Capítulo 9: Calma después de la tormenta.

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Tres días habían pasado y todavía no se disculpaba con Loona, no le había dirigido la palabra desde la pelea y todavía tenía la amenaza de Blitzø pisándole los talones, sumado a que el diablillo le dijo que ese sería el último día que podría quedarse en el edificio por la noche, debido a que ya le había dado su paga semanal ya reducida, que según él, le alcanzaría para alquilar un pequeño cuarto en un complejo de departamentos cerca del edificio, solo que el mismo día que (T/N) recibió su paga la sabueso cumplió con el trato que tenían, le quitó la mitad de lo que ya había recibido, si ya el pago que tenía apenas y superaba las tres cifras, con lo que quedó, apenas y podría pagar el pago de iniciación, pero no la liquidación del primer mes de renta, eso, sí decidía no utilizar el dinero para comer.

Esa noche el diablillo le avisó que iría con Stolas para arreglar unos "asuntos", así que le encargó que escribiera los informes de los pedidos que aún faltaban por completar.

—Por fin acabé esta mierda. — dijo estirándose en su asiento dejando las hojas de pedidos pendientes. — Supongo que esto no es tan diferente a escribir notas en el internado, pero vaya que sí es cansado.

Miró el reloj de pared y este marcaba las once y media de la noche.

«No tardará mucho para que Loona se vaya, carajo, y aún no he terminado de hacer la disculpa escrita, hasta incluso puede que ya se haya ido y no me haya dado cuenta.», se quejó mientras colocaba su mano en su frente, pero después miró a aquellos documentos a su costado. «Tengo que llevar este papeleo a la oficina de Blitzø, supongo que puedo comprobar si al menos la furra sigue aquí, de todas formas, la recepción me queda de paso.»

Salió de aquella habitación llevando los papeles en ambas manos en dirección a la oficina de Blitzø, sí la sabueso se encontraba en la recepción por lo menos podría aprovechar para hacer su forzada disculpa de una vez, en su camino por los pasillos pasó por un espejo de pared, miró su reflejo, su ojo y pómulo estaban menos inflamados y las heridas cubiertas por el pelaje de su cara ya habían cicatrizado, pero sí se revisaba por debajo de éste, podría ver la costra la cual en lugar de ser de un rojo oscuro, estaba muy enrojecida, como si la carne estuviera despellejada, pero no dolía mucho.

El chico perro solo suspiró ante tal deplorable vista y siguió su trayecto, mientras pensaba en que era lo que iba a decirle a la sabueso, no se dio cuenta que ya estaba enfrente de la puerta que conectaba a la recepción, colocó los papeles en un taburete que ahí se encontraba para poder abrirla, pero al ver por la ventanilla de la puerta vio a Loona, el monitor de la computadora la tapaba, pero lo que llegaba a ver era un montón de botellas de cerveza vacías esparcidas en el piso alrededor del escritorio, ella tenía la cabeza descansando sobre el tablero a la vez que sus brazos la cubrían, a su juicio parecía estar durmiendo, abrió un poco la puerta asomándose y tratando de no hacer tanto ruido, pero ahora sin aquella separación entre habitaciones notó que no estaba durmiendo, sino que parecía que estaba sollozando en silencio, esto lo confundió, pero no pudo pensar en que era lo que le pasaba cuando un dolor punzante se presentó en la herida que estaba en su frente, su cabeza comenzó a arder hasta que cayó como meteorito, aquel recuerdo que trató de enterrar en su memoria y se había jurado nunca volver a cometerlo.

(T/N) y su grupo de "amigos" de ese entonces, veían a un chico rubio de unos diecisiete años, tenía varios moretones y estaba agazapado con su cabeza escondida entre sus piernas.

«Hey miren, ¿no es el puñetas al que le gustaban los animales humanizados?»

Uno de los chicos rió.

«Si es él, aww está llorando, menudo maricón»

«A la próxima no lo golpees tan fuerte, viejo, que no ves que no se aguanta.» reía de forma cruel aquel chico alto.

"Corazones Sanados" -Un Fanfic de Helluva Boss-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora