CAPÍTULO 04

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¥ Él ¥

Maratón 1/3

Esperar a que suceda un milagro, definitivamente a veces no era una de las mejores ideas. Pero en aquellas ocasiones dónde no tenías más opción podría valer, puede que la suerte esté de tu lado y funcione, y veas llegar a ti ese milagro.

No todos corríamos con la suerte, sin duda una bonita prueba de ello era yo. Me sucede con Dustin. Que durante estos últimos cinco días no había progresado nada, porque seguía reacio a contar alguna cosa que no supera de él.
Todos habían entablado conversación, incluso Bruno mostraba que se estaba adaptando un poco mejor al lugar, pues decía más palabras ahora, sin dejar de sonar indiferente.

Me desago de las cobijas que me cubrían con pereza para salir de la cama. Ya era un día más en el que Dustin siempre estaba atento a la entrada principal de la cabaña, como si estuviese esperando a alguien que ya había tardado mucho en llegar. No me esforcé en preguntarle, ya sabía que no iba a responder.

Me adentro al baño y tomo una ducha que no me toma más de diez minutos allí, o tal vez fueron más y no lo noté, no lo sé. Salgo de la habitación al terminar de vestirme y bajo las escaleras sin tanta preocupación para dirigirme a la cocina.
Al llegar medio sonrio al darme cuenta de que el desayuno ya estaba siendo preparado por Hanna. Me acerco bailando a su lado con una sonrisa que crece al ver que está por terminar y el exquisito olor cala hasta hacer mis tripas rugir en respuesta.

—¡Buenos días!—exclamé, más feliz de lo que imaginé.

—Buenos días—Se giró, sonriendo—¿Por qué tanta alegría?

Suspiré con dramatismo y solté una risita.

—Nada, nada. Solo que hace tiempo que no me despertaba encontrando el desayuno hecho ya. Olvidé lo bien que se sentía.

Soltó una leve risa corta, volviendo su vista a lo que hacía.

—¿Y Dustin? ¿Jamás lo hizo?—Preguntó y resople.

—¿Ese?—Bufé—Solo hacía algo así si me veía postrada en cama casi al morir.

Esta vez rio con más fuerza y más tiempo, sonreí por inercia, nuevamente, era reconfortante saber que la única chica en la cabaña no era yo. Hablar solo con Dustin de temas en específico porque habían temas en los que simplemente no respondía, no se le podría llamar conversación.

Me recargue sobre la encimera a un lado.

—¿Necesitas ayuda?—Pregunté luego de un rato al darme cuenta de que no lo había preguntado cuando llegué.

—No, tranquila—Negó y avanzó hacia la izquierda—. Mejor espera unos minutos para que me ayudes a llevarlo a la sala.

Asentí y continuamos hablando de temas irrelevantes como el clima en este lado en específico, y otras cosas más mientas terminaba de servir las tostadas y el tocino.

Terminamos de servir e hicimos lo posible por no regresar tantas veces a la cocina en busca de los platos. Llamamos a los chicos luego de aquello y se reunieron todos en la sala, cada uno sentado a extremos distintos, con excepción de Leo claro, ese inquilino se empeñaba en molestar a la pelirroja a como de lugar, así que terminó sentado sobre el sofá justo a su derecha, con una Hanna que se mostraba reacia a prestarle atención al chico.

Por Si Te Vuelvo A VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora