Por Si Te Vuelvo A Ver

CAPÍTULO 01

¥ ACERTIJO ¥

Nos llamaban Vistentt, a las personas como yo en este mundo.

Soy una especie de humana con un don, o como otros le llaman "poder sobrenatural". Las criaturas o seres de este disparejo gran bosque, podrían esconder su escencia real de los humanos, para poder pasar desapercibidos entre ellos, entrar a sus casas, mentes, corromper e irrumpir la paz que gobierna en aquellos lugares lejos de este apartado bosque. Y ése es mi trabajo, según lo que me ha contado Dustin, suelo ver con facilidad todo tipo de ser sin importar la esencia que tome para ocultar lo que es. Los que tenemos este tipo de "don" solo nacemos cada cierto tiempo en un extremo diferente del mundo, todos con la misión de combatir y destruir a un ser diferente. Nacemos, casi siempre, en el extremo exacto en que se encuentra el ser que podría ser una amenaza para esa parte de la humanidad. Éramos como sus guardianes, pero no llevábamos aquel nombre.

¿Cuál es el ser al que debo destruir? No lo sé, Dustin se niega a contarme todo de una vez. Solo dice fragmentos, muy pequeños que nisiquiera logro entender.

Mi vida no va más allá que las líneas que trazó Dustin para proteger la cabaña de aquellos seres chismosos en busca de aprovecharse de mi don.
Mis padres fueron el sacrificio viviente para otorgarme un poder que jamás pedí, y aún estoy considerando si en algún momento lo pediría. Cada ser que nace con este poder o don necesita de algún Demonio o Ángel para cuidarlo mientras crece, y durante toda la misión encargada. Nuestra esencia es quién elige si tener a un Demonio o a un Ángel, y estoy empezando a pensar que hice demasiadas maldades en mi otra vida para terminar con una esencia como esa, porque rara vez se decidía que tuvieses un demonio de guardián.

Me remuevo sobre la cama y hago las cobijas a un lado para ponerme de pie, me estiro con pesadez y avanzo a pasos lentos hasta el balcón. Al llegar, inhalo tan profundamente que casi me atraganto con mi propia saliva ¡Genial! Las películas y sus exageraciones.

«Anotar mentalmente no volverlo a hacer»

Apoyo mis brazos en el barandal y vuelvo a respirar con parsimonia, asegurando que esta vez no termine atragantandome hasta quedarme sin aire, o peor, sin un pulmón.

Observo tranquila la vista que me dan las alturas del mar frente a nosotros, lo precioso que está por el amanecer esparciendo sus primeros rayitos de sol. Detengo mi mirada justo en esa parte en especifica dónde está trazada la línea que sigue su curso para rodear la cabaña y gran parte del terreno, y más allá, está lo que por más que pasen los años jamás dejaré de ver cómo lo más extraño de todo este lugar; el bosque. Lleno de árboles tan altos que sería demasiado sencillo pasar por allí desapercibido hasta el final del camino.

Dejo que la suave brisa del amanecer acaricie mi piel suavemente, llevándose consigo todo de mí, y solo pienso, o tal vez no, pero estoy ahí.

¿Por qué a pesar de desear sentir algo tan humano como el amor y que la mayor parte de mí lo sea, no me hace sentir como tal?

Podría sonar algo estúpido pedir algo así, entre tantos deseos, quise pedir exactamente ese, cuando hay personas deseando ser todo menos ser ordinario. No sé que pensar de mí, y no sé que más hacer para cumplir con mi destino y aprovechar cada cosa de manera en la que encuentre algún motivo positivo que ver ahí.

Suspiro, a este paso, terminaré perdiendo la razón.

Pego un salto del susto al sentir unos brazos firmes rodearme en una abrazo desde atrás. Me paralizo, pero apenas el viento sopla sutilmente me relajo al saber de quién se trata por su suave, pero delicado aroma.