Esta historia empieza con un joven recién salido de la carrera de medicina que, durante la fiesta de graduación, recibe un fatídico disparo. Al despertar se percata de que ya no estaba en el salón de eventos, sino que en un callejón en nada más y na...
Recién amanecía en aquella gran ciudad, eran las seis en punto de la mañana y (T/N) se encontraba durmiendo plácidamente en su cama, todo el lugar se encontraba bastante calmado el silencio reinaba por ese lugar... hasta que de pronto se escucha aquel infernal sonido que se encargaba siempre de perturbar el descanso de las personas...
♫♫¡¡¡TUN TURU TUN TUN TIN TI-TIN TIRI TIN TIN...!!! ♫♫
—Agh... maldición. —rezongó al mismo tiempo que apagaba aquel dispositivo que emitía tal horrible sonido y miraba la hora — ¡Cielos Seis de la mañana!, debo prepararme ya.
Dicho esto se levantó de su cálida cama para hacer su típica rutina mañanera de un estudiante de último semestre, ya saben lo típico bañarse, arreglarse y por supuesto un buen desayuno para tener energías todo el día, mientras (T/N) degustaba su desayuno conformado por una rebanada de pan con jamón y un café sencillo cuando entra su madre al comedor.
—Buenos días hijo.
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—Buenos días mamá.
—No debiste haberte levantado tan temprano.
—Bueno mamá, es que hoy es el último día de clases y debo llegar a tiempo, hay muchas cosas por hacer allá en la escuela.
—¿Qué clase de cosas, hijo?
—Pues hoy es la fiesta de graduación que entre varios grupos decidieron hacer. —le explicó mientras tomaba un sorbo a su taza de café.
«Vaya es verdad, lo había olvidado». —pensó —. Vale y decidiste ser voluntario y ayudarles, que buena persona eres hijo.
—Em... no del todo; mi grupo de amigos se ofrecieron a ayudar así que... me terminaron acarreando a mí también. —rio algo apenado.
Pues el porqué su madre tenía una visión tan buena de su hijo era un misterio, ¿Cómo podía creer que él ayudaría a compañeros que no eran para nada cercanos a él de una manera tan desinteresada?
—Bueno hijo tu papá aún no ha llegado de trabajar por lo que hoy me toca llevarte a la facultad, así que solamente avísame cuando estés listo para que ya nos vayamos.
—No es necesario mamá yo puedo ir en cami...
—Nada de "no es necesario" —interrumpió —, hoy te llevo yo, así que avísame cuando esté listo.
—Está bien gracias ma.
La madre le brindó una sonrisa cálida para después irse del comedor, dejando a (T/N) terminar su "desayuno".
...
Al llegar la facultad eran las seis con cincuenta y cinco, la madre se despidió de su hijo deseándole un buen día, como todas las madres ella quería mucho a su retoño y el saber que estaba a punto de graduarse como médico no podía llenarla más de orgullo.
