Capítulo 36: Tienes mi mar revuelto y azotando acantilados. +18

35 5 0
                                    


~Aria~

Los nervios me matan mientras manejo hacia la sorpresa que le tengo a mi esposo, sí, mi esposo. Dios, estaba tentada a decírselo pero no lo hice, y por supuesto que temí un poquitin que él no aceptará el matrimonio, o matricidio como dice Angel. Y ahora al mirarlo de reojo llevando un anillo que yo elegí, para un matrimonio que ni siquiera él sabía que se iba a efectuar. Lo veo pensativo, no ha dicho ni hecho nada, me esperaba preguntas, reclamos, pero nada, y su silencio me esta matando.

¿Será que esta enojado?

Bueno, si no hubiera querido casarse hubiera dicho que no, pero él dijo sí. ¿Ay porque se me ocurrió esta idea? Como sea, ya lo hecho, hecho esta, ahora es mi esposo, mi hombre. Y toca enfrentar lo que sea que este pensando.

~10 minutos después~

— Ya llegamos. —me observa y observa lo que tenemos enfrente.

— ¿Aquí? —me sonríe y baja del auto, yo le sigo y entramos.

— Esta todo listo, ¿me permites cubrirte los ojos? —le muestro un pañuelo de seda rojo, él entrecierra sus ojos en mi dirección como pensándolo, pero finalmente asiente.

Lo guió a través del lugar donde lo secuestre tiempo atrás, donde lo hice participe de mis locas y perversas fantasías. Mi excitación se acentúa a la altura de mi estómago, la expectación de lo que vendrá me hace lamerme los labios.

— Llegamos, quedate quieto, muy quieto y déjame hacer lo que quiera. —él me obedece, paso mis manos por sus amplios hombros, rodeandolo, palpando y deslizando uno de mis dedos por su barbilla hacia su torso. Quito su chaqueta con lentitud, luego botón a botón abro su camisa blanca hasta encontrarme con su piel. Dejo su camisa abierta y quito su cinturón; desabrocho sus pantalones, los abro y los dejo deslizarse por sus piernas junto a sus box*r. Me mojo en el instante en que veo su necesidad dura y a la vista, toco suavemente con mis dedos, es tan suave, sedoso. Esta muy excitado, y eso me empodera, me gusta cuando lo pongo así con solo tocarlo, o mirarlo.

Comienzo con pequeñas caricias estimulandolo, él echa su cabeza hacia atrás ahogando un gemido. Ummm que ganas de más... lo escucho gruñir, intenta tomarme del pelo y yo me aparto enseguida.

— Tus manos a los lados o te quedas así corazón. —mi voz sale ronca, obedece soltando un largo suspiro.

— Aria...

—Shhhshh...

Se siente tan bien ser la que manda, sonrió internamente mientras sigo en mi tarea, ahora también masajeando, estrujando con un poquito de fuerza y soltando sin prisa. Sus manos se van a mi cabeza, pero luego las aleja, se tensa y es entonces que me alejo, no quiero que termine aún, no así.

— Aria joder...

— No te muevas cariño... —me quito la ropa, quedando solo con las ligas y los tacones. Me acerco y quito su camisa, lo ayudo a quitarse por completo la demás ropa y los zapatos. A continuación lo guió hacia la cama, lo empujó y puedo escuchar una risilla de su parte. Me subo a la cama quedando a horcajadas de él, y es entonces que nos gira quedando sobre mí. Me apresa con sus fuertes piernas, quita la venda de sus ojos y la utiliza para amarrar mis manos, y yo le gruño— Devon...

— No puedo ser sumiso mucho tiempo mi amor, además has hecho y deshecho a tu antojo, ahora es mi turno esposa. —su voz sale ronca al pronunciar esto último, sujeta mis manos a la cabecera de la cama y me sonríe lobunamente. Dios, creo que he tentado a la bestia, o mejor dicho al monstruo. Me pongo nerviosa cuando lo veo alzarse sobre mi cuerpo, besa mi frente, mis ojos, mi boca y baja hasta mis pechos. Con sus manos toca las puntas endurecidas de estos— que hermosos y tan míos.

Baja sus labios, torturando con pequeños lametazos las duras puntas que piden más.

—Oh mierda... –susurro con la voz jadeante, su diabólica lengua baja y baja por mi abdomen dejando un ligero camino de besos húmedos que llegan hasta mi intimidad. Allí, acaricia mis muslos, dando pequeños mordiscos y chupones en mi piel– Virgen santísima... –un gemido brota de mis labios por la sensación que me causaba. Roza su boca con mi intimidad, donde besa pen*trando y chupando. Literalmente me devora, y no pudiendo soportar más las sensaciones que se  arremolinaban en mi interior, pego un gritito desesperado mientras tironeo de mi amarre.

Ay diosito... estoy completamente fuera de control por sus acciones y a su merced. Esto me excita más que cualquier cosa. Ambos sabemos que estar a merced del otro es el cielo, somos unos dementes, y me fascina.

— Sabes tan bien, y esos soniditos que haces con la boca me tienen al borde cariño. —me arqueo para sentir más de cerca su boca, de lo que me esta haciendo, queriendo cabalgarlo en el acto porque estoy al borde, pero él se aleja de repente— cálmate, ya vuelvo. —se va dejándome adolorida y frustrada por él.

— Devon... Por dios no me dejes así... Estoy tan calien... —le digo agitada, necesitada. Y es cuando comienza la tortura. Vuelve a mí como un huracán, azotando todas mis zonas, comienza a darme nalgadas en los glúteos haciéndolos arder. Una lágrima cae por mi mejilla, pero no de dolor, su lengua como látigo sobre mi piel y sus dientes tirando las puntas de mis p*chos, esta jugando sucio y delicioso. Sus manos dejan de darme nalgadas para dedicarse a mi costa, a mi centro; sus dedos no perdiendo el tiempo comienzan a enloquecer me aún más.

Me esta volviendo loca, loca de placer...

—Ay santísima, ay ay ay de todas las santísimas, tienes mi mar revuelto y azotando acantilados... Madre mía... Aaaay... —ni siquiera sé si lo dije en voz alta. Y cuando jodidamente creo que voy a morir de placer, lo siento, un empuje y comienza a acometer contra el interior de mis paredes con fuerza, como poseído. Su boca me quita el aliento con un beso arrasador y posesivo; dejo de pensar para responderle con todo lo que soy.

Nuestro alientos entremezclados, nuestros cuerpos unidos... Y tomando una de mis piernas la levanta colocándola sobre su hombro, para luego clavarse en mi interior sin contemplaciones llegando a lo más profundo de mi ser. La habitación se llena de gemidos, jadeos y gritos. Siento que ya me vengo, y puedo  sentir mis paredes internas abrazandole, contrayendose, mientras su dureza pulsa junto conmigo, llegando tan desesperados, y totalmente engullidos por la pasión.

Me refugio en sus brazos todavía sintiendo las réplicas de nuestra pasión, me acurruco más contra su cuerpo que esta estremeciendose al igual que el mío.

Rayos, y pensar que casi me muero... Ni pensarlo, seguro que desde el más allá igual vengo a que me de una buena cogida como esta. Sonrió internamente por mis pensamientos.

*********

Lamento la tardanza mis amores, pero he tenido algunos contratiempos, gracias a Dios nada grave

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lamento la tardanza mis amores, pero he tenido algunos contratiempos, gracias a Dios nada grave. Espero entiendan que fuera de aquí tengo cosas que hacer que a veces me dejan sin tiempo de escribir.

*****Un abraxo y un mil, mil gracias a cada uno de los que me leen y tienen paciencia, desde mi♥️ muchas, muchas bendiciones🤗***

Devon (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora