Desde aquella mañana en el hotel, algo había cambiado entre los dos. Aunque la situación había sido incómoda y confusa al principio ya que, no entendían como habían terminado los dos juntos en la cama, lo que siguió fue una calma inesperada.
Independiente de eso, el rubio continuó cuidando del omega durante todo el día, y también de los siguientes días. Llegaba a su departamento con un desayuno decente, insistiendo en que comiera bien y tomara las medicinas necesarias para recuperarse. Aunque a veces su tono era brusco, Midoriya podía sentir la genuina preocupación detrás de sus palabras.
Una de esas mañanas, mientras el peliverde se estaba terminando un arreglo floral en su tienda, el agente llegó con una expresión extrañamente casual, algo inusual para él. Sin mucha ceremonia, dejó caer un par de entradas sobre la mesa.
-¿Qué es esto?- preguntó el omega, tomando las entradas y mirándolas con curiosidad.
-Mí compañera de trabajo me dió estas entradas para el parque de atracciones- dijo Bakugou, cruzándose de brazos. -Dice que no puede ir y que es una lástima desperdiciarlas. Pensé que podríamos ir-
Izuku sintió una chispa de emoción, pero también algo de nerviosismo. No podía evitar preguntarse si el rubio solo estaba haciendo esto para pasar el rato hasta que él se recuperara completamente. ¿Y qué pasaría después? ¿Dejaría de venir a verlo, de cuidarlo?
-Suena divertido-, respondió finalmente con una pequeña sonrisa, intentando mantener el tono ligero. -¿Estás seguro de que quieres ir? No parece muy tu estilo-.
Bakugou hizo un gesto de indiferencia. -Podría ser interesante. Además, no tengo nada más que hacer-.
Asintió, aceptando la idea. Aunque sentía un nudo en el estómago por la posibilidad de que esta atención por parte del alfa terminara pronto, decidió disfrutar del momento.
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El parque de atracciones de su ciudad estaba lleno de vida, con risas y gritos emocionados que llenaban el aire. El peliverde miró a su alrededor, sintiendo una mezcla de entusiasmo infantil y nostalgia. No podía recordar la última vez que había estado en un lugar así.
Katsuki caminaba a su lado, su expresión permanecía neutral, pero Midoriya notaba que estaba más relajado de lo habitual. Su presencia era reconfortante, y a pesar del bullicio que los rodeaba, se sentía seguro.
-¿Por dónde quieres empezar?- preguntó Bakugou, mirando a su acompañante de reojo.
Este se mordió el labio, mirando las atracciones a su alrededor.
-Tal vez podamos empezar con algo suave, como la rueda de la fortuna- sugirió, señalando la enorme rueda que giraba lentamente en la distancia.
El alfa asintió, y juntos se dirigieron hacia allí. Mientras esperaban en la fila, el peliverde se dio cuenta de cuán cerca estaba de él, y aunque había una multitud a su alrededor, se sentía como si estuvieran en su propia burbuja.
La cabina de la rueda de la fortuna se mecía suavemente mientras subían, y Midoriya no pudo evitar mirar hacia abajo, observando cómo la gente se convertía en pequeñas figuras mientras ascendían. La vista era impresionante, y por un momento, olvidó todas sus preocupaciones.
-Es una buena vista-, comentó el rubio, rompiendo el silencio. El omega se volvió hacia él, notando cómo este también miraba hacia afuera, su expresión tranquila.
-Sí, lo es- respondió Izuku, sonriendo suavemente. -Gracias por traerme aquí-.
-No es nada. Sabía que te gustaría- dijo mientras se encogía de hombros.
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Policía x florista | Bakugo x Midoriya
Romance-Si sigues actuando así de arrogante, haré que veas las estrellas- dijo Bakugo acorralando a Midoriya contra la pared- y no precisamente las del cielo- le susurró en su oído. Un reencuentro bochornoso entre Midoriya Izuku, un omega de 25 años que tr...