Capítulo 4

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Pov Lisa

Los labios de Jennie son suaves, es una sensación tan buena y me gusta. Abro mis ojos sorprendida y ella se separa y sonríe. 

Jennie: ¿Tienes miedo?

Lisa: Hablas y hablas, pero no me puedes follar ahora mismo. 

Sonrió de lado y la agarro del cuello para pegar nuestros labios. Era una guerra entre quien tiene el control, luego de un rato nos separamos para tomar aire y nuevamente la beso. Nuestras lenguas también hacían una guerra, aún besando a la rubia la agarro por las piernas y me giro. Ya que la posición anterior me estaba cansando. 

Jennie queda debajo de mí y yo sigo besandola, hasta que me separo bruscamente de sus labios para comenzar a besar su cuello descubierto. Dejo un camino de besos y chupetones en su cuello, creo que ya tengo mi lugar favorito y sonrió.

Me quito la camisa y hago lo mismo con Jennie. Paso de su cuello a sus pechos y comienzo a lamerlos y dejar besos húmedos. Eran tan suaves, que me dan ganas de quedarte jugando con ellos todo el tiempo que sea posible. Voy directo a uno y lo muerdo, cambio hacia el otro y lo beso para después empezar a masajearlos y apretarlos. Los gemidos gloriosos de Jennie son música para mis oídos.

Claro que sigo trabajando en lo que soy bueno: follar. 

Sigo besando y bajando por todo el cuerpo de Jennie sin dejar ningún lugar sin recorrer. 

Lisa: Los pantalones.

Digo agitada, la rubia rápidamente se los quita y me doy cuenta que no tiene ropa interior. 

Lisa: Luego yo hago lo mismo con los míos. 

Jennie está a punto de estallar, se que está excitada. Me rio y la miro con burla. 

Lisa: ¿Te vuelvo loca con solo unos toques?

Pregunto, mientras me río.

Jennie: Maldita sea, Manoban, cállate la maldita boca.

Asiento y vuelvo a besarla, siento las manos de ella en mi espalda y solamente sonrió entre medio del beso. Comienzo hacer fricción de nuestros cuerpo.

Jennie: Carajo, Manoban.

Gime.

Se que le encanta, la estoy volviendo loca, no por nada me llaman el mejor follador de la prison. Bajo hasta su centro y la veo a los ojos. Tiene placer dibujado en cada parte de su cara, sonrió y empiezo a lamer.

Jennie: Joder, joder.

Gime, mientras me toma del cabello y me acerca más. Muevo mi lengua de un lado a otro repetidamente. Esta está a punto de explotar. 

Jennie: N-no me queda mucho.

Empiezo a mover mi lengua más rápido y a frotar con mis dedos, se que pronto se viene. Unos segundos después Jennie se viene. Me trago todo y me alejo. 

Jennie: Maldita sea. ¿Te lo tragaste todo? 

Lisa: Así es, no se me escapo nada.

Contesto, mientras vuelvo a sus labios. Ahora mi boca tiene su sabor y se que le debe estar encantando, ya que gime contra mi boca. Bajo otra vez y voy hacia las nalgas de Jennie.

Jennie: Puedes meterlo como quiera, ya ese roto está muy abierto.

¿Como sabe que tengo miembro?

Quito mis manos y pongo sus piernas en mis hombros para tener mejor posición. Alineó mi miembro en la punta de su hendidura intergluteal y comienzo a empujar lentamente.  Siento su entrada caliente y abriéndose a cada paso que doy, asi que comienzo a embestirla lentamente. Jennie gime de dolor y placer a la vez, me termino de meter completamente y espero unos minutos. 

Jennie: Ya puedes.

Lisa: Ahora comienza la verdadera diversión, Kim.

Doy estocadas a lo que Jennie da una arcada y comienzo a repetir el mismo proceso. Luego me muevo un poco hacia arriba y se que he tocadó su punto dulce, ya que está vez gime y se arquea completamente. 

Jennie: Joder, Manoban. Ahí, más fuerte.

Comenta y yo como buena compañera, le sigo dando en su punto dulce. Lo único que se escucha en la celda son nuestros gemidos y la carne chocando, crea un hermoso sonido obsceno. Los gemidos y lloriqueos de placer de Jennie siguen siendo música para mis oídos. 

Jennie: Lisa, me vengo

Yo también estoy a punto de venirme, sigo dando estocadas en su punto. 

Jennie: Mierda, ¡Lisa!

Grita la rubia y se viene. Luego de unos minutos yo me vengo dentro de ella. Saco mi miembro y me alejo de Jennie.

Lisa: Se que te ha gustado, además las de la cárcel ya deben saber que eres mío. Nada más mira tús pechos, me perteneces ahora, Kim.

Jennie: En tus malditos sueños, Manoban.

Dice y se arropa. Me rio por su actitud infantil y comienzo a fumar un cigarrillo...

Entre Rejas | JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora