Luego de haber asesinado a aquel guardabosques, al supuesto "cazador" y limpiar la nieve del suelo habían llegado otros dos pedidos más, los cuales Blitzø le había encargado que los completara. Esta vez Loona no lo acompañaría, cosa que no había sido un problema hasta ese punto, pues el diablillo quiso poner a prueba al chico con encargos un poco más complicados. Uno de ellos se trataba de un vagabundo que había ingerido estupefacientes, por lo que no fue tan complicado eliminarlo debido a que lo encontró dormido en un callejón, solo debió ser silencioso para no despertar a los que lo acompañaban, pero la segunda víctima fue la más complicada a comparación de todas las anteriores, pues tuvo que eliminar a un tipo bastante tonificado, usando solo una pequeña navaja, como pudo se las arregló para cortar sus ligamentos de "Aquiles" y dejarlo incapacitado para después asesinarlo de varias puñaladas en el centro de la cabeza. Su falta de experiencia en combate se veía más reflejada con cada pedido que se hacía, en esta ocasión lo que lo delataba era en cómo su ropa se había manchado no solo de polvo y suciedad, sino también de sangre y otros fluidos corporales.
Al terminar el día el diablillo les avisó que al día siguiente podrían tomárselo para descansar. Cuando (T/N) llegó a su departamento, su ropa estaba asquerosa, incluso más que el día en el que se quedó fuera del edificio, y debido a que no tenía más que ponerse, no quedaba otra alternativa que lavarla. Revisando su pequeña alacena notó que el jabón en polvo se había acabado, por lo que se le pasó por la cabeza preguntar a su vecino del mismo piso si podía prestarle un poco, pero cuando iba a tocar a su puerta escuchó el rechinar de una cama además de lo que parecían murmullos, uno provenía de una voz grave que estaba dando de jadeos y otra voz que, aunque estaba en un tono silenciado se le oía como si estuviese llorando, un llanto feo, como el de una persona que hubiese sido terriblemente golpeada y ahora solo estaba rendida. El chico apartó el puño de la puerta y se retiró rápidamente de ahí, no quería saber qué era lo que sucedía, así que simplemente decidió ir a la recepción del lugar. Una vez llegó buscó al demonio que le había dado su apartamento, pero en la recepción había una diablilla detrás de aquel mostrador, la cual estaba leyendo lo que parecía ser un periódico, supuso que era la recepcionista o alguien que tuviera que ver con la administración del edificio, así que se acercó a ella y preguntó.
—Hola, eh... señorita. ¿De casualidad tiene jabón en polvo que pueda prestarme o comprarle? El mío ya se terminó.
Ella lo miró por encima del periódico.
—En el sótano, bajando las escaleras, hay una alacena. No recuerdo exactamente en donde, pero estoy segura de que tenemos por ahí varias bolsas. — dijo mientras reanudaba su lectura y señalaba hacia una puerta al otro lado de la recepción.
(T/N) le agradeció y entró por la puerta, siendo recibido por la vista de unas viejas escaleras de concreto, alumbradas por la luz que provenía de abajo. Descendió con cuidado y, al llegar, notó que el lugar estaba casi en penumbras. Solo un viejo foco de led iluminaba la habitación, pero era suficiente para ver lo necesario. Al abrir el mueble, una ligera nube de polvo se levantó, revelando el desorden que guardaba. Era evidente que tardaría en encontrar el jabón.
Antes de iniciar su búsqueda, un escalofrío recorrió toda su espina dorsal. Al girar la mirada, no vio nada ni a nadie, solo la oscuridad que rodeaba la luz de la bombilla. Sentía como si algo en esos rincones oscuros estuviera observando cada uno de sus movimientos. Con nerviosismo, se apresuró a revisar dentro, haciendo a un lado los productos embotellados, pero cada vez que movía los detergentes de su lugar algo o alguien comenzó a salir de aquella oscuridad y al verlo comenzó a acercarse a sus espaldas. Siguió moviendo todas esas cosas que le estorbaban mientras esa sensación se incrementaba cada vez más y más, prácticamente ya tenía medio cuerpo metido en aquella alacena, la luz del cuarto no alcanzaba a alumbrar por completo, pero la poca que había le mostraron por fin su objetivo, el jabón en polvo dentro de una bolsa de plástico. El chico finalmente alcanzó la bolsa con su mano derecha, y salió por completo de aquel mueble, su rostro mostró una sonrisa de victoria, mientras alzaba la bolsa con ambas manos, como si fuese un diploma o un trofeo. Sin embargo, el gusto le duró poco, su satisfacción se convirtió en terror cuando una sombra tapó la luz hacia la alacena y sintió a alguien acercándose a la altura de sus orejas mientras posaba su mano en su hombro.
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"Corazones Sanados" -Un Fanfic de Helluva Boss-
FanfictionEsta historia empieza con un joven recién salido de la carrera de medicina que, durante la fiesta de graduación, recibe un fatídico disparo. Al despertar se percata de que ya no estaba en el salón de eventos, sino que en un callejón en nada más y na...