Capítulo 24: Ferrari Azul.

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~Devon~

 
 

— Señor, hemos dado con el Ferrari azul, es tal cual nos dijo Roberto. —y sí, Roberto no estaba seguro de los pasos a seguir, conocía dos de sus salidas de emergencia pero no sabía cuál utilizaría la arpía. Una era por aire en un jet privado, la otra por tierra en un Ferrari azul.

Y fue un maldito señuelo lo que puso Mar en mi camino, desde un principio sabía que no podía ser cierto, pero entonces ¿y sí lo era?
Esa pregunta rondaba mi cabeza recapitulando toda la información que tenía sobre ella, donde todo me indicaba que la siguiera por aire.

La duda me carcomio y gracias a que seguí mis instintos, que me decían que por ahí no era. Fui por tierra contra todo mi buen juicio, seguí mis instintos y mi corazón, el que no sabía que tenía hasta que conocí a Aria.

Nos dividimos en dos grupos, yo por un lado con una mitad, y por el otro uno de mis hombres de más confianza guiando a la otra mitad. Ellos aseguraban que Mar iba por aire, que iba abordar un Jet privado con alguien más, otra chica de la cual no se podía ver más que su figura por lo tapada que estaba. Y esa pista siguieron, mientras yo contra todo lo que me aseguraban seguí por tierra un Ferrari azul.

— Que manden las indicaciones para seguirlo. —la orden fue obedecida y nos pusimos en marcha hacia el otro lado de la ciudad, que nos quedaba a unos treinta minutos. En eso suena uno de los móviles de mis escoltas, habla unos segundos y corta, luego se gira para mirarme.

— Señor, sí, es ella, me acaban de avisar que su corazonada resultó cierta, no era Mar la que iba a abordar el jet. Resultó ser que tiene una hermana gemela. —me dice, miro el auto que va delante de mí, era una apuesta arriesgada, pero resultó una buena jugada de su parte. Maldita Mar— es hora de actuar.

~Treinta y cinco minutos después~

La hemos alcanzado, es ella, maneja como loca, pero le voy a dar caza y pagará lo que le hizo a Aria, a... Mi Aria. Diablos, nunca había pensado con tanta posesividad de una mujer.

— Señor, creo que el vehículo va con problemas. —y justo ahí, frente a mis ojos, en ese instante veo como el auto a una velocidad potente pierde el control. Hace un giro tratando de mantenerse en la carretera, pasando para el otro carril con dirección contraria, pero no logra el control y vuelca estruendosamente. Lo que se viene es una curva, además queda en dirección contraria y sin control, dando giros y giros. Frente a él hay dos vehículos. Solo son un par de segundos, y como es de esperarse el auto choca con otro, todo malditamente a un distancia alejada desde donde estoy.  El impacto hace que salga disparado a la orilla de la curva, quedando sujeto por la barrera de metal que por breves segundos aguanta el impacto sosteniendo el vehículo, para finalmente ceder. El Ferrari azul cae y por lo visto no es una caída suave, al parecer es una caída descendente.

¿Qué hay ahí abajo? No lo sé, solo sé que mi corazón se detiene, y duele, ella no, no puede estar... No lo acepto.

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Devon (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora