El consultorio

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-Pinche Yoongi. ¿Qué vergas te pasa?. ¿Qué no sabes que el Señor Goyo tiene que comer, lo que le dió el doctor?- Gritaba un histérico Jin en medio de la salita de espera de su consultorio particular.

Jimin que venía entrando al consultorio abrió sus ojos como platos al oír a Jin que hablaba por celular. Nunca había visto a su cardiólogo tan enojado.

Rosita la asistente del Dr. Jin (bueno la neta la doña ya tenía como 60 años) le hizo señas que mejor se sentará y esperara. Jimin obedeció al ver cómo Jin continuaba gritando a la pantalla de su celular. Y sostuvo su pashmina contra su pechon aún sin dar crédito a la escena que veía.

Jin terminó por aventar el celular contra el sillón y gracias a Dios no se estrelló la pantalla de su Samsung. Se frotó la cara al grado de casi arrancarsela, diciendo- ¿Y ahora que chingados voy a hacer?- .

Para estas alturas Jimin trataba de escabullirse del consultorio al ver la situación tan tensa, pero al oír a Jin no pudo contenerse y su lado de "buen samaritano" le hizo mella.

-Doctor Jin.... ¿Está bien?-.

Jin se giró aún con las manos en la cara y al ver que Jimin escucho todo se puso como tomate.

-Yooo... Yooo.. tartamudeo. Pero bueno, no le quedaba opción más que confesarse. -Yo...ongi ese maldito hijo de puta. Mi pinche Hermanastro. No le ha dado de comer al señor Goyo. Y si sigue así me lo va a matar, es un estúpido. Tarado idiota. Waaa. Ya no lo soporto. - y se desplomó en el sillón.

Jimin lo miro de arriba abajo, realmente se veía muy frustrado

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Jimin lo miro de arriba abajo, realmente se veía muy frustrado.

-Bueno..yo..creo... ¿Quiere que le ayude?- dijo Jimin por fin, rascando su cabellito rosa.

-Ssiiiiiii. Mimi! ayúdame. Tienes que ir a darle de comer al señor Goyo y de ahí darle su paseo o su pancita volverá a estar mal. Por favor. Haz eso por mi. - dijo esto saltando hacia Jimin mientras tomaba sus manos.

Jimin solo pudo asentir con fuerza, ante la frustrante situación.

Que intenso es este doctor.

Se dijo así mismo y pronto se vio en un Uber rumbo a la dirección asignada por Jin.

Vamos Jimin. Cálmate. Solo es darle de comer al Señor Goyo

Se repetía una y otra vez. Tratando de mantenerse sereno. Y es que si El hermano o el papá del doctor Jin era igual de intensos que él... No sé imagina como reaccionarían ante un extraño como lo era Jimin en ese momento.

Pero....

¿Porqué estoy tan nervioso?

El recorrido duró menos de 15 minutos, cuando ya se encontraba frente a aquel edificio de departamentos. Los balcones llenos de plantas y algunos aún tenían puestas las luces de la época decembrina pasada.

Jimin miro las llaves en su mano con el llaverito de un unicornio. Suspiró profundo. ¿Porque su corazón se sentía tan emocionado y triste a la vez?. Como si hubiese añorado por años venir a este lugar.

Miro hacia la derecha e izquierda.
No reconoció la calle. Nunca había estado ahí antes pero le resultaba vagamente familiar. Volvió a respirar profundo, se acomoda el abrigo azul cielo. Alineó perfectamente la pashmina violeta que llevaba en el cuello y que caía sobre su playera blanca con rayitas negras. Y por fin, se encamino hacia las escaleras.

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