Capítulo 1: El Chico de cabello naranja

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El destino es tan incierto, los pensamientos y los sentimientos por aquellos que amamos, sentimientos que florecen con el pasar de los tiempos, sentimientos en los que a veces decidimos acoger la soledad en aspecto de relaciones amorosas, deseos, impulsos, lagrimas e ira es lo que ahora abunda en algunos corazones, no por llorar por un amor, no por eso, sino por el hecho de meterse con lo más sagrado de cada persona, sus seres amados, aquello era así aunque no se podía negar en que algún día podría despertar el amor por alguien.

Hospital Mental St. Mary –Tokyo, Japón

-Lic. Ritsuka Uenoyama –llamo una joven enfermera con papeles en mano al joven alfa que dormía cómodamente en la mesa de su consultorio –Uenoyama ¿es enserio? ¿otra vez dormido?

-Perdón, no dormí nada en las últimas noches y me siento agotado –contesto el joven con evidentes sueño - ¿Qué es lo que necesitas?

-Necesito que firmes la salida de un paciente –pidió la joven extendiendo aquel papel –y antes de que digas que no, el Dr. Nakayama pidió que tú los firmaras.

-Qué valor el de el –contesto Uenoyama leyendo los papeles que la joven le había dado –Natsuki, ¿Por qué me manda el esto, él es el medico yo solo soy un psicólogo clínico no crees?

-Podrías alguna vez darte valor a lo que estudiaste, a ti –sermoneo la mujer –Ritsuka si el doctor Nakayama confía en ti es por algo, fuiste un buen alumno en la universidad y el cree que lo mejor para ti es que vayas escogiendo experiencia en este campo.

-Tienes razón –respondió Uenoyama con una sonrisa –a propósito ¿Dónde está el Lic. Yoshida? Lleva días sin venir.

-Supongo que se tomó unas vacaciones –respondió la joven - ¿Por qué no lo llama?

-No, solo quería saber, ya que recuerdo que él tiene un expediente de un paciente mío.

-En ese caso puedes pedirle al conserje que abra la oficina de él y busques el expediente –respondió la chica, pero Ue se negó rotundamente.

-No, está bien esperare a que el venga -respondió Ue –por ahora yo me retiro, tuve una jornada larga estas últimas noches.

-Me imagino –contesto la joven –al igual que nosotros ustedes están muy expuestos.

-Así es, pese a que los casos de coronavirus bajaron dejaron largas secuelas emocionales en muchas personas –dijo Ue viendo un mural en el pasillo con el nombre de varios médicos, enfermeras, colegas de él, personal de aseo y guardias de seguridad que habían sucumbido ante aquella enfermedad –realmente, aunque no lo creas, duelen muchas cosas, hace unos casi 2 años perdí a una de mis mejores amigas, a mi abuela aún no se como pude seguir en esto, bueno en ese entonces era un estudiante, Dios me ayudo, mi familia y mis amigos –el joven saco de su bata una pequeña flor de papel que solía hacer en sus tiempos libres para colocarlas en aquel gran mural, la nostalgia le invadía al ver aquellas escenas, familias desgarradas que entraban y salían de aquel hospital de salud mental, algunos dejando a sus seres amados por internamiento, otros para recibir atención de emergencia como por citas, para el joven de cabello negro era algo común todos los días, no negaba que en cierta forma se sentía triste por ello, pero trataba de mantenerse fuerte –bueno será mejor que me retire tengo cosas que hacer y averiguar si mi compañero de cuarto no destrozo el lugar –rio el joven para luego despedirse de su amiga.

Creemos que nos sentimos bien todo el tiempo, aun colocando una sonrisa en nuestros rostros, hay cosas que aun duelen, muertes que aún no se han superado, y que lo único se ha podido hacer es aprender a vivir con ello.

Complejo de Apartamentos Yamaha

Finalmente había llegado, tras una hora de trafico había logrado llegar a su hogar, sin embargo, no imagino que su compañero de cuarto tenia lo que tanto el temía, un desorden y con una nueva mascota.

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