Capítulo 6: Imposible, una mujer virgen

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~Aria~

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~Aria~


Su pecho sube y baja, doy un beso en su cuello, en su mandíbula, en su nariz. Quito la mordaza de seda que puse en su boca, esta receptivo, ya no lucha. No soy tonta, me he dado cuenta cuando fue que se aflojo una de las esposas, se que estoy tentando a la suerte, pero de todas maneras me arriesgo.

Bajo mis labios a su pecho, su torso, beso y muerdo, llego a la cinturilla del bóxer y es cuando escucho a su corazón golpear con más fuerza su pecho. Llevo mis manos allí y los bajo, tal vez duela más de lo que creí, o tal vez no.

Ummm lo estudio con detenimiento por unos minutos... La curiosidad pudo más que yo y paso mis dedos por la punta. Diablos, tal vez si duela después de todo. Y es tan suave...

Escucho una risita de su parte, levanto mi mirada hacia él.

- ¿Te acobardaste, o seguirás adelante? -su mirada perspicaz está sobre mí retandome, y es extraño, acaso se esta burlando, o es que... - entonces pequeña secuestradora, ¿lo vas a hacer?

- Claro, solo que antes iré a buscar unos preservativos, ¿piensas que lo haría así sin más? -le sonrió y me levanto, le doy la espalda escuchando un casi imperceptible click. Me hago la tonta a la espera de su ataque, pero sorprendentemente no pasa nada.

- ¿Tanto te demoras buscando el preservativo? De todas maneras, no he estado con nadie en mucho tiempo, intenté estar con una chica que creí que podía funcionar, pero nada, tenía novio y lo eligió a él. Además estoy limpio, por si te interesa pequeña secuestradora. Al contrario de ti...

- ¿Porqué me lo cuentas? Y para tu información, soy virgen y también estoy limpia. -le miro de reojo, él se queda sin habla al escucharme, se nota sorprendido. Sacude la cabeza en negación.

- Imposible, una mujer virgen... -vuelvo con una caja que contiene varios preservativos, y él se calla de golpe, saco uno pero lo dejo a un lado. Miro sus ojos atentos, y sin dudarlo me lanzó a por mi fantasía. Suelto una pequeña risa maliciosa, y lo tomo entre mis manos. Quiero que me desee, que me necesite y ansiee mucho más de lo que me deja entrever. Poco a poco se suelta dando uno que otro suspiro, gemido, o maldición. Esto es algo nuevo y extraño, pero bueno.
El calor de mis labios subiendo y bajando lo envuelven, lo saborean una y otra vez...

Que mierda...

Sus manos están en mi cabeza marcando el ritmo, adentrándose cada vez más, y alejándome cuando siente que no puedo respirar. Lo escucho murmurar algo y no salgo de mi asombro de que no me haya alejado. Seguimos por unos minutos, y él se estremece, y suelta muchas maldiciones. Sale de repente sin llegar al final, su respiración es agitada, tal cual como lo es la mía. Me agarra de mis hombros con fuerza pero a la vez sin lastimarme, acercándome a su rostro.

- Sueltame los pies, porque si lo hago yo, será peor. -susurra a mi oído. Me levanto dirigiéndome a la cajonera donde estan las llaves.

Ya esta, ahora si que estoy jodida, creo que en la cárcel dejaré de ser virgen, pero no me importa, valió la pena.

Vuelvo con la llave y abro los grilletes acolchados de sus pies. Me alejo mirándolo, pero no siento desconfianza. Él no me mira, solo se sienta en la cama y luego se pone de pie para dirigirse al baño.

Escucho el sonido de la ducha, y luego nada.

Cierro los ojos aún desnuda y parada frente a la cama, pero pego un brinco cuando en menos de un segundo mi espalda está pegada contra la pared; soy levantada y obligada a enredar mis piernas en sus caderas, aprisionada contra su cuerpo, sintiendo sus labios en los míos mientras sus caderas y su dureza se mueven lentamente contra mí, sin pen*trar.

El beso se vuelve más posesivo y desesperado, e instantes después estoy contra el suave colchón de mi cama siendo aplastada deliciosamente por su cuerpo más grande y duro que el mío. Sus labios se alejan de mi boca y se tornan más duros cuando chupan mi cuello, mis pechos.

Estoy condenada, éste hombre me está castigando con sus pequeños y deliciosos mordiscos, y por dios ruego que siga castigándome, que siga por que me fascina.

Oh, mierda... Esto es tan bueno.
Estoy tan mojada, y esto no va a ser suficiente.

Su boca pasó de morder y chupar, a besar mi abdomen, llegando a mi ombligo.

Y put*madre me está literalmente devorando, es un maldito dios haciéndome estremecer con su lengua, y quiero más, mucho más. Quiero que atraviese mi virginidad.

Mierda quiero que lo haga ya, nunca he deseado y sentido tanto. Es incluso mejor que en mis sueños. Este hombre me encanta, y es el único que me provoca hasta el punto de cometer la locura de secuestrarlo.

Él es mi persona correcta... Bien dicen que el fin, justifica los medios y sé que en este caso los medios no fueron los correctos.

Suelto un suspiro dejándome llevar.

Grito porque su lengua es una maldita salvaje; una lengua que en segundos esta metida hasta mi garganta. Sus labios se amoldan a los míos con hambre, bebiéndome, saboreándome

como si nunca pudiera tener suficiente. Sus manos en mi cadera, arrastrándome conduciéndose así entre mis piernas, listo para sumergirse.

Oh rayos... Gimo cuando se hace espacio en mi interior tan lento, suave, delicado, lento...

¡No lo soporto más, lo quiero ya!

Con mis piernas lo obligó a entrar de golpe.

¡Duele, mierda si duele. Aguanta, eso aguanta!

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Devon (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora