Nota: A partir de ahora solo escribiré el nombre del avatar/"prota" simplemente como "(N)", para no tener que estar poniendo "T/N" y también para referenciar a la inicial de su nombre predeterminado (Noah), con eso aclarado, prosigan con su lectura.
El punto central de Ciudad Imp era el lugar de entrenamiento perfecto para cualquier nacido en el infierno, alejado del caos cotidiano del círculo del orgullo. Allí, cerca del centro de la ciudad, se encontraba un viejo gimnasio a unas cuantas cuadras de la casa de Blitzø. Ese lugar fue testigo de la transformación de Loona en la chica que es hoy, desde el incidente con su padre y el entonces príncipe Stolas, varios años atrás.
Eran las diez de la mañana, y Loona vestida con su ropa de entrenamiento y una mochila al hombro, salía bastante cansada del gimnasio. Al iniciar su marcha de vuelta a casa, una mano súbitamente la sostuvo por el hombro. Volteó de inmediato, colocándose en posición de pelea, pero su semblante se relajó al ver de quién se trataba.
—Hola, Loon —dijo Enzo, colocando sus garras frente a su pecho.
La chica sabueso bajó la guardia y se disculpó, regresándole el saludo. Durante un rato, platicaron sobre su semana. Ambos sabuesos infernales se conocieron desde el primer día que Loona se inscribió en aquel lugar. Solían compartir rutinas de ejercicios, ir a fiestas y componer improvisadas canciones junto con Danne y Cami. Después de un rato, la conversación tomó rumbo hacia el próximo gran evento al que habían sido invitados.
—Entonces, ¿vas a ir a la fiesta que van a hacer en el anillo de la gula?, ¡escuché que esta vez se pondrá jodidamente salvaje! — dijo el sabueso totalmente emocionado.
— ¿Cuántas veces no han dicho lo mismo? —contestó con su característica sonrisa ladeada. — Y sí, sí voy a ir, Vórtex ya me había invitado hace casi un mes.
—Vaya, qué buena onda, yo apenas me enteré hace dos días.
—Es algo que le agradezco bastante, además Bel también me considera, haciendo la fiesta una semana después del "periodo vacacional" que Blitz hace cada año.
—Uy, los privilegios de ser su "persona" favorita ¿eh? — respondió el sabueso en tono juguetón. — Sabes, si las chicas y yo supiéramos administrar o matar, no dudaríamos ni un segundo en ayudarte con eso.
Oír este tipo de comentarios le hacía sentirse querida, a veces se reprochaba bastante a sí misma por sentirse sola sabiendo que había "personas" con las que contaba. Dándole una sonrisa cálida le dijo que no se preocupara y que agradecía por su gesto. Después de unos minutos de conversación, ambos sabuesos se despidieron y tomaron rumbos diferentes.
Loona llegó a casa bastante sudorosa. Ese día había decidido aumentar el peso en su rutina de ejercicio, lo que la dejó con el cuerpo ardiendo. Ya no estaba segura si había sido buena idea, pero lo que sí sabía era que necesitaba una ducha.
Al abrir la puerta de entrada, vio que la televisión estaba encendida y había un montón de papeles en la mesa de centro contigua al sillón, pero no había rastro de Blitzø. Esto la extrañó, ya que su "padre" nunca hacía papeleo fuera de la oficina, y mucho menos en fin de semana. Dejó la mochila en una silla cercana y se acercó a la mesa. Se percató de que todo ese desorden eran hojas de pedidos ya completados. Eran bastantes; podría asegurar que había por lo menos unos cincuenta.
«Y pensar que antes batallábamos para que nos contrataran.», pensó mientras hojeaba los encargos.
Miraba rápidamente los nombres de los encargos faltantes junto con las fotografías de los individuos. Algunos eran muy poco agraciados, mientras que otros le parecían bastante atractivos a pesar de no ser sabuesos infernales. Al pasar la foto de una mujer que consideraba bastante "sensual", notó que la siguiente hoja no estaba sellada. La sacó del portafolio y comenzó a leerla, empezando por el nombre del sujeto.
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"Corazones Sanados" -Un Fanfic de Helluva Boss-
FanfictionEsta historia empieza con un joven recién salido de la carrera de medicina que, durante la fiesta de graduación, recibe un fatídico disparo. Al despertar se percata de que ya no estaba en el salón de eventos, sino que en un callejón en nada más y na...