Un demonio atado a una silla había despertado en aquella oscura habitación, de no ser porque su piel ya era de un color pálido, no se podría notar lo asustado que estaba, sus pupilas rojas en aquellos ojos negros miraban a su alrededor frenéticamente, luchó tratando de liberarse, pero notó que la silla estaba adherida al suelo por varios tornillos grandes. Desesperado aumentó la fuerza con la que se retorcía, quejándose como las ataduras comenzaban a dañar sus muñecas. A pesar de todo su esfuerzo, esta apenas se movió.
— ¡Puta madre!, es verdad que a las malditas ratas les encanta hacer ruido. — habló aquel sabueso infernal de cabello gris con toques cafés.
— ¡¿O-otis?! — habló temeroso. — ¿E-esto es por el ca-cargamento de fenta-fentanlilo?
El sabueso lo miró socarronamente y con tono burlesco dijo.
— ¿Tú qué crees?
— ¡Ju-juro que este mes lo pagaré, solo ne-necesito más tiempo!
—Eso mismo dijiste el mes pasado, y en tu auto encontramos algunas pruebas de que ya tenías planeado irte de este anillo. Sabes que no damos prórrogas y aun así te la dimos, porque confiábamos en ti, pero parece que te gustó abusar de eso, intentaste jodernos ¿no es así?
El demonio trató de excusarse nuevamente, pero el sabueso ya había escuchado suficiente, él no estaba ahí para negociar, sino para ajustar cuentas.
—Al menos sabemos que podremos encontrar algo de valor en tu asqueroso cuerpo, para recuperar algo de lo que nos robaste.
El demonio trató de volver a hablar, pero no pudo más que soltar un grito de dolor cuando sintió las garras del sabueso clavarse por encima de su pelvis, sintió como éstas se deslizaban hacia arriba, desgarrando la piel con tanta facilidad como si fuese papel de regalo.
—Adiós, viejo colega. — le dijo Otis para después en un rápido movimiento desgarrar por completo la piel desde su ombligo hasta por debajo de sus costillas, dejándolo como una cortina rasguñada por un gato.
El demonio soltó un grito de dolor mientras se retorcía en sus propias ataduras, pero el castigo apenas acababa de comenzar. Unos "hilos" rojizos emergieron de la oscuridad detrás del sabueso, reptando hacia el demonio como gusanos entrando a su madriguera, ingresando por las profundas heridas de garra.
Los gritos se convirtieron en alaridos de dolor. El demonio sentía cómo esas cosas se movían por su interior y se adherían a sus órganos, succionando su líquido vital rojizo. A pesar de sus bruscos movimientos tratando inútilmente de zafarse de la silla y detener a esas criaturas, todo fue en vano. Poco a poco, sus fuerzas disminuían, sentía que le faltaba el aire, su vista se nublaba, hasta que finalmente dejó de moverse, al ocurrir esto los "hilos" se soltaron de aquel desdichado y regresaron a la oscuridad.
— ¿Cuánto recolectaste Mac?
El chico encapuchado salió de la oscuridad junto con una bolsa en la cual una de sus arterias estaba terminando de vaciar la sangre.
—Aproximadamente cinco litros y medio, "O" negativo, seguro que nos darán una buena paga por él.
—Excelente, ahora solo queda que llevemos el cuerpo a que le extraigan los órganos y habremos acabado. — habló con tono satisfecho.
Otis liberó el cuerpo de las ataduras, lo metió en una bolsa y ambos demonios abandonaron el lúgubre sótano. Mientras subían las escaleras hacia la sala, intentaron conversar sobre cosas triviales y sus planes para las vacaciones, pero fueron interrumpidos por un destello rojizo proveniente de dentro de la bolsa. Se miraron confundidos y, al llegar al marco de la puerta, Otis bajó la bolsa y la abrió. Mac la revisó y encontró al causante: un chip de tamaño mediano incrustado en el colon del cadáver. En la pantalla del chip, una luz roja comenzó a parpadear intensamente. La confusión de sus rostros dio paso a una expresión de alerta.
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"Corazones Sanados" -Un Fanfic de Helluva Boss-
FanficEsta historia empieza con un joven recién salido de la carrera de medicina que, durante la fiesta de graduación, recibe un fatídico disparo. Al despertar se percata de que ya no estaba en el salón de eventos, sino que en un callejón en nada más y na...