🌸🌸Cuando florecen los cerezos 🌸🌸

Alta del paciente

Habían pasado 3 meses de aquel fatídico día.

El sol de las 10 am empezaba a elevarse en aquella mañana de invierno. Dónde las malas noticias y las tristezas de los pacientes se mezclaban con el olor a cloro y pulcritud de las paredes beige que teñian el Hospital.

-Hijo de su puta madre-. Gritó Jin recorriendo la habitación vacía, donde se suponía estaría su hermano.

-! Princesa!. No digas eso. Es tambien tu mamá.- Le dijo el Dr. Namjoon a Jin mientras lo abrazaba para tratar de calmarlo.

-Tienes razón Nam. Entonces... Hijo de Mi puta perra madre-. Espeto Jin, mientras se liberaba del abrazo de su novio, dónde manotazos en el aire.

Nam suspiró agotado.

-Mira tranquilo. Vamos a ver las cámaras de seguridad. No te enojes mi princesa-. Le dijo a Jin tratando de consolarlo con una tierna mirada, al mismo tiempo que trataba de tomar nuevamente su mano. - En las cámaras se debe de ver hacia donde se fue-.

-Tienes razón Nam-. Dijo Jin tratando de respirar profundo y exhalando la rabia que sentía en su pecho acorralarse.
-Ademas ya estaba mucho mejor. Hoy era su alta-.

Jin le dió un besito en sus labios y salieron de la habitación rumbo a la estación de seguridad.

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No va a regresar. Maldito perro entiende. No va a regresar...

Decía Yoongi tirado en el suelo, con su espalda apoyada a la puerta principal de su departamento.
Don Goyo lo miraba incomprensible. Moviendo la cola.

Estúpido maldito perro.

Decía Yoongi mientras tiraba de su cabello largo con la mano derecha. El brazo izquierdo aún llevaba las vendas del hospital y le dolía de a madres cuando lo movía.

Las lágrimas rodaban por sus todavía más pálidas mejillas, debido a todos los días que había tenido que pasar internado en el hospital. Don Goyo lentamente caminó hacia él y se recostó a su lado, chillando bajito. Colocó el hocico en la pierna de su amo, y poco a poco, ambos, se quedaron dormidos con el corazón roto.

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Jimin. Hijo. Levántate. Ya nos dieron el alta- decía la señora Eva a un Jimin más respuesto. Aunque igual de flaco. Pero ahora tenía las mejillas otra vez sonrosadas. Y los labios de algodón de azúcar abultados.
-¿Cómo está mi paciente favorito?- Dijo Nam tocando la puerta abierta de la habitación y adentrándose.

Jimin le devolvió una enorme sonrisa que hacía ocultar sus ojitos avellana.

-Bien doc. Estoy tan agradecido con usted que no sé en cuántas vidas le voy a pagar esto-

-No digas eso pequeño. Para eso estamos. Solo cuídate mucho ¿Ok?-

Jimin asintió con la cabeza efusivamente. Lleno de felicidad. El universo le había dado una nueva oportunidad. Y quería vivir, Vivir. Sentía que su corazón latía con tanta fuerza que... Qué...

¿Por qué estoy tan triste?.

Ese pensamiento lo asombró. Desviando la mirada consternada hacia un punto fijo. Su mamá como si supiera lo que pensaba. Porque estamos de acuerdo que una mamá siempre sabe. Le dijo: - Estas bien. Estás vivo. Eso es lo que importa-.
Jimin la miró de nuevo a los ojos y sonrió.

Estoy vivo. Es lo que importa.

Se dice así mismo para tratar de convencerse.

El Dr. Namjoon les da las recetas médicas. Una vez más las mil y un recomendaciones de lo que debe Comer, Beber, Tener, hacer y no hacer para estar bien.

Madre e Hijo salen de la habitación rumbo a su casa.

Jimin coloca la pashmina en su pecho. Una bufanda. Y otra bufanda más, antes de salir a la calle. Su madre lo mira divertida como quien es cómplice de una travesura. Su padre ya los esperaba con el auto encendido. Jimin se sube a la parte de atrás y suspira profundo. El pecho se le encoje y se da cuenta que aún le duele una de las 32 puntadas que lleva en el pecho.

Estoy vivo. Es lo que importa...