ellos?
Este suspiró cansado de la situación. Esto no podía estar pasando. Lo único que había querido era tomar un atajo para llegar a su coche, no verse envuelto en una redada policial.
—Para resumir —dijo Izuku, masajeándose las sienes mientras relataba algo absurdo, sacado de película—, pasé por ese callejón porque era una ruta corta hacia mi coche. De un momento a otro, se generó un caos y me vi envuelto en todo esto. Fin de la historia.
Bakugo, que no era precisamente conocido por su paciencia, puso los ojos en blanco de manera tan exagerada que el peliverde juró que podría haberse lastimado.
El rubio no disimuló y izo una mueca.
—Entonces estás diciendo que "casualmente" —dijo mientras hacía comillas en el aire, recalcando la palabra con una mueca incrédula— mis compañeros te pillaron en la escena y no tenías relación alguna con nadie que estaba allí, ¿es eso?Midoriya observó al alfa, intentando no dejarse llevar por la mezcla de emociones que su presencia le causaba. Bakugo siempre había sido frío con él, pero bajo esa máscara de hostilidad, aún existía una chispa de algo que había sentido por él en el pasado.
—Exacto, Kacchan. —Izuku asintió con la cabeza, sabiendo que eso solo irritaría más al alfa.
El rubio frunció el ceño al oír el apodo que el peliverde solía usar cuando estaban en la secundaria. Ese apodo que, aunque lo fastidiaba, también traía consigo un torbellino de recuerdos que prefería no revivir.
—¿Tienes a alguien que corrobore tu cuartada? —preguntó el agente, más molesto que antes, como si quisiera desquitarse con Midoriya por haber sacado a relucir esos recuerdos.
—Segundos antes estaba con All Might. Él puede verificar que solo iba a mi coche —respondió intentando no mostrar lo nervioso que estaba. Observó con satisfacción cómo los ojos de Bakugo se abrían ligeramente ante la mención del profesor.
—¿Aún te mantienes en contacto con él? —murmuró este, casi para sí mismo, como si no pudiera creer que Izuku siguiera tan unido a su antiguo profesor.
El peliverde asintió otra vez, con la esperanza de que esta conversación terminara lo más pronto posible.
—Entonces, ¿puedo irme ya? —preguntó, cansado de estar allí, en esa sala con el alfa que le había robado el corazón hace tantos años y que ahora parecía disfrutar haciendo su vida miserable.
El agente, como si no hubiera oído su pregunta, empezó a resumir los hechos en voz alta, paseando de un lado a otro de la sala de interrogatorio.
—Veamos... Midoriya Izuku, de 25 años, pasaba por el callejón de la calle sur, cerca del instituto. Estabas con All Might, un profesor de ese mismo instituto. De repente, te encuentras con un grupo de jóvenes que realizaban una transacción de sustancias ilegales. La policía llega y te confunde con un comprador. ¿Es correcto?
Asintió a todo, no queriendo complicar más la situación. Solo quería salir de allí, lejos de la mirada fulminante del rubio.
—Tendrán que comprobar que no tiene ninguna relación con la situación de tu... ex pareja —dijo Bakugo, con una sonrisa peligrosa—. Si la tienes, estás en graves problemas.
Izuku sintió cómo la sangre le hervía en las venas. ¿De verdad tenía que sacar a colación eso?
—Mira, Kacchan, no sé en qué estás pensando, pero... —comenzó, pero fue interrumpido por el rubio, quien se acercó a él, inclinándose peligrosamente cerca.
—Será mejor que no inicies una discusión conmigo. —le susurró sin perdonarle por la última acusación.— porque te aseguro que acabarás mordiendo la acera, y no te quedará dignidad suficiente para recogerla —gruñó Bakugo, su voz baja y amenazante.
El peliverde se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Estaba estupefacto. ¿Había dicho Bakugo lo que creía que había dicho?
—Tengo la certeza de que tú y yo no nos vamos a entender nunca, Kacchan —dijo finalmente, intentando mantener la calma, aunque por dentro sentía una tormenta de emociones.
El agente se detuvo, dándole una mirada desafiante.
—No recuerdo haberte preguntado tu opinión —replicó con desdén.
—No es que importe de todos modos —murmuró Izuku, más para sí mismo que para Bakugo— siempre has sido así conmigo.
Este se detuvo en seco, sus ojos se estrecharon mientras giraba lentamente hacia Midoriya, como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.
—¿Qué has dicho? —preguntó con una voz tan baja y peligrosa que cualquier persona sensata habría salido corriendo.
Izuku, sin embargo, no era precisamente sensato en ese momento.
—Lo que oíste, Kacchan —dijo, esta vez con un tono desafiante. Tal vez era el momento de dejar de esconder lo que realmente sentía, de enfrentar ese odio y convertirlo en algo más.
Bakugo soltó una risa seca, sin humor, mientras lo miraba con una mezcla de incredulidad y furia.
—Tú y yo, nerd, tenemos un asunto pendiente —dijo finalmente, con una sonrisa que no prometía nada bueno.
Y con eso, salió de la sala, dejando al peliverde solo, esposado, y con el corazón latiendo furiosamente en su pecho. No sabía cómo había llegado a este punto, pero una cosa era segura: la historia entre ambos estaba lejos de terminar, y si algo quedaba claro, es que iba a ser una montaña rusa de emociones que ninguno de los dos podría detener.
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Prometido es deuda, aunque después de mil años jijijijii. Perdí la cuenta, pero mi amigo me ayudó a recuperarla.
Actualizaré dos capítulos por día 🥵🥵
Esta semana voy a terminar está historia, ahora estoy enfocada a ella.
Recuerden visitar la historia Amar, Cuidar.
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Policía x florista | Bakugo x Midoriya
Romance-Si sigues actuando así de arrogante, haré que veas las estrellas- dijo Bakugo acorralando a Midoriya contra la pared- y no precisamente las del cielo- le susurró en su oído. Un reencuentro bochornoso entre Midoriya Izuku, un omega de 25 años que tr...